11; ❝ RUN. ❞

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CAPÍTULO ONCE;
CORRE. ❞

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Los constantes azotes en los muros se multiplicaban a medida que pasaba el tiempo. Dando a conocer que cada vez llegaban más, y más a su lugar. Todos habían llegado tras la bocina que explotó los tímpanos de cada habitante, y no se detuvo hasta que alguien hizo algo al respecto, pero para entonces ya había sido muy tarde. Ellos ya estaban de camino, y también detrás del sudoroso Rick Grimes, que arribó en la comunidad. Gritando eufórico, y desesperado por que abrieran las puertas.

⏤¡Los muros aguantarán! ¿Y que hay de ustedes?⏤ Rick cuestionó hacía la multitud en frente de sus orbes celestiales, causando que todos se mirarán entre ellos cómo buscando una respuesta en común, pero había una coincidencia compartida. Estaban aterrorizados del futuro.
Por otro lado, Ron apretaba los puños hasta clavar las uñas en su piel con rabia de tan sólo ver a su hermana en la compañía del hijo del hombre rizado. La sola imagen le daba vueltas en el estómago.

⏤¡Deben hacer algo!⏤ exclamó un alexandriano. ⏤¡No quiero morir en el día de hoy!⏤

La rubia dejó los nervios de lado, y se puso firme, dando un paso al frente y aclarando su voz para hablar. ⏤¡La mitad de la horda metida en esa cantera está aquí! ¿Y saben porqué sólo la mitad, y no todos ellos?⏤ A decir verdad, a todos les sorprendía su apoyo hacía el grupo nuevo. Hasta a ella misma, pero no se trataba sólo de eso, si no también de que era hora de enfrentar la vida real detrás de la reja. ⏤¡Porque Rick lo impidió! ¡Y toda su gente! ¡Sobreviviremos a éste día!⏤ Finalizó su discurso. Logrando una sonrisa de su madre, de Rick, de Carl y de todos los nuevos. Y muecas de disgusto por su hermano, y habitantes.

⏤Gran día para fallecer.⏤ Masculló el mismo hombre, tomando a su hijo, para perderse por ahí. El resto le siguió el paso.

⏤Gracias, Rachel. Me alegra de qué, al menos tú, hayas logrado entender la situación.⏤ finalizó el rizado con una sonrisa, antes de otorgar un leve apretón en su hombro, y dar por finalizada la conversación con su partida.

Horas después, Rachel acabó la tarea que había otorgado su madre. De las cuales parecieron tiempos eternos en la compañía de su gemelo, y Jessie no había dejado pasar la situación por alto, percató la tensión en el aire, más no comentó palabra sobre ello.  ⏤Vale. Eres libre, niña.⏤ Aceptó su madre, mientras dejaba un sonoro beso en su mejilla.

Rachel suspiró con cansancio, para devolverse dónde su hogar, o más específicamente hacía su clásico espacio que compartía con un solo individuo. Quién no tardó en llegar, casi como si la hubiera estado esperando, en el momento que la rubia dejó los pies colgando del tejado, Carl se mostró escalando la pared hasta estabilizarse arriba, dónde pudo encontrar a Rachel. De espaldas, con el viento fresco haciendo bailar su cabello hacía atrás, y así dejando sus facciones de porcelana a la vista. La escena consiguió distraer a Carl, que olvidó del techo sobre su cabeza, haciendo chocar su coronilla con el mismo. ⏤¡Maldi...!⏤ Su insulto fue interrumpido al sentir sus pies fallar, y caer al duro tejado. Pero no paró allí. Su espala se resbaló por el ladrillo, y fue incapaz de detenerse voluntariamente.

Pero Rachel intervino antes de que la gravedad actuará, con su mano sostuvo de su camisa, deteniendo su caída, y así también, que cayera del otro lado, hacía los arbustos.

⏤Meses haciendo esto, y sigues sin recordar el techo sobre ti.⏤ Bromeó con él, ganándose un bufido del adolescente.

⏤A ti te tomó una semana manejar el machete, y nadie se te ha burlado.⏤ devolvió.
Rachel sonrió hacía el castaño por sus palabras, dando un leve empujón con su hombro. Carl iba a continuar hablando, en el momento que alguien más se involucró en la escena. Se trató de Jessie, quién exclamaba el nombre de su única hija en los pasillos a pocos pasos de la habitación de la misma. E instantáneamente, Rachel entró en pánico de que la hallará en aquel lugar que debía ser solo de su incumbencia.

⏤Demonios, entra.⏤ insistió la de cabellos dorados, empujando al castaño hacía la ventana que daba al cuarto. Apenas si estuvo por pasar a través del umbral, cuando la menor se desesperó, y sólo lo empujó. Causando que cayera de espaldas en la dura madera del suelo, acompañado de un quejido de su parte.

El pomo de la puerta empezó a ser forzado, haciendo que ella también se tirase. Cayendo justo encima del castaño, quedando así en la distancia más corta, e inapropiada posible. Sólo con la distancia de sus narices sobre la otra.

⏤Rachel...⏤ Jessie volvió a llamar, entrando por completo al cuarto, sólo para encontrarse con semejante escena que la dejó cabizbaja. ⏤Oh, wow. Lo lamento mucho, chicos.⏤

Rae se tiró a un costado del suelo, apartada varios metros del chico; ⏤¿Qué ocurre, mamá?⏤ cuestionó, como si nada hubiera pasado, o hubiera sido lo más casual de la tarde. Carl continuó acostado en el suelo, con las mejillas ardiendo y el corazón acelerado.

⏤Uhm... Carol necesita que cuiden de Judith. Bajen.⏤ pidió, antes de marcharse con una sonrisa pícara en los labios, y un ojo guiñado hacía su única hija.

⏤V-vamos.⏤ titubeó la rubia, incorporándose del suelo con el castaño imitando sus acciones.
Ambos se dirigieron fuera de la habitación, ahora hacía la planta baja para recibir a la cría de las manos de la canosa.
La mujer agradeció por la ayuda de ambos antes de marcharse cómo si estuviera apresurada, más ninguno de los dos acotó pregunta al respecto, y se dieron a la tarea de sacar a la menor a dar una vuelta en su carrito.

⏤No puedo creer que no sepas manejar un coche de bebé.⏤ Se burló Carl, al presenciar las malas direcciones que mandaba al volante del coche. Y sin previo aviso, se posicionó detrás de la rubia, brindándole calor a su espalda. Juntos, empezaron a andar. Por momentos se pisaban los pies, Rachel se detenía y Carl chocaba su pecho con su espalda. Acabando la escena en carcajadas que hacían eco en cada rincón de la comunidad, a pesar de la ampliación de la misma.

Ron apretó el mango del arma, al ver a su hermana, siendo tan amistosa con el castaño. Los veía juntos en múltiples ratos, aún así, nunca iba a acostumbrarse a la opresión de celos en su pecho. A pesar de ver a su hermana siendo feliz, no lo quería con él. Podría hacerlo tan fácil, simplemente jalar el gatillo, y al diablo todo. Al diablo con Carl Grimes.

Un crujido de madera siendo destruida, irrumpió las risas de los adolescentes. Sus miradas se dirigieron a la torre del reloj, que caía lentamente, a la par que trozos de madera se desprendían. Y en un momento, todo se hizo una bola de humo marrón.

⏤¡DEBEMOS CORRER, RACHEL!⏤.

𝗦𝗔𝗟𝗩𝗔𝗧𝗜𝗢𝗡┃CARL GRIMES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora