Ayudame que yo te ayude.

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La sala se encontraba en calma, las mujeres la observaban como si fuera algún ser extraño, no sabía si aquello era bueno o malo, algunas se susurraban cosas al oído y es que nunca nadie se había atrevido a hacer aquello, era la falta que más temían cometer pero ella lo había hecho y la miraban con extrañeza, con miedo o tal vez desagrado, cada una conocía el castigo y no dudaban de que lo mereciera, algunas llevaban tantos años ahí que pensar en alguien más que no fuera Negan era como pecado mortal, estaban tan acostumbradas a aquella vida que cualquier cosa ajena les parecía inexistente, Carol las compadecía a pesar de no conocer ni a la mitad de ellas, las veía de vez en cuando pero jamás lograba entablar una conversación con alguna, era chicas difíciles de tratar, jóvenes, fáciles de impresionar y de persuadir, no como ella, que ya había vivido demasiadas cosas como para saber de qué se trataba aquello que le prometieron un día.

«Ese idiota pago por lo que te hizo» dijo Negan tomándola de la mano y ayudándola a ponerse de pie, Carol miraba el cráneo desgarrado del hombre que había sido su marido por varios años, había dejado de llorar después del primer golpe, solo pensaba «te lo mereces» cada que un trozo de su cabeza salía volando.

Entonces lo miro a los ojos, pudo notar en él lo aturdido que estaba, que enfermedad le permitía terminar así con la vida de alguien más, pero lo agradecía, Ed siempre fue una carga demasiado pesada para ella, estaba desgastada, lo suficientemente cansada como para dejarlo y seguir a cualquiera.

—Debo encontrar a mi hija —dijo Carol un segundo después —se perdió en el bosque y no puedo dejarla ahí.
—Te ayudaré —respondió  Negan de forma galante sacudiendo los restos de Ed de su amada Lucille —nosotros la buscaremos por ti —tomo el rostro pálido de Carol —pero mujer que te ha hecho ese imbecil, necesitas de mí —le sonrió —vamos querida tengo una propuesta que nos hará feliz a ambos...

La tomo de la mano y la llevo con él, desde ese día fue lo único que vio, Negan cada noche buscando el calor de sus piernas, el roce de sus labios, el latido de su corazón, se perdía en su cuerpo, Carol lo hacía, debía hacerlo, él se lo hizo creer así.

«Te he salvado, mis hombres están buscando a tu querida hija, me lo debes Carol»

Y ella cedía, cada día, cada noche a pesar de ver lo degenerado de su ser, de lo sucio y bastardo que era, a pesar de notar a todas las demás, ella se entregaba cada que a él se le daba la gana y pensó en alguna ocasión si sentía algo por él, sus emociones se confundían de vez en cuando, ahora mirándolas a todas, sabía que él se encargaba de hacerles creer eso, él les hacía creer que lo amaban.

Ella lo creyó quizá algún día, pero cuanto le duró aquello, fue solo un par de meses cuando notó que no había hecho nada por salvar a Sophia, fue después de darse cuenta que ella estaba atrapada, no tendría salida alguna, entonces se endureció y tomó fuerza, había nacido una mujer nueva que solo pensaba en salir de ahí, pero sabía muy bien también que era demasiado difícil, en algún momento le llegó la resignación, como a todas aquellas chicas, como a todos en el santuario.

Le acomodaba el cabello de forma delicada, Carol solo miraba su reflejo a través de un espejo incrustado en la pared, Negan la había mandado llamar deseaba que estuviera lista para lo que seguía, la joven a su lado no decía nada, parecía que se entendían demasiado bien como para hablarse; limpio sus heridas con suavidad, Carol no sentía el dolor si es que existía, pues el dolor en su interior era mucho más grande, solo pensaba en cómo poder terminar con su vida después de que Negan hiciera lo que tanto temía y si tendría el valor, debía tenerlo, no quería seguir adelante si no estaba Daryl a su lado.

—Te lo advertí —por fin soltó la joven sentándose a su lado —debiste hacerme caso y ahora los dos estarían tan tranquilos como siempre.

—Nunca estuvimos tranquilos Sherry por qué no logras entenderlo. —Se limpió el rostro.

—Con vida al menos —encendió un cigarrillo  —con verse de lejos a veces es suficiente, con saber que está vivo...es como una esperanza.

Carol jamás pensaría de aquella forma y ella lo sabía bien.

—Ayúdame a verlo aunque sea por una vez...una última vez, no tienes que hacer nada, solo dime en dónde lo tiene iré yo sola a buscarlo.

La miro con tristeza, de verdad quería ayudarla, pero como si el miedo era tan grande.

—Solo déjame decirle que lo amo, que cuidaré de nuestro hijo...

Sherry abrió los ojos, la miro fijamente queriendo no mal interpretar aquello que había escuchado. —Cómo...

—Estoy embarazada y quiero que Daryl sepa que será padre —repitió Carol llena de seguridad en sus palabras.

—Estás mintiendo cierto, jamás harías aquello es como un suicidio.

—Crees que quería que sucediera —se alteró un poco —crees que me gustaría traer a este mundo a alguien, pero ocurrió y sabes muy bien que no es de Negan.

Ambas mujeres se miraban, las ideas rodeaban sus mentes,Sherry sabía de qué hablaba, y se sentía comprometida con aquello, sabía muy bien que de llegar a ser cierto el pequeño en el vientre de Carol no tendría un buen futuro y mucho menos si el padre era aquel al que Negan mataría muy pronto, las cosas en su mente le daban vueltas.

—Te ayudaré a salir de aquí —dijo Sherry no tan Segura de sus palabras, le guardaba un cariño especial a Carol, ella había sido una buena amiga a pesar de todo lo que les rodeaba, era la única persona en la que confiaba. —Quieres verlo...

Sherry abrió la puerta, las dos salieron sigilosas aún con las miradas de las demás.

La mujer de Negan .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora