Miradas furtivas.

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La noche había llegado, las furgonetas estaban listas y cargadas, Negan mantenía a su lado a Carol, la sujetaba de la cintura, la besaba, le mordisqueaba el cuello su comportamiento no era sino más que el de un adolescente enamorado, con la cabeza y otras partes calientes, nadie se molestaba en observarlos, a excepción de Daryl quien no apartaba la vista de ellos, disfrazando los gestos con repulsivas muecas de dolor mientras sujetaba la cuerda de la ballesta una y otra vez usándola de pretexto absurdo.

Carol lo notaba pero hacia un esfuerzo por qué nada de eso fuera más haya, sentía que lo traicionaba y quizá lo hacía, con los ojos trataba de pedir una disculpa que Daryl ni siquiera le exigía pero que era necesaria para ella.

—Vendrás conmigo y con Daryl —dijo Negan a su mujer mientras apretaba su trasero por décima ocasión. —Abrió la puerta del conductor y se subió dejándola abajo, tuvo que caminar hasta el otro lado, frente a frente con Daryl quien la veía nerviosa y distraída, abrió la puerta del copiloto y la ayudo a subir de forma delicada y bajo la mirada escrutadora de Negan.

—No prefieres que vaya en la motocicleta, así tú y ella irán más cómodos. —Pronunció Daryl intentando parecer lo menos preocupado por ella, la verdad es que prefería ir a su lado pero solo quería disimular un poco.

—Claro que no —musitó Negan con su típico asentó y su risa burlona —no le importará —apretó la rodilla de Carol haciéndola saltar un poco en su lugar —vamos cariño recórrete hasta mi para que suba nuestro amigo.

Daryl atendió de inmediato, rozó la mano de Carol sin que nadie lo notara, solo ella y de inmediato sintió que el corazón le daba un vuelco, tenía tantas ganas de volverse a él y robarle un beso, sin embargo se concentró en el obscuro paisaje al frente y en la mano fría de Negan que recorría su muslo izquierdo cada que le venía en gana, ladeando la cabeza buscaba un consuelo en el calor de Daryl el que respondía de forma secreta haciendo lo mismo.

Los dos se veían molestos por el tarareo continuo de Negan de una melodía desquiciante  que solo a un psicopata le podría parecer agradable, él lo sabía de ante mano pero era lo que más le agradaba.

—Cuando estemos ahí no quiero que digas nada, permanecerás a mi lado, nosotros lo haremos todo.

—Que caso tiene entonces el que me hayas traído, no confías en mí capacidad, sabes bien que podría persuadir a cualquiera —respondió Carol alzando un poco la voz.

—No necesitaré de tu servicio ahora cariño, se lo dejaremos a Daryl, eres buena con la lengua lo sé de sobra —levantó la ceja dejando en claro que su comentario iba más haya del de usar las palabras. — Pero hoy no es tu día, quiero que veas de lo que es capaz mi mano derecha. —Ambos miraban a Daryl.

—Da la orden —dijo Daryl y Carol lo miro sin pestañear, él no supo cómo tomar aquella mirada.

-Lo ves es nuestro chico —Negan golpeó el volante efusivo.

—Es nuestro chico —repitió Carol —esta vez lo miro con dulzura, mientras intentaba reprimir un suspiro.

Había pasado horas pensando en él, en escabullirse a sus brazos de nuevo, pero esta vez para siempre, no dejarlo ir, nunca perderse el uno al otro, pero no podía seguir con esos pensamientos, ni mucho menos estando tan cerca del hombre al que más odiaba, ahora no notaba la diferencia entre su vida anterior y está al menos hasta que Daryl apareció y le devolvió el sentido a muchas cosas que ella ya no tomaba en cuenta y que creyó pérdidas para siempre, pero ahora aún estando en su situación, sentía que algo le había devuelto la esperanza. Como si pudiera leer su mente Daryl esbozó lo que pareció una ligera y furtiva sonrisa antes de que se detuvieran frente a el portón de la comunidad a la que llegaban.

Parecía que iban a invadir aquel territorio, había demasiados salvadores, quizá doblaban a los armados dentro de Hilltop, Negan estaba tan tranquilo como siempre con su amado bate sobre el hombro, la sonrisa sarcástica y un discurso bien preparado, sabía que ganarían, no sería más que pan comido.

Un dúo de golpes solo fueron necesarios para que las puertas se abrieran de par en par y los dejaran entrar sin poner objeción alguna, Negan bajo primero, cerró la puerta y no logro percatarse de que en el interior del vehículo su mano derecha y su mujer se tomaban de la mano de forma discreta antes de salir, un apretujón que decía más de lo que podían decir en ese momento, tomaron las armas y salieron.

La mujer de Negan .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora