-Cap. 24.

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Había amanecido. Aún no había habierto los ojos siquiera, pero escuché el timbre, por lo que supuse que nadie llamaría por la noche. ¿Porqué no habrían mis padres? Esperé unos segundos, y el timbre seguía sonando, así que decidí levantarme, desganada. Solo cuando pisé el gélido suelo me dí cuenta de que iba descalza, pero me daba igual. Abrí la puerta, y pasé de estar sorprendida, a estar contenta, aunque aun no supiera bien el por qué.

Ví a Alexby, de pie en la puerta, y me miraba sonriente. 

-Ho..hola...-susurré-.

-¡Hola! Umm, tienes aspecto de haberte levantado hace unos minutos... ¿Estoy en lo cierto?

-La verdad es que me acabo de levantar...-y dirigí la mirada hacia el suelo, avergonzada-.

-Sigues estando preciosa.-susurró, para mi enorme vergüenza. Noté la sangre acumulandose en mis mejillas-.

-Bueno... ¿quieres pasar?-le dije-.

-¡Claro!

Pasamos a mi piso, y el miraba de un lado a otro con curiosidad. Por una vez en la vida me alegré de tenerlo todo más o menos "ordenado". Le dirigí al salón, y añadí:

-¿Puedes esperar un momento? Voy a cambiarme... por cierto, ¿donde vamos a ir?

-Claro, no te puedo decir donde vamos -una sonrisa dió forma a su angelical rostro-, solo te diré que te pongas algo cómodo.

-Vale.-y me reí-.

Entré a mi diminuta habitación, y abrí el armario.

Me decidí por unas leggins negras, y una camiseta básica amarilla, cogí mi chaqueta de cuero negra y entré al baño. ¿Qué se supone que me tendría que hacer en el pelo... en el rostro...?

Me peiné el pelo, y me hice una diminuta trenza en la parte delantera del cabello, y opté por ponerme una base de maquillaje, y me repasé de negro la parte de abajo del ojo, aunque muy leve.

Y entré al saloncito, donde encontré a Alex con la mirada perdida y el ceño fruncido. 

-Eii, ¿qué pasa?

Me miró sorprendido, y añadió:

-¿Eing? No, nada, nada... -se levantó del sofá-. Bueno, ¿vamos? 

-Claro. y le sonreí-.

Salimos del piso, y entramos al ascensor.

Se hizo un silencio incomodo mientras estabamos en el ascensor. Alexby me miró, y yo le miré a él. Ambos apartamos la mirada, corriendo, pero lo mismo sucedió una vez más, así que decidí mirar al frente, sin ver nada en realidad. No salí de mi extraña ensoñación hasta él me tocó el brazo.

-Eii, despierta. -dijo, y me sacudió suavemente por el hombro. Le miré, confundida y él me regaló una sonrisa. Miré otra vez al frente- Mira, mi coche está aparcado ahí enfrente.-y señaló con el dedo la entrada del porche-.

Aunque no sabía mucho de coches, pude distinguir un Golf Gti 7, blanco. Se notaba que le gustaba su coche, ya que lo tenía impecable, sin ni una sola mancha.

-¡Wow! Me encanta tu coche.-le dije-.

-Bah, a mi me tiene harto, aunque es lo que hay...-y se rió, contagiandome la risa-.

Entramos en el coche, y me fijé que había muchos botones. No sabía ni para que servía ni uno.

-Emm, ¿preparada?-me dijo-.

-Claro... ¡Vamos!

Solo cuando te ví (Rubius&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora