La mujer de Negan.

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La furgoneta se detuvo, los hombres se arrodillaron como si pidieran permiso de proseguir en sus acciones y lo hacían.

Hasta ese día no había visto al grupo de mujeres que trabajaban también en ese lugar, las encargadas de los suministros trabajaban hacia la izquierda, mientras las encargadas de las armas lo hacían a la derecha, al centro con una mano sobre la cadera una mujer de cabello corto parecía dar órdenes a las demás, Daryl se encontró con su mirada, profunda de ojos azules, ella desvío los ojos de inmediato y de forma quizá inconsciente se llevó la mano al cuchillo que colgaba de su cinturón y comenzó a acariciarlo lentamente, la mente de Daryl se perdió en aquel movimiento suave de su mano muy cerca del muslo, lo dejo ir cuando pasó el rifle a manos de otra de las chicas.

—Si la miras así te ganaras un castigo —le musitó muy quedamente —ella es la mujer de Negan. —Tomo el rifle y se retiró.

Daryl repaso de nuevo las palabras «la mujer de Negan» un golpe repentino en el pecho pareció acelerarlo, aquella mujer volvió de nuevo la vista hacia él, era hermosa y no solo eso, podía notar algo en ella que le atraía, algo que no alcanzaba a describir en aquel momento.
No titubeaba al hablar, casi podía sentir como lo golpeaba con cada palabra que salía de su boca y sin embargo noto una extraña dulzura en su rostro, de mejillas rosadas, La vio desaparecer detrás de la puerta principal, pasó la tarde pensando en ella, de alguna manera se le había metido a la cabeza y no dejaba de buscar una buena razón para que quisiera estar con un tipo como el psicopata aquel al que había visto destrozar el cráneo de alguien sin ningún remordimiento, que estaría pasando entre ellos, y si fuera ella la forma más sencilla de acabar con Negan.

Las ideas giraban en su mente mientras caminaba directo a la cocina con un cajón lleno de carne.

—Deja eso sobre la mesa —la voz a sus espaldas le puso sobre aviso. —Puedes irte supongo que tienes otras cosas que hacer.

Daryl volteo aún con el cajón en las manos, la sangre del animal muerto comenzaba a escurrirse entre sus dedos.
La vio, estaba frente a él, aún con la pose de firmeza, sin siquiera parpadear, la boca se torcía un poco a la izquierda, logrando formar un hoyuelo en su mejilla.

—No me escuchaste —dio un paso hacia él y le tiro con fuerza el cajón dejándolo sorprendido —debes ser el nuevo — dejó caer la carne sobre la mesa que se desparramó por todas partes. —No dirás algo, acaso te impresione —le sonrió de forma coqueta y por primera vez Daryl sintió como el rostro se le llenaba de sangre caliente.

—Impresionarme —se limpió las manos sobre el pantalón —quizá, jamás vi a una mujer tomar de esa manera su alimento.
—Te equivocas —tomo una pequeña hacha —esto no es para mí, es para ustedes —hizo un fuerte corte sobre lo que parecía ser el lomo del animal —no como esto, me parece repugnante.
—Entonces te morirías si supieras lo que yo e sido capaz de comer —comenzaba a sentirse más cómodo —los manjares de la naturaleza.
—Claro —dijo de forma sarcástica —piensas que te creeré —bufo— aunque en estos tiempos todo podría ser posible. —Se limpió las manos en un paño que se encontraba cerca —soy Carol. —Le extendió la mano.
—Daryl —correspondió al saludo. Se quedaron unidos por unos segundos, los ojos se fijaron bien en los del otro.
—Vete —le dijo —ve a hacer lo que sea que hagas.

Daryl salió sin decirle nada más aquel saludo lo había puesto incomodo, por qué sinceramente no alcanzaba a definir lo que le había hecho sentir.
No quiso comer ese día, se quedó en su habitación toda la tarde.

No pasaron ni dos meses cuando logró estar más cerca de Negan, quien lo había nombrado su aprendiz, el mejor, capaz de poder tomar su lugar cuando él quisiera o tuviera que dejarlo a cargo y Daryl lo hacía, no por qué lo disfrutara, sino porque le gustaba ver a Negan regodearse con sus actos, pensaba en el día en que que le abriera el cráneo en dos, en el día en que pudiera salir de ahí, aunque otro pensamiento le quemaba por dentro, algo que quería evitar a como diera lugar.

De vez en cuando la veía, mientras realizaba las tareas que le asignaban, aveces sus ojos se encontraban, era cuando el interior de Daryl giraba y le daba problemas, debía alejarse de las posibles distracciones, pero la necesidad de ella era más grande cada día.

—Te he dicho que no saldrás —escucho gritar a Negan cuando caminaba hacia su habitación —si se me place tirarme a otra sabes que lo haré, no me detendré ante una perra como tú —agitaba a Carol de los brazos, quiso acercarse pero dudo un instante antes de que viera como la arrojaba al suelo y se marchaba.

Carol golpeó el suelo con los puños, Daryl corrió hasta ella.

—Suéltame puedo sola —se levantaba muy despacio.
—Porqué  lo permitiste —era ahora él quien la sujetaba del brazo —vi lo que pasó acaso siempre es así.
—Eso no te importa —bajo la guardia —no debería de importarte, es peligroso que estés aquí. Dio un paso atrás, Daryl alcanzó a notar un golpe sobre su mejilla, la veía vulnerable, la mujer que daba órdenes, la carnicera en la cocina, había desaparecido y ahora le daba el paso a una mujer frágil de aspecto inocente.
—Solo quiero saber si estás bien —le levantó el rostro que intentaba esconder. —Te golpea.
—No es nuevo —sonrío —nada de esto es nuevo para mí.
—A que te refieres.
—Olvídalo quieres —intentaba esconder su dolor tanto como sus golpes —me irá a buscar, será mejor que me vaya.

Dio media vuelta y lo dejó solo, Daryl no dejó de mirarla hasta que desapareció de su vista, él podría soportar cualquier cosa, pero nunca que dañaran a una mujer y menos a ella que parecía haberle robado más que un par de suspiros nocturnos.

Una razón más para cobrarle muy caro a Negan.

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