«¡Esa película es buena! ¡Qué bien que me esperaste para verla! ¡Ay!»
«¿Qué pasó¿ ¿Te has hecho daño?»
«¡Ay, ay! ¡Calambre, calambre!»
«¿Dónde? ¡Por el amor de Dios!»
Emma retorcía el rostro mientras apuntaba, con dificultad, a la punta de los pies con la mano.
Las dos compartían el sofá de la sala y Regina se apretó en una esquina, mientras Emma estaba espatarrada en el otro lado, con los pies casi tocando sus piernas. Regina estuvo toda la película afligida ante la posibilidad de que Emma decidiese apoyar, de una vez, los pies encima de sus muslos, y no sabía qué hacer.
En un acto de impulso, Regina puso sus manos en los doloridos pies de la rubia y apretó para masajearlos, para disminuir el dolor del calambre.
«¡Gracias! Estos calambres me matarán un día de estos...»
«¡No seas exagerada, Emma!»
«Nunca los tuve tan fuertes, ni cuando estuve embarazada de Henry»
«Deberías comer más plátanos, ayudan a disminuir los calambres»
«O podrías siempre que aparecieran darme un masaje, alivia bastante»
La rubia estaba, realmente, aprendiendo a lidiar con Regina. Era capaz de conseguir cualquier cosa de la morena. Si mencionaba dolor, hambre o bebé, sabía que Regina se ablandaba y finalmente dejaba de lado el papel de controladora y asumía el de mujer atenta. Emma se divertía.
Estaba claro que Regina adoraría pasar el día dándole masajes a Emma, si la rubia la dejase, pero tocarla era una tortura mayor.
Siempre que podía, Regina mantenía una distancia física de seguridad con respecto a Emma.
«Tienes buenas manos, ¿sabías?» habló en serio
Regina se enrojeció con el comentario y se sintió infantil por haber dejado que los pensamientos fluyeran sin censura.
«¡Es verdad! ¿Qué tal si me dieras un masaje en la espalda? Está dolorida»
Regina apenas miró a Emma, no sabía qué responder o qué hacer. Sus manos querían tocarla, pero su consciencia le decía lo contrario. No debería querer aprovecharse de la confianza que Emma depositaba en ella y se dio una bofetada mental por siempre optar por la consciencia y dejar su deseo de lado cuando se trataba de la rubia.
«Está bien si no quieres, Regina. Ya te doy mucho trabajo, ni te lo debería haber pedido»
«No. Venga, gírate»
Emma puso aquella sonrisa ladeada que Regina pasó a adorar y después de eso fue imposible volver a atrás en la decisión de torturarse. Solo que la alcaldesa no estaba preparada para lo que iba a venir.
Emma se sacó la blusa de un tirón, quedando solo con el sujetador delante de Regina, en el sofá, en mitad de la sala.
Nunca se había sentido atraída por una mujer y quizás no supiese ni qué hacer si realmente fuera a tener sexo con alguna.
Para Regina estar tocando a Emma y tener que lidiar con tantos deseos y pensamientos confusos era muy difícil. Además de todas las barreras que Regina había construido, la inseguridad de no saber qué hacer realmente con otra mujer también le exigía que mantuviera la postura, y claro estaba, la distancia.
Regina hizo lo que pudo para no mirar directamente hacia los pechos de la rubia, pero incluso así, no dejó de notar cómo llenaban perfectamente el sujetador. Definitivamente, aquella era una escena que a la alcaldesa le gustaría recordar más tarde, y al mismo tiempo, no poder hacer nada, la incomodaba.
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Imagine
FanfictionTRADUCCIÓN del fic portugués Imagine de LillyQueen. Regina se siente traicionada por Robin, Emma está frágil y embarazada. REgina decide invitar a la rubia a vivir en su casa durante el embarazo, para cuidarla y olvidarse de Robin. Pero poco a poco...