Let it Go

Capítulo 8 ☺

Capítulo 8 ☺

Estaba un poco nerviosa.

Tenía la bata de color azul celeste puesta mientras Marcus me vendaba los nudillos para poder ponerme los guantes.

Siempre era bueno sentir un poco de nervios, me inspiraba a pelear verdaderamente en el ring. Había muchas personas de la universidad Baltimore y muchos más de la universidad de la de Gilmore.

En la esquina opuesta a la mía, estaba Michaela Yorks, la chica con la que pelearía. Me miraba con superioridad desde su lugar… ya veremos quién es superior a quién cuando yo ganara.

Abajo del ring junto a mí, estaban Marielle y Alice dándome ánimos. Apreciaba sus esfuerzos pero no ayudaban mucho a mi concentración.

Cuando creí que no podía ser peor, Nicholas llegó.

Lucía una camisa negra con cuello en v ajustada al cuerpo y unos jeans. Tenía el cabello alborotado por el viento de afuera que estaba de locos.

—Siento el retardo, tío Marcus, encontré a mis amigos por el camino y me retrasé un poco— dijo con una mueca de disculpa hasta que se volvió a mí.

Volteé la mirada y junté los nudillos una vez que Marcus terminó de abrocharlos.

—No hay problema, aún faltan unos minutos para que empiece la pelea— le contestó su tío.

Nerviosa, bajé del ring con Alice y Marielle.

—Espera, déjame arreglar esto— dijo Marielle cuando se soltó un mechón de cabello de mi trenza.

Se quitó un pasador de su cabello y me lo puso a mí de manera que no saliera de su lugar ningún mechón rebelde.

Sonreí agradecida.

—Gracias.

Solté aire, intentando no parecer nerviosa.

—Lo harás bien— Alice me guiñó un ojo.

Asentí.

—Eso espero.

Una voz anunció que faltaban dos minutos para el inicio del primer round. Temblé en contra de mi voluntad.

—¿Nerviosa?

Me volví hacia Nicholas.

—¿Tú qué haces aquí? Y por supuesto que no— me crucé de brazos.

Él enarcó una ceja, divertido de nuevo.

Imbécil.

—Lo pareces… y no te emociones demasiado, Hollander, estoy aquí para pasar tiempo con mi tío… ¿contra quién pelearás?

Rodeé los ojos.

—Con la chica en la otra esquina del ring, ¿tal vez?— contesté irónicamente.

Nicholas echó la cabeza hacia atrás y comenzó a reír con ganas fuertemente luego de ver a Michaela, que no me quitaba la mirada de encima aunque su entrenador le estuviera hablando.

—¿Vas a pelear… con ella?— el idiota lloraba de risa y no entendía por qué— ¿Con… con ella?

—Sí, ¿de qué te ríes? ¿qué es tan divertido?

—¡Es de mi tamaño y seguro que pesa lo que yo!— rió entre dientes— Te aplastarán, Marine… no es por ser pesimista pero lo hará.

Lo golpeé  en el brazo.

—Idiota, ¿eso crees?— lo desafié.

—Por supuesto— volvió a reír— Sólo mírate, ¿cuánto pesas? ¿Treinta?