[LIBRO 2] -Cap. 6.

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Me encaminé hacia mi casa. Habían pasado muchas cosas. Pero habían demasiadas cosas que me preocupaban. Por ejemplo, el beso con el idiota. ¿Por qué había sentido eso cuando nos besamos? ¿Por qué habíamos pasado de odiarnos a...? ¿A qué habíamos pasado? La verdad, no lo sabía ni yo. Solo sabía que se me enrojecía la piel al recordar el beso. Aunque lo más preocupante fue que... Me- me gustó. ¿Me gustó? Sí, me gustó. No podía negarlo. Ese beso fue... Especial. Y distinto. 

De repente, muchas cosas me parecieron raras.

¿Por qué tenía el número de aquel idiota? ¿Por qué de repente era tan borde conmigo? ¿Y por qué sentía esto al besarle?

Entonces, sentí un fuerte dolor en la sien. Me llevé las manos a la misma. Sentía un ardiente fuego quemarme con saña. Primero empezó desde la nuca, hasta llegar a la parte frontal de mi cabeza. De pronto, los recuerdos me embargaron.

...

Cogí el móvil, y ví que tenía unas llamadas pérdidas de Rubén. Suspiré, y le llamé.

-¿Pelirroja?

-Sí.

-¿Ey? ¿Qué pasa?-preguntó. Parecía preocupado-.

-Nada, que mis padres son gilipollas.

-Los tuyos no, los de todos.-y rió-. Bueno, ¿qué te parece si vamos esta tarde a La Competencia?

-Si, creo que necesito despejar la cabeza un poco...

-A las 8 en mi casa.

-Vale...

-Ehh, me tengo que ir, ¡hasta luego preciosa!

-Adios...-susurré, pero ya habia colgado-.

 ...

-Eres muy hermosa.-susurró-.

Me estremecí.

-Oh, venga, no te irás a ruborizar...-bromeó-. 

-No.-dije-.

-Vale-rió- ,pués voy a vestirme. Si quieres puedes mirar.-me miró, y esbozó una sonrisa pícara-.

Se vistió, y salimos de la desordenada habitación. Luego la ordenaría.

-Y ahora... ¿qué? -preguntó Rubén.,

-Ahora a desayunar.-le dije-.

-¡Wiiiii!-dijo, y dió saltitos de alegría como si fuera un niño pequeño. No pude evitar reirme-.

-Que tonto eres...-le dije-.

-Pero aun así, me quieres.-dijo orgulloso-.

-Por supuesto.

Me metí en la cocina, y empecé a preparar tortitas, la receta que me había enseñado mi madre, mientras él miraba como trajinaba con las sartenes.

-No me mires así...-le susurré-.

-Es que me gusta ver como cocinas.-me dijo, y sonrió-.

Me sonrojé.

Al final terminé de cocinar y serví el desayuno en la mesa, y nos sentamos.

Era increible la velocidad a la que comía. Me reí y le pregunté.

-¿Quieres más?-le pregunté-.

Solo cuando te ví (Rubius&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora