-Cap 2.

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-Todo parece tan real... es increible...-dije, maravillada, ese sería sin duda el mejor sueño de toda mi vida-.

Me sonrió y su expresión burlona se transformó en una de comprensión y dulzura...

-¿Crees que esto en un sueño?-susurró, y soltó una carcajada-.

-Está clarisimo. ¿Yo? ¿Conocer a Rubius? ¡Ja!

-Oh, bueno, supongo que si esto es un sueño, no pasará nada si hago esto.-susurró, y acercó su rostro al mío, provocando estragos en mi pulso cardiaco. Noté como la sangré se me acumulaba en los pómulos, tornandolos de un tono rojizo. Justo cuando su boca estaba apenas céntimetros de la mía, se detuvo y, aun con su rostro cerca de mí, esbozó una sonrisa pícara. No me pude contener y le toqué el rostro. Tenía la mejilla caliente, casi tanto como la mía. Un momento... ¿en los sueños también sientes? Hasta ahora, y que yo supiera, no. ¿Y si...?

-Un momento... ¡puedo sentir! Osea que esto no es un sueño...-dije horrorizada a la vez que feliz- asi que yo te he... y tu me has...

-Dejame esto.-cogió mi juego de Scribblenauts y se dirigió al pequeño mostrador.

-¿Eh? ¿Que haces?

-Supongo que esta es mi forma de disculparme por... em... ¿asombrarte? -volvió a reirse-.

-No me has asombrado.-dije en voz baja, avergonzada-.

-Ah, pues cuando me he acercado no te has apartado, ¿verdad?

-Es que... yo, estaba pensando en que hacias y no podía reaccionar.-notaba como si lo conociese de toda la vida, pero a la vez era un poco incomodo que aquel chico estuviera tan pagado de si mismo-.

-Oh, y cuando me has tocado la cara y has caido en la cuenta de que se te había ido la olla.-estalló en carcajadas-.

-¡No se me ha ido la olla! Y yo puedo pagarme el juego sin problemas, no hace falta que te preocupes tanto.-añadí en un todo ácido. No podía creerlo, pero estaba enfadada con mi ídolo-. Y si me disculpas...-le cogí el juego y se lo dí al dependiente-.

-¡Eh! Lo siento, Zanahoria, ¿tienes un poquito de genio, verdad?

-No me gusta andarme con rodeos.

-Se nota...

Le pagué y nos encaminamos a la salida de la tienda. El dependiente parecía estar pasandoselo bomba.

-¡Y no soy ninguna Zanahoria!

-Vale, vale.-se echó a reir-. Puede que a mi me gusten las que tienen bastante genio.-añadió, con un tono de voz y una sonrisa pícara-.

¿El mundo estaba loco? ¡Elrubius estaba allí, diciendome todo eso! Me sentía en el septimo cielo.

-Y puede que a mí me gusten los listos.-añadí-. ¿Conoces a alguien así? 

-Si, y creo que esa persona puede ser lo que tu quieras. -y soltó otra carcajada-.

-Pues me la tendrás que presentar.

Miré a mi alrededor cuando salimos de la tienda, había oscurecido bastante. ¿Cuanto tiempo habiamos estado en la tienda?

La verdad es que nunca hubiera pensado que este YouTuber era tan buena persona, tan simpático... Me gustaba de verdad. Me encaminé hacia mi casa, perdida en mis pensamientos, cuando alguien me cogió del brazo.

-¿Eh, a donde vas?

-¿Qué? Voy a mi casa, ¿donde si no?-le dije, sorprendida-.

-¿Y te piensas que voy a dejar que te vayas sola, ahora que ha oscurecido?

-Oh, de verdad, no creo que me asalte ningun ladrón.

-Puede que un ladrón no, pero a lo mejor algo peor.-dijo, parecia preocupado de verdad-. Y rubiuh no vah a dejah que ah una pelirrojah lindah le pase nah.-dijo, en un acento bien parecio al de Mangel, y no pude evitar reirme-.

-Pués en ese caso, muchas gracias, Rubén.

Sin previo aviso, me tomó de la mano. Y no es que ese gesto me desagradara, en absoluto. Sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral. Él pareció notarlo, ya que dijo:

-¿Te pongo nerviosa?-parecía divertido-.

-No.-contesté de inmediato, aunque no estaba totalmente segura de si decía la verdad-.

-¿Y si hago esto? ¿Sigues igual de tranquila?-no me di cuenta de como fue, el caso es que y me encontraba en la pared, con su cuerpo aplastando el mio. Mi respiración empezó a agitarse-.

-Aunque no sepa por que lo haces, sigo igual de tranquila.-contesté en el tono mas formal que pude interpretar-.

-Mayuya, a mi no me engañas, te pongo nerviosa.-dijo, mientras acariciaba mi mejilla y acercaba su rostro al mio-.

Me aparté justo a tiempo. Mi subconciente no paraba preguntarse, ¿porqué parar?, pero mi lado mas cociente decia que el era practicamente un desconocido, además yo solo había llegado a Madrid hacía unas escasas 3 semanas, ya que trasladaron a mi padre de trabajo, y yo estaba muy encantada con la idea, ya que no tenía demasiados amigos en Valencia, y aquí ya habia conocido chicas que me entendían y me apreciaban.

Segumos andando.

Rubius parecía sorprendido por mi rechazo, aunque más bien parecia algo... ¿dolido? Serían impresiones mías. Estaba dandole vueltas a esto, hasta que me interrumpió con una extraña pregunta:

-Oye, ¿tu sabes donde vivo?

-No, ¿por?

-Por que estamos llendo hacia mi casa...

-¿Qué? Espera.-aceleré el paso, y el también lo hizo-.

-Mira, yo vivo en ese edificio rojo de allí. Habitación 12.-me sonrió y me guiñó el ojo. Me ruboricé-.

-¡Vives en ese edificio! ¡Yo también! ¡Habitación 26!

-¿En serio? ¡Vivimos en el mismo edificio! ¡Joder tío! -me puse a dar saltitos de alegría y acto seguido le abracé-.

-Ala, ¿y esto?-preguntó-.

-Lo siento mucho.-me separé corriendo, y la vergüenza me invadió-.

-No no... si por mi como si me abrazas hasta en la hora de dormir.-y me guiñó otra vez un ojo, tenía expresión pícara-.

-¿Y como te gusta que te llamen, Rubén o Rubius?

-Rubius, para los amigos.-me sonrió-.

Entramos al portal.

-¿Y como quieres que te llame yo?

-Rubius, por supuesto, ya que, ¿eres mi amiga, no?

-¡Por supuesto! Creo que eres mas majo de lo que aparentas. Creo que te quieres hacer más el duro y no te gusta enseñar tu lado sensible.-se me daba bien desde siempre calar a las personas-.

Se quedó callado durante unos segundos, y muy serio, y me asusté un poco.

-Pues sí, creo que tienes razón.-me miró muy fijamente-.

Solo cuando te ví (Rubius&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora