CAPITULO 14

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La noche empezaba a hacerse presente al igual que el frio, no nos habíamos preparado para dormir, simplemente para escondernos un rato. Ninguno de los dos prendió el celular, no lo haríamos hasta que nos fuéramos de allí.

Harry se había sentado en el suelo a mirar el cielo, yo no le di atención y comencé a acomodar el lugar, nunca habíamos tenido una noche a solas, tampoco nos teníamos la confianza necesaria para tenerla, pero era lindo.

-¿Tienes frio?- Dijo Harry observando como ponía unos almohadones en forma circular para sentarnos.

-No, ¿tu?- Respondí sin prestarle mucha atención, buscaba más cosas para poner alrededor.

-Sí, asique apúrate, te quiero aquí en un segundo- Levante la mirada para ver si lo decía enserio o solo bromeaba. Él tampoco me miraba por lo que supuse que quería que me siente con él.

-Levántate tú, yo estoy acomodando, ayúdame- Dije tomándolo de la mano, y entregándole unas velas, ya que era la única luz que nos iluminaria cuando el sol se haya ido por completo.-Enciéndelas y ponlas donde quieras-

Estuvimos unos pocos minutos más tratando de que la casita quede en condiciones. Era un verdadero desastre cuando llegamos, pero al colocar algunas cosas en su lugar, toda la sala había quedado realmente acogedora.

Habíamos puesto muchos almohadones justo donde había una especie de terraza, no era una casita grande, era la típica pequeña y linda casa. Pusimos unas mantas sobre los almohadones ya que no soportaríamos mucho, y las velas donde Harry quería, luego nos acostamos en el medio de un bosque, de noche. Era escalofriante, realmente no sabía que hacíamos ahí aun, pero la íbamos a pasar bien, asique deje de preocuparme un poco.

Conversábamos de cualquier cosa, no había un tema fijo, a veces cruzábamos miradas pero era algo instantáneo, ya que volvíamos la vista al cielo.

Harry se durmió primero, yo lo intente pero era imposible, no podía dejar de pensar que estaba sucediendo en casa, o que quizá un animal extraño este allí esperando que yo pegue los ojos para comerme, pero pensé un poco y no toda la vida iba a poder estar con el de esa manera, asique lo abrace, cerré los ojos y dormí.

A la mañana siguiente, para mi sorpresa Harry se había marchado, no había ni un rastro de él, como si lo de anoche hubiera sido pura imaginación. Fue triste despertarme sola, quería pasar el tiempo con él, pero no lo iba a obligar a quedarse. Nuestro trato era solo prender el celular en la mañana, asique supongo que lo prendió e inmediatamente se fue. Estaba decepcionada, realmente había pensado que sería distinto conmigo, por lo menos una simple carta contando porque se había ido, pero solo espacio de aire vacío junto a mi "cama".

Eran las 9:00 AM y había un viento frio, el canto de los pájaros era tranquilizador, pero no lo suficiente, temía encender el celular. Y no lo hice, comencé mi camino a casa, no me pare en ningún lugar para recoger el diario, o alguna otra cosa de chismerío, era obvio lo que diría en él.

Llegue a casa casi al mediodía, había caminado más de lo que un profesor de gimnasia me haría caminar en toda mi vida, pero no tenía dinero ni nada para movilizarme más rápido. Abrí la puerta con cuidado, no quería que nadie me escuche entrar, ni que Amy me regañe como si fuera mi propia madre. Pero gracias a dios, solo encontré la TV encendida y platos de comida vacíos sobre la mesa, seguro que mi madre aún se sentía bien.

Me bañe, y me cambie para estar más cómoda, luego tome algo de comer y puse una película cualquiera; no había hecho ninguna de las dos cosas bien, dormí en el suelo frio de la casita del árbol, y no había comido ningún bocado hace horas.

Pase el rato tirada en el sillón y mi familia aun no aparecía, no podía quejarme, yo me había ido una noche, fue irresponsable y malvado de mi parte, a mi madre le hubiese pasado cualquier cosa y yo no me daría cuenta hasta el día siguiente.

Tome la decisión de llamar al doctor, no podía llamar a nadie más que no sea el, ya que mi madre no tenía celular, Amy tampoco. Me dio directo al contestador, era raro que un profesional en medicina y urgencias no contestara el teléfono.

Mientras volvía a marcar el número del anciano, la puerta principal se abrió de golpe, detrás de ella se oían gritos y risas, eran ellas. Quizá ni siquiera se habían dado cuenta de que yo no había estado en toda la noche, que había dormido en otro lugar y amanecido a kilómetros de casa.

-Mira quien se dignó a aparecer- Soltó Amy en tono de burla, me cruce de brazos en busca de explicaciones.

-Fuimos de compras, hacía mucho que no salía por un buen rato- Dijo mi madre sin mirarme a los ojos, acomodaba las bolsas sobre el piso, era como una mini pelea madre e hija, solo que los puestos fueron intercambiados.

-El medico dijo que te quedaras en cama, podrías volver a enfermar- Respondí molesta, me encantaba que saliera, pero no tan pronto. Levanto rápidamente la mirada y la clavo sobre mis ojos, enojada.

-Amy vete a tu cuarto- Le dijo mi madre a mi hermana dulcemente, esta se retiró mirándome como si quisiera matarme en ese momento.

-Mama, ¿porque saliste? Sabes que esto puede empeorar y yo ya no puedo más, piensa un poco en mí y en tu hija, ¿te vas a ir y me dejaras a Amy a mi cuidado? ¿No pensaste que primero debo aprender a cuidarme a mí misma?- solté rápidamente mientras me acercaba a ella, me refería a ella como si fuese su culpa morir, pero solo quería que se cuide, si ella lo hacía iba a estar bien.

-Quiero disfrutar de lo último que me queda si en verdad moriré. No las dejare solas, Amy no será cuidada por ti, ella se ira con su tía a Londres, tu puedes ir con ellas si no puedes mantener tu trabajo aquí.- sus ojos brillaban como dos esmeraldas, me hacía acordar a Harry, solo que los de él seguramente no estaban con esa mirada tan triste.-En verdad te quiero y quiero que vivas tu edad como una chica normal- Dio media vuelta y se fue a su habitación.


-¡Mi adolescencia ya está arruinada mama!- le grite a sus espaldas.- Y si no te cuidas ya sabes lo que pasara, y no quiero ser adulta mama, no quiero cuidarme por mi misma, no quiero mantener ni un trabajo, ni una casa, ni a una familia yo sola, y encima ¡con un solo estúpido trabajo!- Dije contando con los dedos cada cosa que decía. Mi madre me miro sorprendida, yo me asombre de eso, pensé que por lo menos sabia por lo que yo pasaba, no se daba cuenta que era una niña comparada con todas las cosas que yo debía hacer.

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Skinny loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora