Capítulo 33

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En cuanto terminamos de comer, Andoni comienza a explicarnos cómo funcionan las cosas en este lugar. Para empezar, nos reparte una pegatina a cada uno de nosotros.

—¿Qué es esto? —pregunto mientras observo el dibujo. Varias líneas y puntos se entrecruzan formando algo parecido a un circuito con un pequeño recuadro en la parte superior.

—Lo entenderéis en cuanto esté colocado.

Me recoge la manga hasta el codo y coloca mi muñeca hacia arriba. Despega una parte de la pegatina y la coloca sobre mi antebrazo, presionando ligeramente para que quede bien adherida. Después pasa el dedo por la parte inferior y el circuito se ilumina durante unos segundos. Me fijo en que el recuadro es una pequeña pantalla en la que ahora aparece el siguiente mensaje "Recopilando información". Noto un pequeño pellizco y miro a Andoni extrañada.

—¿Qué ha sido lo que acabo de notar?

—Seguramente sea la microaguja. Es para tener controlado tu estado.

Sorprendida observo de nuevo la pantalla. El mensaje ha cambiado.

—Mujer. B+. Estado: Optimo —leo—. Me alegra saber que estoy bien.

El resto se apresuran a colocar su pegatina de la misma forma y durante unos minutos reina el más absoluto silencio. Todos estamos atentos a nuestras respectivas pantallas.

Cuando Andoni ve que ya hemos superado nuestro asombro, saca unas cadenas, de las que pende un pequeño dispositivo.

—También tenéis que llevar esto colgado.

No ganamos para sorpresas. Obedientes nos colocamos nuestros respectivos colgantes y le miramos con interés, queriendo saber más.

—¿Veis la placa que hay detrás? Tenéis que presionar vuestro pulgar en esa zona para que el dispositivo os reconozca.

Jamie es el primero en presionar y todos podemos escuchar un claro "Hola Jamie". El muchacho suelta el pequeño objeto como si le hubiera dado calambre.

—¿Me acaba de hablar?

—Así es —nos explica—. Escaneamos vuestras huellas nada más llegar y estáis incluidos en la base de datos. Este dispositivo te reconoce. A partir de ahora, te facilitará la hora, te avisará si tienes que realizar alguna tarea y te dará acceso a las zonas que tengas asignadas. También funciona como gps. Si tienes que ir a un lugar que no conoces, con preguntar, te dará las indicaciones oportunas.

A David se le escapa una risa nerviosa.

—Vamos, que es igual que un móvil solo que no se pueden hacer llamadas con él, ni tener conexión a Internet.

—Bueno... yo diría que se parece más a las pulseras deportivas —responde pensativo.

No puedo quitarle razón, es una mezcla entre eso y una agenda. Aunque lo del gps me ha hecho pensar.

—Es una forma de tenernos controlados, ¿verdad? —suelto.

Andoni se encoge de hombros.

—No te voy a negar lo evidente. Este cacharro marca donde estamos en cada momento.

—Esto confirma lo que ya pensábamos —razona Neo—. Deshacernos del chip para pasar a estar bajo el control de esta ciudad, no supone un gran cambio. Es más de lo mismo, aunque con otro disfraz.

Neo tiene toda la razón. Cada vez está más claro que este lugar no es la solución que buscamos.

—Entiendo que no estéis de acuerdo con la forma de hacer las cosas aquí y ya dije que os ayudaré en lo que pueda, sin embargo, hasta entonces, tendréis que comportaros como uno más y eso incluye que os termine de enseñar todo esto. ¿Vamos?

Árboles de metalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora