Harry

7K 359 14
                                    


Pasos se escucharon dentro y cada vez me arrepentía más. Giraron el pomo y la puerta se abrió, quedando cara a cara.

Ahí estaba frente a mí, el que había sido el único y gran amor de mi vida. Estaba mucho más alto, su cabello, aunque con sus típicos rizos, estaba más desordenado y voluptuoso. Su cuerpo entero estaba más desarrollado, pero sus ojos...esos seguían siendo los mismos de hace seis años atrás.

Sin poder evitarlo, ni pensarlo dos veces, me lancé a sus brazos.

Y lo que fue más sorprendente, él me recibió.

Era todo tan abrumador, y su aroma a hogar no hacia las cosas más fáciles. Y, como por décimo cuarta vez en el día, comencé a llorar. Yo había sido la que se había alejado, pero siempre con el alma en tortura. Lo extrañé cada segundo de estos años, lo lloré por las noches al ver como mi pequeña niña se iba pareciendo a él cada vez más. Y aquí estaba, derramando lágrimas al compás de su corazón.

Pero entonces me percaté de que mis lágrimas no eran las únicas que escurrían; él también estaba llorando.

Nos separamos ligeramente. Él tomó mi rostro entre sus grandes manos, como asegurándose de que estaba ahí. Tenía sus verdes ojos hinchados y, sin embargo, seguía viéndose guapo.

-Te he extrañado mucho –musité.

-No tienes ni idea de cuánto lo he hecho yo –me respondió y su voz no hizo más que volver a poner débil el control de mi cuerpo.

Nos volvimos a abrazar, ahí, parados en la puerta, y nos quedamos así por unos minutos, mientras los dos nos calmábamos.

-Tienes mucho que explicarme –me dijo, mientras sentía su sonrisa expandirse sobre mi cabeza.

-Lo sé –me separé, imitando su sonrisa temblorosa- ¿Ella está aquí?

-Está aquí.

Y así sentí cómo mi corazón se libraba de toda tensión, al igual que todo mi organismo.

-La... ¿la puedo ver?

Pareció sorprendido de que siquiera le preguntara eso.

-Pero claro. Ella está...con los chicos –susurró, como tanteando el terreno.

-Ay, dios, ¿me odian?

-No, claro que no –frunció el ceño- Cómo piensas eso.

-Les juro que tengo una explicación para todo...

-Y me la dirás después de ver a Darcy, no hay problema –besó mi frente antes de adentrarnos a la gran casa.- Iré por ella.

Desapareció detrás de un gran pasillo mientras mis nervios me carcomían

¿En serio, destino? ¿Siempre tuviste esto planeado? Porque podrías haberme dicho y así poder prepararme mentalmente.

Pocos minutos después apareció mi hija a un lado de su padre.

-¿Mamá? –gritó emocionada y empezó a correr hacia mí.

-Oh, Darcy –la recibí en mis brazos, apretujándola contra mi cuerpo.

Aquí estaba mi niña, mi bebé.

Y también estaba su papá

-¿Qué haces aquí? –chilló, contenta.

-Yo... ¡Hey! ¡Jovencita! Tú tienes mucho que explicar –fruncí mi ceño a lo que Darcy pareció avergonzada, suspiré- pero, lo harás más tarde.

La volví a abrazar.

Primero debía yo explicarles las cosas a Harry, y a los chicos.

-¿Sabes quién está ansioso por verte?

Sus ojitos le brillaron.

-¿El tío Thom está aquí?

-Claro que si –besé su cabecita.

-¡Dile que venga! Mami, dile que venga.

-Bebé, no sé si sea apropiado....-miré de soslayo a Harry. Después de todo, era su casa.

-Llámalo, no hay problema –otra vez, escuchar la voz de Harry me sacó de mis casillas

-No es necesario, él...

-Enserio, está bien –me sonrió.

Es increíble cómo esa sonrisa no ha perdido su efecto en mí con el paso de los años. Sus ojos verdes se achinaban y hacía aparecer esos adorables hoyuelos en sus mejillas.

Con un poco de pesar, alejé mi mirada de él para tomar mi celular y marcar a Thomas. 

-¿Emily? ¿Estás con Darcy? ¿Ella está bien? ¿Qué pasó con Harry? –me respondió al otro lado de la línea.

-Ella está bien, tranquilo. Te quiere ver, así que corre porque la niña está impaciente.

-¿Puedo? ¿Harry está bien con eso?

-Sí, ven, apresúrate.

-Iré corriendo –escuché cómo su respiración comenzaba a acelerarse y no pude evitar reír un poco antes de colgar.

Mi niña me miraba expectante.

-Dijo que vendrá corriendo.

-¡Sí! –chilló- ¡Papi, conocerás al tío Thom!

Mi mundo dio vueltas al escucharla llamarlo "papi". Puedo jurar que mis piernas temblaron.

En menos de un minuto, la puerta de la gran casa resonó.

-Pues vaya que sí corrió –acotó Harry mientras mi pequeña niña se apresuraba a abrir la puerta. 


N/A: Ya sé que lo estaban esperando *inserte luna acosadora de whatsapp* Y no me culpen por la demora, culpen a la escuela, siempre a la escuela

¡Eh, Papá! »Harry Styles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora