Desilusión I

12-. Discusión.

Son las dos de la madrugada y aún no puedo conciliar el sueño.
Mi cabeza esta hecha un lío.

Siento que estoy en un laberinto, pero un laberinto sin salida.

Rebeca cambió mi vida, no estoy seguro si de una buena manera, o quizás mala. Ya que siempre me confunde, no sé cual es su propósito, ni tampoco sé como es ella de verdad. 
Un día es tierna, la persona más dulce que puede existir... en algunos casos, y otro día puede ser la persona mas cruel, ruin, y egoísta del universo. No sé si las drogas la tendrán así, o quiere aparentar, o es mitómana, o tiene doble vida, o que se yo. Nada encaja.

Mi teléfono vibró. ¿A esta hora...? Lo tomé y lo desbloqueé. Cerrando un poco los ojos por la luz. era un mensaje, lo abrí, y me sorprendí al ver que era de Ariana.

― ¿Aún despierto?― miré a mi alrededor involuntariamente.

― ¿Cómo lo sabes?― le respondí sorprendido.

― Intuición...😇 ¿Estás bien...?―

― Sip. ¿Por qué la pregunta?

― Bueno... porque eres una de las personas mas buenas para dormir que conozco. No es normal que estés despierto a esta hora.  😂😂

― Que bien me conoces... 

― ¿Estás solo?

― Si ― respondí obvio.― ¿Con quién voy a estar?

― No sé... puedes estar con Rebeca. Supongo que se arreglaron, o algo así.

― ¿Cómo lo sabes...?― creo que me estoy asustando.

― Intuición. 😇

― ¡¿Intuición?!😶

― Ajá... no lo entenderías.

― Claro que sí, al menos lo intentaría.😐

― Olvídalo. Yo tampoco puedo dormir.🙂

― No me digas...

― ¿Te parece si vienes? ¿O si voy a tu casa...?

― Siempre me sorprendes...😄 Lo que tu quieras.

― Bien. Entonces asómate por la ventana, estoy abajo.😜😛  ― abrí mucho mis ojos al leer ese mensaje.

― ¿Es una broma?😱

― No. Asómate.― encendí la lámpara que estaba junto a mí. Me paré y me asomé por la ventana, no había nada.

― No hay nada.☹

― ¿En serio te asomaste? 😂😂😂 

― Si...― golpeé mi cabeza con mi mano. Que idiota. Aún así reí por la estupidez en la que acabo de caer.

― ¡No jodas! Eres muy gracioso Daniel. Voy en camino.

― Pero es muy tarde...

― Claro que es tarde. Voy en taxi.  

Dejé mi móvil a un lado, y busqué algo para vestirme, hasta que me di cuenta de lo que traía puesto: ropa. 
En pocas palabras, no me hice nada. 
Me recosté en mi cama para esperar a Ariana. Al menos en parte de mi cama, porque Dallas dormía como un rey.

Minutos después escuché la puerta. Ariana, por supuesto.

Bajé las escaleras y fui a abrir la puerta.