Capítulo 39 ☺

121K 5.2K 416
                                    

Capítulo 39 ☺

Nick estacionó su auto en el aparcamiento del campus. Miré mi reloj. Faltaban cerca de diez minutos para que la clase de química con la Señorita Fletcher comenzara. Era algo razonable considerando el tráfico que había a estas horas en la ciudad. Aún tenía algo de tiempo para pasar a mi taquilla tranquilamente por mi cuaderno de apuntes y mi lapicera. Eso me tranquilizaba, no me gustaba correr como loca por todo el campus, llamado la atención de medio mundo.

Luego de que Nick abriera la puerta del copiloto, bajé del auto.

—Gracias— dije acomodando mi cabello, ya que el convertible de Nick y el aire lo habían arruinado.

—Creo que ese tal Bary sabía lo que hacía— comentó al tiempo que se acercaba a mí para jalar suavemente un mechón de cabello.

Miré su mano acusadoramente.

—¡Suelta!— exclamé dándole un golpecito en el dorso.

Él rio.

—Está bien, amargada, como quieras— suspiró Nick, rodeando mis hombros con su brazo al tiempo que me propinaba un empujoncito para hacerme caminar.

Hubiera soltado un comentario sarcástico o irónico para quitarme su brazo de encima mientras caminábamos hasta el patio central del campus, pero no dije nada, sino que yo también le rodeé la cintura con mi brazo. Realmente ya no me molestaba que me acercara a él de esa forma.

Mirándolo discretamente mientras miraba hacia abajo, pude notar que él sonreía.

—Disculpa, sólo quería asegurarme…— murmuró— ¿me estás abrazando?

Levanté la cabeza de golpe, abriendo los ojos como platos. Enseguida le lancé una mirada asesina.

—Tú si sabes cómo hacer de los mejores momentos una mierda— respondí, sin soltarlo aún.

—¿Quieres decir que éste es uno de tus mejores momentos?— continuó, haciendo que me sonrojara.

Fruncí el ceño, tan roja como un tomate.

—Te voy a dar un porrazo que no vas a olvidar, Nicholas Drummond, y juro que lo haré— lo amenacé, a pesar de que sabía que no lo haría.

Nick rió, acercándome más a él con su brazo. Ésta vez fui yo la que sonreí. 

Por supuesto, la sonrisa se me borró cuando Agatha Fitzgerald se acercó a nosotros una vez que habíamos llegado al patio del campus.

Traía puestos unos shorts de mezclilla tan pequeños que podrían hacerse pasar por bragas, una camisa sin mangas un poco más decente que las otras que siempre usaba y unos tacones gigantes.

—¡Nick!— se acercó a nosotros, o más bien a él— ¡Hola, Nick!

No pude evitar rodar los ojos y bufar. Me alegré de que Nick ni siquiera notara mi reacción.

La chica, sin dignidad, le pasó los brazos por el cuello. En ese momento mi traicionera mente me hizo imaginarme a mí misma rompiéndole la nariz de pajarraco a Agatha. Si lo pensaba dos veces, no hubiera estado tan mal…

Sacudiendo la cabeza, me separé de Nick para que Agatha lo pudiera abrazar mejor. Nick sólo le palmeó el hombro.

—¿Dónde te habías metido, Nickis?— preguntó, haciéndome querer vomitar.

—Estaba con Marine— contestó él sonriendo.

Le lancé una mirada cargada de enojo a Nick. Me molestaba que no hiciera nada por quitarse a esa zorra de encima. No pude evitar apretar la mandíbula para no hacer ninguna estupidez, debía largarme de ahí cuanto antes sin parecer la chica más obvia del mundo.

Let it GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora