Capítulo 29 ☺

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Capítulo 29 ☺

Nick se volvió hacia mí, con una sonrisita.

—¡Déjame adivinar! Te quisiste vengar de mí por haberte hecho una pequeña broma de ayer, pero te salió mal debido a la mala suerte que te cargas la mayoría del tiempo y ahora somos un par de ladrones en un supermercado— adivinó a la perfección.

¿Acaso era vidente o yo era muy predecible?

Joder, joder, joder.

—Yo no hice tal cosa— le respondí a la defensiva.

Esto no había salido en absoluto como lo había planeado y lo peor era que Nick sí tenía razón y debía aceptarlo: cargaba con la peor suerte de todas.

El guardia nos seguía observando fijamente y se le podían ver los ojos brillosos de emoción. Seguramente era la primera vez que atrapaba a dos ladronzuelos entre tanta gente que había acosado durante su trabajo en este supermercado. Comprendía que se emocionara aunque me preocupaba más que iríamos a la cárcel de Miami por una broma mal planeada por mí.

«Serás imbécil Marine Hollander», pensé.

—¿Jason? Sí, tengo aquí a dos chicos que intentaron robar algo— informó el guardia por el micrófono en su manga.

Estaba distraída pensando en lo tarugada que acababa de hacer cuando me encontré con Nick haciendo gestos, intentando llamar mi atención.

Levanté un poco la barbilla, para que lo repitiera.

Él ladeó levemente la cabeza hacia las puertas y movió los dedos índice y corazón de la mano derecha, indicando que corriéramos.

Abrí los ojos como platos para después negar discretamente con la cabeza, un poco asustada. No iba a huir porque yo no era una ladrona.

—Sí, seguro, los llevaré ahí entonces— siguió hablando el guardia en su micrófono— Sí. Es una chica morena y un chico con el cabello chino.

Nick frunció el ceño.

Estaba claro que Nick no tenía en absoluto nada de «chino» y no le agradaba que lo llamaran así. Aun así, Nick siguió haciendo señas para huir y articuló con los labios sin sonido alguno:

—Tres… dos… uno…— yo, por mi parte, seguía negando discretamente— ¡AHORA!—gritó.

Sin quedarme parada a pensarlo dos veces, seguí a Nick corriendo tan rápido como las bolsas del supermercado me lo permitían.

En pocos segundos, alcancé a Nick. Detrás de nosotros, venía corriendo el guardia de seguridad sin dejar de hablar por su estúpido micrófono con algún otro guardia, seguramente.

—¡Mierda!— se me escapó, haciendo que Nick riera.

—¡Corre! Nos va a alcanzar— contestó riendo, emocionado y curiosamente, lo imité también.

Miré hacia atrás. Seguramente esa complexión de gorila lo hacía mucho más lento y aunque no nos pisaba los talones, si no corríamos más rápido, enserio nos iba a alcanzar.

—Por allá— gritó Nick, señalando al otro lado de la calle.

Abriendo mucho los ojos, lo seguí corriendo. Ni siquiera me había dado cuenta del carro que pasaba por ahí en ese momento; sólo escuché el claxon de la señora loca que lo conducía tan cerca de la oreja que creí que me quedaría sorda.

—¡Casi nos atropellan inútil!— exclamé divertida.

Y para ser franca, no tenía ni idea de por qué me divertía el hecho de que casi terminábamos arrollados como tortillas. Qué ironía, ¿no?

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