Capítulo 27

1.9K 203 156
                                    



Me levanto temprano, sin haber sido capaz de pegar ojo. Cuando entré en la caravana, Neo había ocupado una de las estrechas literas y yo me tumbé, con Set y María, en la enorme cama del fondo. Intenté dormir, sin embargo el agobio de saber que Neo estaba perdiendo la confianza en "nosotros", hizo que no pudiera dejar de dar vueltas a todo lo ocurrido. Sé que tiene dudas de lo que yo siento, sin embargo, ¿no le parece suficiente que viniera a estar realidad para buscarle? ¿No se da cuenta de que yo le elegí a él y que por mucho que David sea alguien importante en mi vida no voy a cambiar de opinión?

Me siento en una silla del exterior y espero pacientemente a que los demás despierten. El primero en salir de la caravana es Jamie, que se apresura a sentarse frente a mí.

—¿Cómo acabó la cosa ayer?

No ha perdido ni un minuto.

—Mal. Oye... tú sabías que le pasaba algo a Neo... —no puedo olvidar el leve gesto de cabeza que me hizo como aviso.

—Yo y todos. Se puso muy nervioso al ver que no subías y cuando entraste en el otro edificio... tuvimos que sujetarle para que no fuera detrás. Con el escándalo que montamos, un par de agentes nos vieron y por eso tuvimos que darles esquinazo y alejarnos de allí. No te imaginas lo preocupado que estaba, ni siquiera intentó dormir. Se sentó en la butaca de la habitación y pasó toda la noche esperando a que se hiciera de día para salir a buscarte.

Me froto la cara nerviosa. Siempre le estoy dando motivos para preocuparse y entiendo que esté harto.

—Y para colmo me fui con David...

—Bueno, eso es otra historia —dice dándome una palmada en la pierna—. Creo que por eso ayer, en cuanto vio que estabas bien, pasó de preocupado a enfadado.

Me doy cuenta de lo calados que nos tiene.

—Jamie, tengo vértigo. Era imposible que subiera por esa escalera. Me fui con David porque era la única opción que me quedaba. No le elegí a él. Pero a Neo eso le da igual, le fastidia incluso que David supiera lo de mi vértigo y él no.

Suelta una suave carcajada y no entiendo qué es lo que le hace tanta gracia.

—¡No puede pretender saberlo todo de ti! La inseguridad que siente, le está pasando factura.

—Pero, ¿inseguridad por qué? ¡Le elegí a él! Siempre le voy a elegir a él... ya no sé qué hacer para que lo entienda.

Se acerca en plan confidente y yo también acerco mi cabeza a la suya.

—¿Le has dicho que le quieres?

Me quedo callada por la evidencia.

—No. ¿Cómo lo sabes?

Se encoge de hombros.

—No sé... creo que eres una persona muy empática, pero te cuesta decir lo que sientes. Y puede que a Neo eso le despiste. Además, me enseñaste tus recuerdos, sentí lo mismo que tú y sé que ambos son importantes para ti. Es normal que haya cierta desconfianza entre ellos. Son rivales, siempre van a serlo.

Me sobresalto al oír la puerta y al instante nos separamos un poco, como si nos hubieran pillado haciendo algo malo. Set, Mikael y David salen del interior de la caravana y se acercan hasta nosotros.

—¡Qué madrugadores! —comenta Set animado.

—Puede que sea que vosotros habéis dormido mucho... —responde Jamie de buen humor.

Árboles de metalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora