XII

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El hombre tortura y mata porque es lo suyo. Le gusta. ¿Lobo para el hombre, como dicen los filósofos? No insulte a los lobos. Son asesinos honrados: matan para vivir.

       Arturo Pérez-Reverte

Tortura.

Ese es el miedo que me ha tocado en la etapa dos.

En Abandoned, teníamos muchas variedades de ella.

Sin embargo, la mayoría no eran físicas, de modo que no tenemos muchas cicatrices.

Las psicológicas eran las peores.

Algunas veces, te quedabas sin comer durante días. Otras, te quitaban el agua justo cuando ponías tus labios secos sobre la botella. Otro castigo era pasarte semanas sin hablar con nadie.

Escuché el caso de un niño al que encerraron durante tres años. Cuando salió, ni siquiera recordaba poder hablar. Me pregunto qué haría el pobre chaval para que le asignaran ese castigo.

Todos los iniciados estamos en una sala oscura, sentados en el suelo.

Cuatro y Eric preparan las agujas para el primer intento.

Más de uno traga ya saliva, asustado. Algunos van a tener que enfrentar su miedo a los pinchazos antes incluso de empezar la Simulación.

Lanzo una mirada preocupada a Jace, que está al otro lado de la sala, mientras Cuatro aparta mi pelo e introduce la aguja en mi vena.

Mi compañero me mira con los muy abiertos, como queriendo decirme algo.

Buena suerte, vocaliza.
Es lo último que veo antes de cerrar los ojos.

Cuando vuelvo a pestañear sigo estando en la misma sala oscura, solo que ahora no hay ningún iniciado.

Mi cuerpo se mueve solo, y me doy cuenta de que no puedo controlarlo.

Hay una mesa de metal delante de mi, y sobre ella, todo tipo de instrumentos de tortura escalofriantes.

Intuyo lo que está a punto de pasar. Dentro de unos segundos, cogeré alguna de estas herramientes y me la clavaré una y otra vez en alguna parte del cuerpo.

En efecto, mis manos se mueven hacia adelante, y cogen el látigo de cuero marrón sobre la mesa.

Pero para mi sorpresa, no me autoinflinjo dolor con él. Para mi sorpresa, me doy media vuelta, y entonces veo un cuerpo.

Un cuerpo ensangrentado, con la espalda desgarrada por las heridas y la piel en carne viva, con el rostro amoratanado y los ojos abiertos y sin vida, la boca formando un grito silencioso de puro terror que nunca llegó a salir.

Y es el cuerpo de mi hermana.

Entonces grito. Grito y grito, hasta que mis cuerdas vocales se desgarran y despierto de golpe de la Simulación.

Sigo gritando, con una expresión desquiciada, hasta que unos fuertes brazos me zarandean y me llaman la atención.

- ¡ Contrólate, estirada ! - espeta Eric, lanzándome una mirada de desprecio.

Solo entonces, consigo cerrar la boca. Pero mis ojos, anegados de lágrimas, aún gritan. Gritan rogando olvidar aquello que ellos vieron.

Sin pensarlo más, me levanto de sopetón, y echo a correr por el pasillo ante la mirada sorprendida de los iniciados.

Sé que esto bajará mi reputación, mi Clasificación, y mi impresión para Eric, pero me da exactamente igual.

Tengo que salir de aquí. Ya.

FactionlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora