Capítulo 28

2.3K 220 131
                                    




Regreso a la caravana de Basquiat totalmente derrotada. Cuando hablé con Neo ayer, pensé que el enfado le duraría unos días, sin embargo ahora, después de las últimas palabras que nos hemos cruzado, me he dado cuenta de que el problema es mayor y más profundo. Si no recuperamos la confianza el uno en el otro y en nuestra relación, no habrá nada que salvar.

Para colmo, no dejo de darle vueltas a sus palabras. ¿Y si realmente estoy exagerando? No hay pruebas de que María tenga el móvil, ni que se haya puesto en contacto con alguien y sin embargo yo la estoy acusando. Aunque por otro lado, está lo ocurrido con Set. Él y Jamie desconfían tanto como yo, pues hay algo en ella que no nos acaba de gustar, aunque al menos yo, no sea capaz de saber exactamente qué es. No quiero pensar que me está influyendo el tipo de relación que ella tiene con Neo, porque entonces él tendría razón y mi comportamiento sería de lo más rastrero.

Apenas pruebo bocado y me dedico más tiempo a marear lo que tengo en el plato que a comer. Finalmente se lo paso a Mikael y este disfruta de la ración por mí.

Algunos deciden dar una cabezada antes de partir, ya que no sabemos lo que se puede alargar la jornada y es mejor estar lo más descansado posible. Yo a pesar de no haber pegado ojo y aunque la noche en vela ya me está pasando factura, ni siquiera intento dormir. Sé que no seré capaz, por lo que me dedico a recoger los restos de comida y friego los utensilios que nos ha prestado Basquiat.

Al acabar, me siento en la hamaca y cuando María se sitúa a mi lado, no puedo evitar removerme incómoda.

—¿Sabes? Neo es un gran chico —me dice con su dulce voz.

Como si yo no lo supiera...

—Creo que le conozco mejor que tú —respondo. Intento moderar mi tono para no resulta desagradable, pero me cuesta.

—¿A sí? —Se queda pensativa un momento con sus grandes ojos mirándome de forma inocente—. Pues no lo parece.

Lo último que me hace falta hoy es un sermón por su parte.

—Lo siento, no quiero parecer borde, pero creo que cómo llevamos la relación es cosa nuestra y de nadie más. De todas formas te lo agradezco —añado suavizando así mi comentario.

—No lo entiendes, ¿verdad? —Esboza una amplia sonrisa y ese detalle me descoloca un poco—. Solo te estoy avisando. Con tu forma de comportarte, corres el riesgo de que él deje de interesarse por ti y se fije en otra persona que no le dé tantos quebraderos de cabeza.

¿Se refiere a ella? ¿Me está diciendo descaradamente que es mejor para Neo que yo?

—Gracias por el consejo. Lo tendré en cuenta —digo cortando la conversación. No tengo ninguna intención de seguir hablando con ella.

Por suerte pilla la indirecta y decide no insistir más. Entra en la caravana y yo intento pensar qué pretendía con su advertencia. ¿Quería ayudar o dejarme claro que ella va a estar ahí cuando Neo se canse de mí? Echo la cabeza hacia atrás y observo las nubes que se desplazan lentamente por el cielo. Neo siempre va a ser una prioridad para mí, sin embargo darle vueltas a lo ocurrido solo está sirviendo para que me despiste de lo verdaderamente importante, que es regresar a nuestra realidad. Ni siquiera he barajado las posibilidades de lo que podemos encontrarnos esta tarde en el local y creo que no estamos preparados.

Veo llegar a David por uno de los caminos laterales y al darse cuenta de mi presencia se acerca.

—Pensaba que estabas descansando —comento, esperando que me diga de dónde viene.

Árboles de metalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora