Capítulo 4 ☺

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Capítulo 4 ☺

—Necesitas practicar el uppercut— aconsejó Marcus mientras me ayudaba a poner los guantes rojos— Si lo dominas, te aseguro que ganarás de nuevo este año, Marine.

Mi entrenador asintió firmemente, se veía convencido y no podía decepcionarlo. Debía entrenar en mis tiempos libres hasta quedar exhausta si quería volver a ganar.

—De acuerdo, sólo dime qué hacer.

—La primera pelea será en tres semanas aquí mismo contra una chica de la universidad Baltimore— informó mientras yo escuchaba atentamente—. Puedes venir cuando quieras a entrenar, ya sabes qué hacer.

Asentí.

—¿Ha ganado?— Marcus me miró confundido— La chica, ¿ha ganado algo alguna vez?

—Sí, tiene dos cinturones de años pasados, es un poco mayor que tú y pesa unos kilos más… ¿Crees que podrás con ella?

Apreté los puños con fuerza dentro de los guantes.

—Sí, lo controlaré— contesté segura de mí misma.

Unos minutos después, me encontraba tirando uppercuts a un maniquí de goma que se balanceaba fácilmente.

No era gran cosa.

Un uppercut consistía en lanzar un golpe hacia la barbilla de mi oponente por debajo, pero mi brazo simplemente se negaba a hacerlo correctamente.

Los demás estaban dispersos en el gimnasio golpeando sacos, saltando cuerdas, trotando o practicando en el ring simplemente.

Marcus inspeccionaba mis golpes a un lado del maniquí.

Tenía el ceño fruncido, haciendo que algunas arruguitas se le marcaran en la frente y alrededor de los ojos.

Nunca le había preguntado su edad, por supuesto, no iba a hacer una estupidez,  pero calculaba que tenía unos ¿cuarenta años? Pocos más, pocos menos.

—Debes hacer fuerza en el brazo, Marine, ¡controla el golpe! ¡Vamos, tú puedes!

Asentí, apretando la mandíbula.

Era algo contradictoria conmigo misma, ya que me desesperaba que me presionaran para algo, pero finalmente la presión era lo que me inspiraba a seguir. A veces, ni siquiera yo misma me entendía del todo.

Hice fuerza, como dijo Marcus.

Me dio un poco de calor enseguida, por lo que dejé la chamarra a un lado, usando sólo un top rojo que dejaba ver mi vientre.

Seguí intentando hacer un maldito uppercut.

Por fin había logrado concentrarme cuando escuché una terrible voz.

—¡Marcus!

¿Otra vez él? ¡No, por favor!

«Vamos, Marine, continúa concentrándote», me dije a mí misma.

Finalmente, Nicholas era sólo otro chico inmaduro e inútil como todos los demás en la universidad; la única diferencia era que él no me tenía miedo pero eso no iba a cambiar las cosas. Yo no debía tratarlo diferente a como trataba a todos los otros chicos en la universidad.

Me iba a ser indiferente.

Sí, sí, eso.

Sacudí la cabeza y me concentré en la fuerza de mis brazos, tirando uppercuts, como si no hubiera escuchado nada.

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