Let it Go

Capítulo 18 ☺

Capítulo 18 ☺

Un par de semanas después de la pelea con Zack y de un domingo lleno de chismes acerca del tonto de Nick y de mí, por fin llegaron las vacaciones de invierno.

Había sido un semestre demasiado pesado para mí, por las tareas, los trabajos y ese tipo de cosas. Las últimas semanas llenas de exámenes me habían dejado totalmente exhausta…

Miré el armario mientras pensaba qué poner en la maleta.

Mañana temprano por la mañana, tomaría un tren a Londres para tomar un vuelo a Miami y visitar a la tía Harper y a mi hermana Haley. Pasaría año nuevo con ellas y luego de unos días, tendría que volver a la universidad.

Claro, que  no todo sale como uno lo planea. La entrada de Alice al dormitorio en ese momento, demostraba la idea. La chica tenía una sonrisa enorme en la cara y corrió como chivo loco hacia mí, con la cara que sólo ponía cuando quería que accediera a algo.

«No, Alice, lo que sea que me vayas a pedir, no lo haré.», pensé.

«Voluntad, no me falles ahora», también pensé.

Nada bueno podía venir de esa reacción de Alice.

—¿Hola?— saludé en forma de pregunta, enarcando las cejas.

—¡Por favor!— pidió.

Fruncí el ceño.

—¿Qué sucede?— solté un poco preocupada.

—Hay una fiesta en casa de Logan Marx, ¿lo recuerdas, no?— hizo bailar sus cejas.

Claro que recordaba a Logan Marx, era el amigo de Nick, el de la pista de hielo que estaba con Agatha Fitzgerald y el del equipo de fútbol. No era una de mis personas favoritas en este planeta, eso era seguro. No haría nada que tuviera que ver con él, así que la propuesta de Alice podía considerarse mandada a la mierda a partir de ahora.

Si la fiesta era de Logan, Nick estaría ahí y no tenía ganas de hablar con él. No lo había hecho desde aquella vez hace dos semanas, cuando casi me había… bes-besa…

Lo lamento, no puedo ni siquiera pensar en atrocidades como esas.

Maldito Nick, atrevido de mierda.

De todas maneras, aunque Nick y Logan no estuvieran ahí, las fiestas no eran mi ambiente.

—¿Irías conmigo… por favor, por favor, por favor?— Alice juntó las manos, casi poniéndose de rodillas junto a mí.

Por suerte, para no batearla demasiado feo, tenía la excusa perfecta para evadirla.

—No puedo— me encogí de hombros, fingiendo una mueca de “cómo lo siento, de verdad”.

La cara de Alice decayó hasta el suelo.

—¿Qué? ¡Claro que puedes! ¿Por qué no puedes? ¡HABLA AHORA MARINE HOLLANDER!— chilló, zarandeándome por los hombros.

—No puedo— respondí riendo—. Mañana salgo en el tren de las ocho de la mañana a Londres. Debo empacar.

Alice hizo vibrar su labio superior con el inferior, haciendo cara de pato.

—Esa es una tonta excusa. Mis padres también vienen por mí desde el otro lado de Inglaterra mañana por la mañana y ¡adivina qué! ¡A la mierda! Yo sí iré a la fiesta y tu vendrás conmigo, maldita floja— por los gestos que hacía y por el tono de su voz, parecía frustrada.

Negué con la cabeza.

—Lo lamento. No puedo, ¿por qué no le dices a Marielle que te acompañe?— pregunté.