Solo cuando te ví (Rubius&Tú)

-Cap. 3.

-¿Y como es que no nos hemos visto antes, aunque fuera en un pasillo o algo parecido?

-¿La verdad? No lo sé, aunque me alegro, ya que por lo menos he podido conocer a una Zanahoria andante.-y se rió... otra vez-.

-¿Y que tal si yo te pusiera a ti también un mote estúpido?

-¿Ah, si? ¿Cómo cuál?-preguntó, divertido-.

-Mmm, pues como Rubius... aunque creo que ya está ocupado.

-Si, yo también lo creo.-y nos reímos los dos-.

-Aunque -añadió deprisa- si tu me quieres llamar cosas como, "amor", "gordi" o cosas asi, no te cortes, ¿eh?

-No te preocupes por eso.-dije entre risas-. No creo que te vaya a llamar "amor" y "gordi" nunca...-y me volví a carcajear-.

-Nunca se sabe.-y me dedicó una deslumbrante sonrisa-

Salimos a los patios traseros del edificio, y caminamos. Todo era silencio, hasta qué preguntó:

-¿Asi que una pelirroja Gamer?-preguntó, divertido-.

-Tampoco eso, simplemente me enganché a los videojuegos cuando veía a un chico que hacía videos en YouTube... 

-¿Ah, sí? -preguntó, un poco más serio- ¿y quien fue el afortunado que te lo inculcó? A ese le debo mucho.-y se rió.

-Pues es un chico muy majo, incluso más que tu.-le miré con recelo fingido- y es muy guapo, me saca una cabeza, tiene el pelo de un marrón muy clarito y sus ojos verdes vuelven loca a cualquiera. 

-Umpf, me pregunto quien será el afortunado del que tienes tan buena opinión.-dijo, y una vez más, me guinó el ojo, y no pude hacer nada más que sonreirle y mirar para el suelo. Hacia tiempo que no me sinceraba tanto con nadie, y que el me mirara todo el tiempo no arreglaba nada-.

-¿Y como es qué llegaste a parar en Madrid?-preguntó-.

-¿Es qué quieres qué me vaya?-pregunté, una persona más en el mundo que me detestara tampoco sería demasiada diferencia-.

-¡NO, NO!-exclamó-. Estoy contento de que hayas venido, me refería a que como llegaste a Madrid, por que razón.

-Ah, menos mal.-me relajé- Mis padres dicen que por cosas de trabajo, pero yo no soy tonta, sé que era por mi bien.

-¿Por tu bién? ¿Como que por tu bién?-su adorable ceño se frunció-.

-No te lo puedo contar.-susurré, y así era-.

-¿Por qué no?

-Solo te diré, que ya hubiera cometido alguna estúpidez muy grande si tus videos no me dieran consuelo.-le susurré-.

-¿Qué?-preguntó, extrañado-.

-Digamos que mi vida no iba muy bien, y te prometo que había pensado en terminar con todo, ahora me alegro de no haberlo hecho, ya que he conocido a una maravilla de persona.-le sonreí y le toqué la punta de la nariz con un dedo-. Creo que eres mejor persona de lo que pensaba cuando veía tus videos.

Me sonrió.

-Mirah la horah, murayitah, eh mu'h tarde y tu madreh te va'h a regaña'h.-dijo con un singular acento cubano-.

-¡Oh mierda! Contigo se me pasa el tiempo volando.-suspiré-. Qué suerte tiene Mangel...

Se rió. 

-No te creas, cuando me enfado con él le hago la vida imposible.

-Te creo.-y me uní a sus risas-.

-Bueno, pues nos vemos.-le dije, y me levanté de el banco donde nos habiamos sentado-.

Pero por segunda vez en el mismo dia, me agarró del brazo y me atrajo hacia él. Como ya nos habiamos levantado del banco, me estampé contra su ferreo pecho. Cuando estuve a su alcance, me agarró de la cintura con una mano y con la otra me acariciaba la cara. Acercó su divino rostro al mio y...