Capítulo 22 ☺

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Capítulo 22 ☺ (MARATON 1/3)

—¿Qué… qué acabas de hacer?— pregunté torpemente sin poder creérmelo.

 Nick conducía por la ciudad de Londres, pasando calle por calle y evitando el tráfico como todo un cafre de volante, intentando ir a la carretera que nos llevaría al aeropuerto.

 Y digo nos porque al parecer iríamos a Miami los dos.

 —Acabo de rebasar a un auto para ir más rápido, ¿por qué?

 Le di un codazo.

 —Sabes a lo que me refiero— le espeté tan fuerte, que incluso escupí un poco.

 Ups.

 —Dios santo, Marine— se pasó el puño de la chamarra por la cara—, no sabía que tenías complejos de alpaca.

 Entrecerré los ojos.

 —¿Alpaca?

 —Sí, ya sabes… esos animales que escupen— se burló.

 Le saqué la lengua, cruzándome de brazos.

 —Es que… ¡agh!— exploté—Tú estás loco ¿no? ¡No puedes ir a Miami!

 —¿Por qué no?— sonrió abiertamente.

 —Viniste a Londres para estar con tu familia, no los puedes dejar así como así, ¿Qué no los extrañas o… algo parecido?

 Nick sofocó una carcajada.

 —¡Yo no vine a Londres para estar con mi familia!— negó como si fuera la idea más absurda que había oído alguna vez— Bueno sí, pero especialmente venía a visitar a unas amigas… y amigos.

 Resoplé.                            

 —Como sea, ¿los dejarás plantados a todos?

 —Por supuesto que no. Ya me inventaré algo— levantó la barbilla, guiñándome un ojo.

 —¿Ah, sí? Bueno, ¿y qué me dices de… de tu ropa?— pregunté, intentando que se rindiera.

 No era que no quisiera ir con él a Miami, era sólo que…

 Bien, de acuerdo, no quería que viniera conmigo a Miami. Apenas y lograba mantener una conversación con él sin afectar demasiado mis nervios, y no podría decirse que éramos “amigos”, porque él no sabía nada acerca de mí y no quería que lo supiera. Si iba a Miami, estoy segura de que lo averiguaría, así que definitivamente era mejor que se quedara aquí en Londres, en donde pertenecía.

 —La traigo en el asiento de atrás— contestó como si nada.

 Suspiré.

 Ideas, ideas, ideas… necesitaba ideas.

 —¿Y qué hay de Marielle?— se me ocurrió de pronto— Me odiará si no pasas año nuevo con ella y tu familia.

 —Marielle no te odiará… Además ella estará encantada de que vaya a Miami.

 Fruncí el ceño.

 —¿Ah, sí?

 —Sí. Es extraño… de niños nos la pasábamos peleando. Incluso me descalabró una vez con un walkie-talkie, y ahora… sabe todo de mí.

 Sofoqué una carcajada.

 —¿Ah, sí?— repetí, por un segundo, olvidándome de que iría con Nick en avión siete horas, que pasaría cerca de una semana con él en Miami y de que yo no quería nada de esto.

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