Desilusión I

23-.Mensajes

Ariana

Salí de mi cama muerta de frío. Daniel estaba envuelto con las sábanas de mi cama, casi desnudo. 
Se ve muy tierno cuando duerme.
Una excelente vista por supuesto.  

Saqué mi celular y le tomé una foto.
Creo que dormiré con ésta foto bajo la almohada.

Tomé la camisa que era de Daniel,  me la puse, y volví a acostarme junto a él. Me acosté de lado, me acerqué un poco más a él sin despertarlo y me quedé mirándolo, podría hacerlo todo el día mientras recuerdo todo lo que me dijo dos horas antes. Casi me derretí cuando dijo que me quería, y ahora que lo pienso yo no se lo dije, no porque no lo quiera, si no que no se como decirlo. Digamos que ya tuve una mala experiencia amorosa, y sé que no se va a repetir, mucho menos con Daniel, que es todo lo contrario a Jace.

Maldito Jace.

Daniel me dejó claro que me quiere, y yo estoy segura de que me gusta mucho, pero no nos veo en un futuro. Si es que tenemos uno.

Miré la hora, es un poco más de medianoche, y se me fue el sueño. Sebastián salió a quien sabe qué, y mi mamá salió a comer con una amiga, o al menos eso escribió en una nota que pegó en el refrigerador.

Como no tengo ni una pizca de sueño, me levanté para prepararme algo de comer. Me aseguré de que Daniel estuviera tapado con las sábanas y mantas para que no se despertara por el frío.

Me puse mi pantalón de pijama de polar negro para bajar, pero antes de salir de mi habitación, un teléfono sonó y no era el mío, era el celular de Daniel. Debe ser un mensaje.

Volvió a sonar.

Un mensaje de alguien muy insistente. Seguramente es mi hermano.

Volvió a sonar.

Me está enfermando de la curiosidad. ¿Y si es Alice?

Y si lo fuera, no quiero saberlo.

Que mentira más grande, claro que me gustaría saberlo.

Juro que no revisaré nada, sólo lo dejaré en silencio para que no despierte.

Me acerqué a mi escritorio, en donde estaba el teléfono. Lo tomé, bajé la barra de notificaciones y antes de ponerlo en silencio mi estúpida mente me traicionó y leí los mensajes.
Era ella.

RE-BE-CA

La maldita no se digna a dejarlo en paz. 

Dejé el teléfono en silencio e intenté desbloquearlo, pero estaba boqueado con patrón.

Madita sea. Intenté hacer todo tipo de formas, esperé como quince minutos y después intenté el abecedario casi completo, hasta que la ''j'' funcionó. ¿Por qué una ''j''? No quiero saberlo ahora.
abrí los mensajes de Rebeca.

 Hola 
❤❣❤
¿Cómo estás?

NO LA SOPORTOOOOOOO.
IMAGÍNENSE QUE EL MENSAJE NI SIQUIERA ERA PARA MÍ.

LO PEOR ES QUE NO ME MOLESTA EL CORAZÓN. LO QUE ME MOLESTA ES QUE TENGA LA POCA DIGNIDAD DE ENVIARLE UN MENSAJE.

Ya me relajé un poco.

Borré los mensajes junto con el chat y con la mayor tranquilidad que encontré dejé el celular donde estaba.
Decidida salí de mi habitación pero me devolví, al escuchar el teléfono vibrar. Es que no puedo evitarlo, no creo que alguien pueda entender como me enoja que esa mujer siga detrás de Daniel.

Tomé el teléfono otra vez para mirar que le escribió.

Estoy afuera. Ábreme. ;)

¿A qué se refiere con ábreme? Espero que se refiera a la estúpida puerta y no a sus piernas.