Capítulo 24 ☺

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Capítulo 24 ☺ (MARATON 3/3)

Quedé a nada de casi besar a Nick. El muy tonto me rodeó la cintura con sus brazos y me pegó más a él.

Sonrió con autosatisfacción.

—Dios, Marine— negó con la cabeza, juguetonamente—, aquí no. Controla tus deseos.

Abrí la boca con indignación.

Imbécil.

Intenté soltarme pero no pude.

—Suéltame— gruñí, aún indignada.

—No.

—Suéltame.

Rió, al fin accediendo a soltarme.

Cuando me puse en pie, camine por el pasillo central del avión sin detenerme a esperar a Nick. Tenía más ganas de ver a mi familia que de esperar a que el retrasado se lograra incorporar de su asiento.

Bajé las escaleras, sonriente de volver a sentir el sol sobre mi piel. No hacía calor, pero al menos no hacía frío ni nevaba como en Inglaterra.

Allá no se podía ver un día soleado como estos.

Nick bajó al último que todos.

—Vaya… hay sol— anunció.

¡LA NOTICIA DEL SIGLO! Bravo, Nick.

—¡No me digas!

—Lo siento… es que es extraño. Es la primera vez que vengo a América.

Ambos nos encaminamos hacia el edificio para recoger nuestro equipaje.

—¿De verdad?— pregunté sorprendida— ¿Nunca habías visto el sol?

—Claro que he visto el sol, no exageres— reímos—. No soy Drácula.

Antes de que lograra contestarle algo más sarcástico de lo que él había dicho, escuché mi nombre en cuanto entramos por las puertas.

Mi Tía Harper y mi hermana Haley nos esperaban del otro lado del pasillo.

Sonreí.

¡Dios! ¿Hacía cuanto no veía a mi tía y a mi hermana? Casi no las reconocía. Haley antes era castaña, y ahora llevaba el cabello rubio. Al menos nuestro parecido en los ojos café claro no había cambiado. Se veía hermosa.

Mi tía Harper seguía con su espectacular gusto por la moda. Se había cortado su largo cabello al hombro y lucía mucho más profesional que la última vez que la había visto.

Sin poder evitarlo, me eché a correr hacia su dirección. Abracé a Haley fuertemente, tanto, que incluso sus costillas tronaron un poco.

Mi sonrisa era tan grande como nunca.

—¡Marine!— exclamó alegremente.

Reí.

—Te queda el rubio— dije riendo.

Ella hizo lo mismo.

Me separé de ella y abracé a mi tía Harper. Era difícil decir quién apretaba más a la otra, si ella o yo. Al menos yo sentía que me quedaba sin aire.

—¡TÍA HARPER!

—Estás bellísima— dijo acariciándome el cabello.

Reí.

—¿Qué le hiciste a mi pequeña sobrina de hace un año?— preguntó retóricamente.

La solté.

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