𝗦𝗔𝗟𝗩𝗔𝗧𝗜𝗢𝗡┃CARL GRIMES.

O1; ❝ NEW PEOPLE. ❞

CAPÍTULO UNO;
❝ NUEVAS PERSONAS. ❞

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Rae suspiró cansada, bebiendo otro vaso de agua en un vago intento de reanudar el líquido en su seca garganta. Con sus rizos rubios interrumpiendo su visión, en un moño mal hecho, y encrespado. Con su cuerpo sudado por todas partes.

Aquella mañana a primera hora, salió de la tensión de su hogar en busca de paz. La cuál conseguía tras trotar varias vueltas alrededor de la comunidad. Siempre lo hacía luego de una típica discusión familiar. Por ende, podías verla, la mayoría de las madrugadas, corriendo sin detenerse.

⏤Necesito que busques a Sam luego de la escuela.⏤ Escuchó la voz de su madre, acompañada de sus pasos hacía dónde ella estaba; ⏤Y que el almuerzo esté listo antes de que llegue tu padre, Rachel. Sabes cómo se pone si no lo está.

La menor asintió. Dando la vuelta sobre sus talones, encontrándose con los ojos verdes de su hermano. Ninguno de los dos dijo nada. Se evitaban por un tiempo después de un disturbio.

Jessie se despidió de sus hijos, y salió de la casa hacía su empleo. La rubia subió los peldaños de la escalera, en dirección al cuarto de baño, ignorando olímpicamente a su gemelo.
Se desvistió completa, y abrió el grifo del agua. La cuál, salió fría de principio. Lo que aprovecho, para relajar los moretones que llenaban su cuerpo. Hasta que el chorro se volvió tibio, haciendo que meta su cabeza debajo.

Tomó el jabón entre sus manos, mientras lo pasaba con cuidado por su torso. Tallando las marcas que tenía que cargar, y sabía que le esperaban más. Así que, trató de restarle importancia.

En cuánto acabó, se enderezó frente al espejo. Observando con atención su cuerpo desnudo y mojado. Y no para admirarse, si no, para aborrecerse.
Conociendo cada recuerdo de sus morados, desde una patada en el vientre, hasta un estrellamiento de espalda contra la ventana. Se acercó más, tocando su rostro intacto. Con sus labios finos cómo su madre, nariz respingada como su abuela, y ojos celestes... cómo los de su padre.
Los detestaba, a pesar de haber recibido cantidad de halagos por ellos. No es que se sintiese bien tener los ojos de un maltratador.

Regresó a la cocina una vez lista para empezar con el almuerzo de su padre. Sólo el de él, ya que el resto de la familia tenía un horario diferente para comer.

Se decidió finalmente por pescado, acompañado de papas doradas. Conforme esperaba que el animal se cocinara en el horno, aguardó sentada en el borde del porche. Colgando sus pies por la baranda, mientras dibujaba una pequeña ave que comía de las migas de la galleta que anteriormente comía Rae.
No obstante, no consiguió acabar su arte cuándo la paloma agitó sus alas lejos de ella, por el estruendo que había provocado la verja al ser abierta. Suspirando frustrada por haber dejado su dibujo a medias, giró la cabeza a la entrada de la comunidad. Encontrando a Aaron y Eric, en compañía de doce personas más.

Entonces frunció su ceño.
¿Acaso eran las personas que Deanna había anunciado hacía unas semanas? ¿Los que pondrían seguridad a Alexandría?

El timbre del horno resonó dentro de su casa, haciendo que dejase de lado el tema de los nuevos habitantes, y corriera hacía adentro para evitar que se queme la comida. Lo que provocaría otro golpe.