Let it Go

Capítulo 44 ☺

Capítulo 44 ☺

—Pase, Marine— dijo la directora, señalando un sillón frente a su escritorio— por favor, tome asiento.

Asentí, agradecida.

—Gracias.

En el asiento de a lado, se encontraba una mujer de cabello negro azulado y gafas rojas. Tenía la piel blanca y no era lo que se dice delgada. En su blazer amarillo, portaba una identificación con la inscripción de «Visitante».

—Le presento a la Señorita Helena Vanucci, miembro del comité de la Universidad de Miami— señaló a la mujer junto a mí.

Ésta me extendió la mano a manera de saludo.

—Marine Hollander— me presenté.

—Un gusto, Marine— respondió sonriente, soltando mi mano al fin.

Por supuesto, Helena no tenía acento británico al que mi oído ya se había acostumbrado, sino que usaba el acento norteamericano que tan raro me parecía escuchar en Inglaterra.

La directora carraspeó, reclinándose un poco en su silla de piel, entrelazó los dedos de las manos y me observó atentamente.

—Probablemente no tenga idea de por qué la mandé llamar…

«Lo sé perfectamente», respondí en mi mente.

—… así que iré al grano— continuó diciendo la directora—. La universidad Gilmore tiene un programa de transferencias, en el cual usted ha sido sugerida por nosotros y solicitada por la Universidad de Miami.

Asentí.

Apestaba que me hubieran llamado una hora antes de la pelea final de box, para decirme todo lo que yo ya sabía desde hacía una semana gracias a Haley. Les había pedido a Alice y a Marielle que me cubrieran un rato con Marcus en lo que terminaba esta porquería de charla. Ambas habían aceptado a pesar de que no les agradaba del todo la idea de que me transfiriera.

Suspiré,

Quería largarme de aquí cuanto antes, sin embargo no podía ser grosera. Me imaginé incorporándome de ese incómodo sillón y saliendo por la puerta sin decir una palabra. Reí mentalmente.

—Si eligieras transferirte, la Universidad de Miami te ofrecería una beca completa, te ofrecería una residencia y cualquiera de nuestros programas de ciencias que gustes elegir— dijo Helena Vanucci, subiéndose las gafas con un dedo por el puente de la nariz—. Puedes enfocarte cualquiera de las ramas de la química.

Hice una mueca.

—No sería necesaria la residencia. Tengo familia en Miami— respondí con la voz algo ronca debido a que no había hablado en unos minutos.

Carraspeé.

—Bueno, en ese caso te beneficiaría, ¿no es así?— respondió Helena, sorprendiéndome con la peor risa que he escuchado jamás.

—Sí, algo— dije un poco incómoda.

—También he escuchado que entrenas box, ¿eh?— añadió Helena.

Asentí rápidamente.

—Así es.

—Bueno, en la Universidad de Miami también hay un club de boxeo, por si te interesa.

Le eché una mirada rápida a la directora. Ésta miraba atentamente cada movimiento de Helena, como si no le agradara o desconfiara de ella.

Por supuesto no tendría por qué agradarle, teniendo en cuenta que Helena Vanucci la estaría haciendo perder un estudiante en su universidad, lo que significaba pérdida de dinero para ella.