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Los Charming llevaron a Philipe a casa y Henry se había ido a dormir temprano.

«Regina, Henry me pidió que le comprase preservativos» dijo Emma con la mayor naturalidad, intentando no asustara a la morena

«Disculpa, creo que no escuche»

«¡Ah, Regina! ¡Venga, ya! Deberías estar feliz de que nuestro hijo sea responsable y quiera tener sexo seguro»

«¿Nuestro hijo...ya tiene sexo, Emma?» preguntó con cierto desespero en la voz.

«Siento decírtelo, pero sí, ¡nuestro hijo es un bello muchacho sexualmente activo!»

Regina sintió deseos de hundir su rostro en sus manos y lamentar que su hijo, hasta ayer, un bebé, podría estar tener una vida sexual más activa que la de ella. Preparar la cena para el novio de Henry ya era lo suficientemente aterrador, y ahora saber que practicaba sexo era mucho para que la alcaldesa lo aguantase en una sola noche.

«Menos mal que estás tú en esta casa. Creo que yo no sabría aconsejarlo» admitió

«Es muy responsable, Regina. Deberías sentirte orgullosa. Realmente, poco tenemos que hablar con el chico, ha sido criado muy bien, ¡gracias a ti! Así que sí creo que sabrías qué decir»

«Creo que necesito una copa, ¿te importa?»

«Claro que no. Adelante» respondió Emma con una débil sonrisa.

La morena llenó su copa con una buena dosis de su whisky favorito y se sentó al lado de Emma en el sofá. Regina estaba cansada, la cena la había dejado exhausta. Recibir a los padres de Emma nunca había sido fácil, contaba con esa noche para demostrarle a Mary Margareth que podía cuidar de Emma.

Emma apoyó la cabeza en el hombro de Regina. La morena se sintió cómoda con la aproximación de la rubia y la dejó anidarse mejor en su cuello. Sintió necesidad de tocar los cabellos de la rubia, acariciar su rostro, y con suerte, robarle un beso. Emma comenzó a acariciar su vientre.

«¿Cómo será?» preguntó, sacando a la morena de sus devaneos

«¡No dudo de que será un bebé hermoso!»

«¡Eso no me importa! Quiero que sea inteligente. ¡Como tú!»

Regina se sintió halagada. Emma deseaba que el hijo tuviera alguna característica suya, y que la considerara inteligente era un halago para la morena.

«No quiero que sea como Hook, que huya de las cosas. Quiero que se enfrente a los problemas» dijo Emma «También quiero que sea valiente»

«¡Como tú!» añadió Regina

«Quizás. O un poco más» dijo acariciando la barriga, antes de girar el cuello, animadamente, hacia la morena «¿Le enseñarás magia? Eso es, si la mina se reactiva»

«¿Quieres que aprenda?» preguntó sorprendida Regina

«Estaría bien si supiera usarla. ¡Está guay! Puede recoger su propio cuarto, puede hacernos la comida...esas cosas»

«Emma, ¡la magia no debe ser usada sin ton ni son. A estas alturas, ya deberías haber aprendido que tiene un precio»

«¡Lo sé! Solo estaba bromeando. Pero quiero que aprenda, sí, no tiene que ser ningún Harry Potter o algo por el estilo» bromeó «Pero quiero que aprenda a desenvolverse»

Regina sonrió ante la broma de Emma. La morena respiró y se armó de valor para preguntar lo que hace mucho tiempo debería haber preguntado, y por inseguridad, no lo había hecho aún.

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