18-. Voy a matarte.

267 11 0
                                    

Tenía que poner ese perro

Creo que ha sido lo mejor de mi vida.
Miré a Ariana, estaba en ropa interior, y dormía dándome la espalda.
Me acerqué un poco a ella, acomodándome para seguir durmiendo junto a ella. Aunque teniéndola tan cerca dudo que pueda dormir, sólo tendría que conformarme con verla mientras duerme, pero no me quejo.

Jugué un poco con su cabello rubio. Debería levantarme y preparar algo de comer para Ariana.
Que flojera, iré en unos minutos.
Me estiré en la cama, sin despertar a Ariana obviamente, y tomé mi teléfono.
Son casi las nueve de la noche, dormimos mas de cinco horas, y lo mejor es que dormí de maravilla. Miré a Ariana otra vez antes de levantarme. Salí de mi cama y dejé mi celular sobre mí escritorio, hasta que me acordé que tenía un perro... Espero que siga vivo.

Lavé mi cara y mis dientes y salí de mi habitación silenciosamente, bajé las escaleras y pude ver a mi perro mirándome desde el sillón, prácticamente en la oscuridad.

Caminé hasta la cocina y le llené el plato con comida, y cambié su agua. Me iba a acercar a Dallas para acariciarlo, pero prefirió la comida que le dejé antes que mi cariño y afecto. Estúpido perro.

A las nueve y media de la noche terminé de hacer dos jugos naturales y dos sándwich. Lo dejé todo en una bandeja y lo llevé al segundo piso en donde me imagino que Ariana sigue durmiendo.

Dejé la bandeja en la mesita de noche y antes de que pudiera despertarla mi teléfono sonó ruidosamente. Ariana se revolcó en mi cama reclamando por el ruido, como no si el teléfono estaba debajo de su almohada, algo totalmente ilógico ya que mi teléfono lo dejé en mi escritorio.
Saqué mi celular de la cama y contesté.

— ¿Daniel?

— Con él.— dije divertido.

— ¿Estas ocupado?

— Nope. ¿Pasa algo?

— Abre la puerta, estoy afuera.

— Ok...— colgué.

Creo que sonreí nervioso. Sebastián va a matarme si ve a su hermana en MI cama en ROPA INTERIOR.

Corrí a mi armario y saqué un pantalón. Me coloqué el jeans y bajé para abrirle sólo con pantalón y no en ropa interior.

Respiré antes de abrir la puerta y sonreírle nerviosamente.

— Que sorpresa.— dije sonriendo.

— Eres un exhibicionista.

— Que exagerado eres. Sólo estaba durmiendo y me coloqué lo primero que encontré.

— Lo que tú digas.

Sebastián entró y cerré la puerta. Se sentó en uno de los sillones y yo me acosté en el sofá más largo. Espero que Ariana siga durmiendo.

— ¿A que se debe tu visita?

— ¿Te acuerdas de la chica de mi clase?— asentí— La invité a salir.

— ¿Y...?

— Aceptó.— hice una mueca de sorprendido, él rió.

— ¿Cuándo van a salir?

— Ya salimos, dos veces.

— Impactado. ¿Y cómo te fue?

— Bien, creo. Me habló de su familia, que a mí parecer está completamente loca. La mayoría son mujeres y tienen nombres de colores y flores— dijo riendo.— Su nombre es Celeste, sus hermanas Violeta y Rosa. Nunca le pondría a mis hijas así.— me reí.

Desilusión IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora