Prefacio

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En varios de sus sueños, unos ojos del color de la sangre lo miran como si se trataran de un par de dagas queriendo atravesar su ser; como si con el brillante color carmesí que irradian pudieran ver más allá de él; como si pudieran ser capaces de escudriñar su alma, de indagar en su corazón y de palpar su miedo.

Ese temor que se transforma en lujuria cuando unos labios parecidos al rubí se posan en su cuello y un insoportable calor le llena el cuerpo, haciendo fluir su propio tibio líquido a través de su delgada piel mientras unas frías manos lo contienen con vigor, obligándolo a dejar de respirar.

Y es ahí cuando todo se detiene; todo se esfuma y logra olvidar la fantasía, pero suspira cuando desea recordar aquello, porque la sensación no ha sido capaz de abandonar su cuerpo, aun cuando ya ha despertado.

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«Durante la Inquisición se consiguió decrecer el número de vampiros en Europa. Éstos, viendo la supervivencia de su especie más que amenazada, decidieron esconderse y pasar inadvertidos, como cualquier otro ser humano...»


—¿Qué es esto? —inquiere Myung Soo con una mueca de burla y fastidio al comenzar a leer el documento.

Sung Jong lo mira con los ojos entrecerrados, recordando el día en que ese 'mocoso' llegó al periódico y anunció que se haría cargo debido a la enfermedad de su padre, hace casi seis meses.

—Mi artículo para la siguiente edición.

—¿Acaso se trata de un cuento?

—Si lo leyeras completo...

—Escucha, Lee. Gasté una fortuna en el equipo fotográfico que, según tú, necesitabas para tus reportajes, ¡y me sales con esta basura! ¡Te pago para que vayas a la calle a traer notas reales y fotografías que podamos incluir en el periódico! ¡Estos son sólo cuentos para niños! ¡¿Entendiste?!

—Sí, pero, Myung Soo, si tan sólo...

—¡Es la última oportunidad que te doy para que hagas bien tu trabajo, o tendrás que buscar otro empleo el lunes! Y soy el 'señor Kim', ¡recuérdalo!

—Sí... señor Kim.

Con el ceño fruncido y su semblante malhumorado, Myung Soo toma todas las hojas que le ha dado Sung Jong y las introduce en el triturador. El muchacho suspira en silencio, intentando no hacer un gesto de desagrado, y entonces rememora las incontables ocasiones que su 'jefe' ha hecho lo mismo cuando sus investigaciones no lo convencen; las cuales han sido muchas en realidad.

Y es que al joven reportero de veintiséis años le apasionan los relatos misteriosos. Cuando era tan sólo un pequeño niño, pensó muchas veces en escribir una inmensa cantidad de libros. Soñó con que llenaría hojas y hojas de fantásticas ideas; de grandes historias. Deseó ser un famoso escritor, de esos que dan autógrafos en las enormes librerías del centro, pero la realidad es que su sueño se ha truncado. Y ahora está ahí, trabajando en uno de los periódicos menos vendidos de la cuidad, mientras trata de sobrevivir con el miserable sueldo base que recibe, aunque, no le ha quedado de otra puesto que, sus padres fallecieron un par de años atrás y la vida no le ha sonreído ante la adversidad, como alguna vez le dijo su madre.

Suspirando de nueva cuenta, Sung Jong le echa una última mirada cargada de recelo a Myung Soo, quien yace revisando más documentos en su viejo escritorio de madera oscura, al mismo tiempo que mensajea en su nuevo móvil de gama alta, y entonces se da la vuelta para salir de la oficina, procurando no azotar la puerta, aunque ganas no le faltaron.

Sangre | GyuWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora