¿Ya se lo dijiste a ella, mamá?

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«¡Emma, vamos! ¡Ya vamos retrasadas!» dijo Regina

«¡Hey, calma!» gritó Emma desde el piso de arriba de la mansión «Ya voy»

La alcaldesa estaba ansiosa ante el primer examen después del accidente de Emma. Había esperado impacientemente a que Emma tuviera el alta. Los últimos días, después de la salida de la rubia del hospital, fueron muy difíciles para Regina. La mina exigía su presencia en todo momento, algunas veces porque los diamantes no eran mágicos, otras con relación a algún accidente con los enanos o incluso con ciudadanos curiosos que querían entrar de cualquier manera para ver la mina. Regina se dividía entre cuidar de Emma y estar presente en el trabajo. La rubia necesitaba cuidados específicos, medicamentos en horarios fijos, reposo, y la alimentación debía seguir el programa exacto que el médico le había prescrito. No estaba siendo nada fácil conciliar tantas responsabilidades al mismo tiempo. Y encima estaba Henry, que no movía ni para freírse un huevo para el desayuno, completamente dependiente de Regina.

«Hey, está todo bien. ¡Estate tranquila!» dijo Emma dándole un beso a la morena en la cabeza, que la esperaba en la sala «¡Vamos!»

Regina tenía expresión preocupada, pensaba en millones de cosas al mismo tiempo. Leroy no dejaba de llamarla al móvil y Regina no tenía la cabeza para lidiar con el trabajo mientras conducía al hospital con Emma.

«Deberías atender al teléfono»

«Ahora no»

Emma se encogió de hombros. La rubia estaba animada y tenía buen aspecto, ni parecía que hacía pocos días estaba hospitalizada.

«Hubiera preferido cisne» dijo Emma mirando su barriga

«¿Qué?» Regina prestaba atención a la carretera

«He dicho que hubiera preferido cisne. Para él» señaló «Patito me recuerda a la historia del patito feo...¿También existe él, Regina?» preguntó en tono de broma.

«Emma, dije la primera cosa que me vino a la cabeza. No deberías tener en cuenta lo que dije» pidió Regina «Ah, y no, el patito feo no vino con la maldición, solo traje a los bonitos» respondió con burla en la voz.

La morena se dio cuenta de que Emma había escuchado todo lo que le había dicho mientras dormía. Pero no estaba segura de hasta dónde se acordaba la rubia. Regina casi se le había declarado el día del accidente. Recordó que si no hubiese sido porque Gold había entrado en el cuarto, probablemente le habría confesado su amor a la rubia. Agradeció mentalmente por no haber podido hablar, pero aun así, recordó que le había dicho lo suficiente a Emma, para que si conseguía recordar, pudiera deducir el resto del discurso de la alcaldesa ocurrido aquel día.

«No voy a dejar de lado lo que escuché, si hablaste es porque querías que yo lo supiese...Además, al patito le gustó el nombre nuevo» dijo Emma con una sonrisa «¡Siempre le gusta lo que tú haces!»

Aquellas dobles palabras de Emma dejaban a Regina todavía más ansiosa por saber de qué se acordaba. Pero Regina no le preguntaría nada, la morena quería ahorrarle a la rubia tener que hablar sobre aquellos momentos, debe haber sido horrible para ella. Si realmente escuchaba todo, probablemente se acordaba de Gold acercándose a ella, de Mary Margareth y David casi organizando un funeral y Regina no quería que Emma reviviese ninguno de aquellos momentos.

La rubia ya estaba echada en la camilla del hospital, esperando a que el médico volviera con el equipo adecuado para el examen. Iban al ver al bebé.

«Entonces, ¿no quieren saber el sexo?» preguntó Whale

«¡No!» respondió Regina «Emma ya ha dicho que no quiere saberlo»

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