Factionless

VI

No hay "buenas armas" o "malas armas". Cualquier arma en mano de una mala persona es mala. Un arma en la mano de una persona decente no representa ninguna amenaza.
                   Charlton Heston.

Solo ver un arma puede provocar múltiples reacciones.

Algunos pueden sentirse mal al cogerla. Como si con el mero hecho de tocarla ya hubiera provocado la muerte de alguien.

Para mi es diferente. Tener algo tan poderoso entre las manos es... emocionante.

Cuatro se coloca a modo de demostración frente a la pared, donde hay una diana a la altura de la cabeza, el pecho, y el estómago de una persona.

Los iniciados imitamos su posición lo mejor que podemos.

No me siento rara cogiendo la pistola. Se siente cómoda, acostumbrada.

La bala cruza el aire. Diana.

- Vuestro turno - señala sin sonreír, retirándose e invitando con un gesto de la mano a que lo vayamos intentando.

Cojo los cartuchos de la mesa, y meto las balas en la recámara.

Me detengo frente a mi diana.

Espero a que Jace dispare, para que no se note que nos movemos sincronizadamente. Que no se note que hacemos algo ya aprendido.

Tomo una mala técnica a propósito, y la bala impacta justo fuera de la línea más externa.

Repito, para que Cuatro me vea fallar.

- Si te mueves en el último momento con el retroceso, jamás lograrás alcanzar la diana - advierte, tras observarme - prueba a coger el arma con más firmeza, e intenta no moverte.

Hago lo que me dice. Apunto a la diana, pero no a una zona muy próxima al centro. Sería demasiado sospechoso que con un solo consejo ya fuera una experta.

Cuatro observa mi tiro y asiente. Eric se mantiene callado, y solo mira.

- Bien, sigue intentándolo.

El instructor camina hacia otros iniciados. Al pasar detrás de Jace, sonríe y dice :

- Esto no se te da tan bien, ¿ verdad, estirado ?

Jace frunce el ceño con los músculos tensos, contiendo las ganas de replicar. No puedo evitar soltar una risilla.

El entrenamiento pasa rápido. Pronto se hace la hora de comer.

Tengo los dedos agarrotados, y rozaduras que comienzan a formarse en la palma de mis manos. Me los masajeo, saliendo de la sala de entrenamiento tras soltar la pistola.

- Me saca de quicio no poder hacerlo mejor - masculla Jace adaptándose a mi paso.

- Lo sé. Y te entiendo - sonrío amablemente, tomando asiento.

Esta vez, el comedor está completamente lleno.

Miro a mi alrededor.

Todos los trasladados están sentados en la misma mesa.

- ¿ Deberíamos sociabilizarnos un poco ? - pregunto.

Jace da una mirada de reojo al grupo.

- No veo porqué. No hemos venido aquí para hacer amigos, ¿ no ?

Asiento, poniéndome aún más seria.

Eso me recuerda que, aunque estemos lejos, seguimos siendo prisioneros de Abandoned.

Y que jamás podremos escapar.