Solo cuando te ví (Rubius&Tú)

-Cap. 9.

Alguién abrió la puerta y pude ver a Mangel. Me tapé enseguida con las sabanas, muerta de vergüenza. 

-¡¿QUÉ COÑO HACES, MANGEL?! ¡VETE!-gritó Rubius-.

-¡Uy, loh hiento muchoh!-dijo Mangel, y pude ver que miró para otro lado-. Venía'h decirt'eh que, tiene'h "visit'ah-.

-¿Visita?-dijo Rubius más calmado-.

-Sih, esa visit'ah...

-Dile que ya voy.-dijo, y en su voz noté preocupación-.

Sin decir nada más, Mangel cerró la puerta y se fue.

Miré a Rubén con la pregunta en el rostro. 

-Es una visita que estaba esperando hace tiempo de un amigo... salgo un momento, escucho lo que me tenga que decir y vengo... ¿vale? Quedate aquí, preciosa...-me susurró-.

-Vale...-dije, no muy convencida, a la vez que enfadada-.

Me dió un beso corto, y con añoranza en los ojos ví como se vestía, y salió.

Opté por vestirme, ya que no hacía nada hay desnuda.

Pasaron unos cinco minutos largos, así que decidí hacerle la cama.

Cuando terminé, decidí salir, ya que no pintaba nada hay sentada.

Pero desee no haberlo echo.

En la entrada, estaba una morenaza, con el pelo hasta la cadera, comiendole la boca a Rubén.

En tan solo tres segundos, se me cayó el mundo a los pies. Esto era lo que más me temía, que solo estuviera conmigo dos dias y luego me dejara. Sentí tres emociones distintas: confusión, tristeza y enfado. ¿Como podía sentir todo esto, si apenas le conocia de dos días? No lo sabía. ¿Sería esto amor? Pensaba que el amor no dolería tanto...

Y ahí me quedé, en estado de shock en el pasillo, contemplando la dolorosa escena. Bueno, dolorosa para mí. No reaccioné hasta que me dí cuenta de qué las lágrimas inundaban mis ojos. Rubén pareció darse cuenta de mi presencia.

-¿Pelirroja? -dejó a la chica, y s acercó a mi-. Esto no es lo que piensas...

Antes de que dijera nada mas, cogí impulso y le propiné una bofetada, de tal calibre fue, que hasta yo me hice daño. Ahora empezaba a sentirme muy enfadada, traicionada...

Ví como Rubius se tocaba la parte de la cara donde tenía la marca de la bofetada. Mi enfado iba en aumento, y le grité:

-¡TE ODIO! ¡¡OJALÁ NO TE HUBIESE CONOCIDO!! -le grité, y me fuí corriendo en dirección a mi casa-.

...