Soy Negan.

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En el garaje apartado, casi escondida tras un grupo de escombros logró distinguirla, la motocicleta que algún día su hermano le había negado, la reclamo como su herencia y la hecho andar, ahora nadie podría detenerlo, iría por el bastardo que lo había dejado sin familia, con la ballesta al hombro salió a la carretera, no estaba seguro de que rumbo seguir, solo conducía, esperando que algo le diera una señal, como había sucedido con el muro esa misma tarde.

Entre los árboles, pasando sobre los caminantes que lo acorralaban, no tenía miedo, se sentía más fuerte que nunca, capas de acabar con una horda por el mismo. Pasó cerca de Alexandria, simplemente siguió sin detenerse, ya volvería cuando hubiera matado a todos los salvadores.

Fueron dos días completos de andar sin rumbo, sin la señal que ansiaba cuando el sonido de un arma al cargarse le tomó por sorpresa, un hombre rubio con el cabello a los hombros le apuntaba sin parpadear, su respiración se agitó, pues la ballesta se encontraba a una modesta distancia de su mano, y su cuchillo sin duda se quedaría corto si el hombre disparaba. Se quedó inmóvil, sin decir palabra, solo esperando el momento de poder tomar su arma.

—Quién eres tú y que haces aquí. —Le dijo aquel hombre con una voz nerviosa, Daryl se negó a responder. —Te pregunte algo, responde o te lleno de plomo.
—Daryl —repuso levantando la mirada, fue cuando notó su rostro, una marca enorme le cubría la mitad de la cara, desvío la vista discretamente.
—Qué es lo que buscas, estás solo.
—Lo estoy —respondió recordando su miseria. —quién eres tú
—Eso no te importa —miro la motocicleta y el arma. —Eso es tuyo —señaló con la mirada. Daryl afirmó con la cabeza, pensaba en arriesgarse, se sabia ágil lo podría lograr. —Me gusta —dio un paso hacia la moto, fue el momento indicado, se lanzó hasta la ballesta y la cargo rápidamente para apuntarla de inmediato a la cabeza de aquel hombre, ahora los dos mantenían las armas arriba, desafiándose uno al otro.
—No tiene que acabar así— hablo Daryl sin titubear— estoy buscando un grupo, mi hermano viaja con ellos, solo quiero encontrarlo, pero si te interpones en mi camino no dudaré y jalare del gatillo.
El hombre enclenque parecía temblar, el arma de pronto le pesaba demasiado y comenzaba a cansarle. —Tendrás que venir conmigo, quizá te podamos ayudar.
—No —siguió Daryl sin dar marcha atrás, jalaría del gatillo en cualquier momento.
—Podria ayudarte, los salvadores, tal vez sepan  algo. —Se mostró cada vez más nervioso.

Al escuchar aquellas palabras su mente se despejó, lo había conseguido, llegaría a aquel grupo más rápido de lo que creía.

—Los salvadores —repitió mientras bajaba el arma. —Es tu grupo, perteneces a los salvadores.
El hombre de la cicatriz afirmó suavemente —el santuario está cerca da gracias de que te encontré yo de otro modo ya estarías muerto.

Empezaron a caminar Daryl no se separaba de su arma, aunque pensaba en que debía mostrarse confiable, aquel hombre no parecía del tipo líder, alguien más debía estar detrás de él. Trató de portarse lo más amable que se permitía ser.

—No me has dicho tú nombre —le preguntó en un intento de parecer relajado y amistoso.
—Dwight  —respondió sin ganas, contemplando la bella motocicleta. —Hace mucho que la tienes.
—No tanto, era de mi hermano.

Recordó cuando Merle salía de la casa de su padre montándola, a veces no lo veía en semanas y recordaba que el rugir del motor lo alegraba demasiado cada que se escuchaba llegar. Merle no había sido el mejor hermano, pero sin duda lo hachaba demasiado de menos. «Un par de semanas hermanito» «volveré por ti niñita» recordaba sus palabras de años atrás, no sabia si sonreír o mandarlo de nuevo a la mierda por haberlo dejado solo tanto tiempo.

—Oye escuchaste lo que te dije —Dwight le hablaba —no lo mires a los ojos o creerá que lo estás retando, has lo que te diga y saldrás ganando, de lo contrario mejor despídete de este mundo.

Llegaron a un edificio custodiado por hombres armados, Daryl no creyó jamás que pudieran ser tantos, sin embargo lo eran, bromeaban con su acompañante al pasar, mirando con desprecio al nuevo.
En el estacionamiento se encontraban un par de furgonetas de reparto y varias motocicletas en donde aunque no lo deseaba Daryl tuvo que dejar la suya, casi se arrepiente al hacerlo pero tenía que ser así si quería conocer al líder.

—Ese tipo no pasará con eso Dwight —le señaló la ballesta de Daryl, quien torció la boca y le retó con los ojos.
—No la dejare —dejó escuchar su voz y algunos miembros se acercaron.
—Solo dile que lo encontré en el bosque busca a su hermano, quizá le sirva —concluyó Dwight. El hombre que custodiaba la puerta entro, después de cinco minutos les pidió salir, debían recibir a "él jefe" como era debido.

Dwight y Daryl salieron de nuevo, los hombres armados los rodearon cuando por la puerta doble un hombre alto de aspecto fresco salía dando pasos marcados, la chaqueta de cuero brillaba bajo las luces. Daryl miró a su alrededor, todos los custodios se encontraban de rodillas, reverenciando al tipo aquel, no fue difícil averiguarlo, a quien veía acercarse, él había sido el asesino de su hermano.

«No lo mires directo a los ojos» «que no se entere a que has venido» pensaba Daryl cuando lo tuvo de frente. El hombre lo escrutaba de arriba abajo con una sonrisa psicopata en el rostro, en la mano izquierda llevaba un bate de béisbol aunque noto que en la punta una serie de alambre de púas le adornaba casi oxidada o al menos fue lo que alcanzó a notar.
Daryl bajo el rostro al tenerlo de frente completamente.

—Así que buscas a tu hermano —hablo frente a él —que te hace creer que está aquí.
—No lo sé, lo perdí hace tiempo solo buscaba por el bosque, no sé si está aquí o en alguna otra parte. —Lo miraba con sigilo.
—Pues bien dime el nombre de tu hermano quizá lo conozca — agito en el aire el bat.
—Merle —intentó relajarse un poco —Merle Dixon.
—No —volvió a batear en el aire —no lo conozco — sus miradas se encontraron en ese momento. —Tú quién eres.
—Daryl, Dixon.
—Viajabas en eso —miro la moto, Daryl afirmó con un gesto —y eso es tuyo — hizo alusión a la ballesta.
—Bien Daryl Dixon no conozco a tu hermano, pero creo que puedo hacer algo más por ti — dejo el bate en manos de un hombre de mostacho. —Te voy a permitir que pertenezcas a nuestro grupo, sabes nosotros nos encargamos de dar paz a este nuevo mundo —hablaba con sarcasmo —somos sus héroes, tú tendrás esa oportunidad —se acercó a él — ahora solo dame eso — se mantenía firme delante de Daryl.

Tenía que aceptar aquello si quería terminarlo en algún momento, puesto que ese no lo era, todos le apuntaban, dudaban de él, era mas que obvio que perdería la vida antes de vengar a su hermano, tenía que jugar su juego si quería ganar.

Tomo la ballesta y la paso a sus manos.

—Soy Negan y a partir de hoy, tu también lo eres.

La mujer de Negan .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora