La madrugada era fría, el bosque silencioso y tenebroso.
El camino se hacía cada vez más y más alejado. El lobo, no podía pensar en otra cosa que no fuera, en Sandor.
¿Que tan ruin podía ser como para vender a su propia hermana? A su suerte. ¡Como quería partir su cráneo! ¡Con las fauces!
Miro a atrás, Alik llevaba a la pobre chica pelirroja, estaba exhausta. Ágora seguía vigilando alrededor. Era muy probable que ese gusano ya supiera que estaban en su territorio.
Aida, caminaba junto a Amelía. Su rostro demostraba preocupación y miedo.
¡Cuanto deseaba tomarla en brazos y susurrarle al oído que nada ni nadie la tocaría!
- ¡No se detengan! Debemos internarnos más en el bosque -
No supieron cuanto habían caminado, solo que se detuvieron junto a una enorme cascada. Al fondo, detrás de la cascada, había una cueva. Un escondite ideal para pasar la noche.
Prendieron fuego y el sonido de la cascada producía un eco arrullador.
Amelía, bebía agua mientras trataba de mantenerse despierta.
- Esta débil, necesita comer algo - Aida miro a Viorel, suplicante.
Este, dejó sus armas y se desprendió la estola del cuerpo. Dejando al descubierto ese abdomen perfecto y esos hombros anchos.
Aida, no podía siquiera pestañear. Al igual que la loba, que no hacía mas que morder su labio. Era un pecado ese hombre.
Los músculos delineados como si fuera hecho de mármol. Una perfecta escultura de carne y hueso.
Miró a los cuatro.
- Alik, cuida de ellas hasta que regrese. ¡Y no hagas estupideces! -
Sin más salió, mojó su cuerpo con el agua de la cascada.
Al salir por completo lo hizo con una velocidad arrolladora. Agudizo su oído y su olfato. En cuestión de minutos, ya llevaba un ciervo en el hombro, le había aplastado la tráquea de forma limpia.
Se aseguro que el animal no sufriera.
Entró con el animal, Aida, Alik y Amelía lo miraron con gratitud.
- ¿Donde esta Ágora? - se había ido.
- Salió, después de ti. Se miraba nerviosa - arrugo el seño.
No le dio mas vueltas al asunto, con un cuchillo en su pierna, comenzó a desollar el animal.
Pronto habían saciado su hambre.
- ¿Nos encontrarán y matarán no es así? - el joven hechicero miraba las llamas de la fogata. El bocado se le atoraba en la garganta.
Viorel, se giró en dirección de las dos doncellas durmiendo. Se miraban serenas. No había duda de que esa chiquilla era una princesa, pues sus rasgos eran delicados y definidos.
Sus cabellos a pesar de haber estado sucios, al lavarlos se habían convertido el hermosos bucles del color a las llamas.
- Es probable. Deberás estar listo para lo que sea - se levantó. Tomó el arma y se la arrojo al joven. Éste brinco de su lugar al sentir el frío metal rozar su piel.
- Comenzemos con tu adiestramiento - salió de la cueva, Alik lo miró desconcertado pero igualmente emocionado.
Le siguió afuera, la brisa hacía que el rocío de la cascada volara por donde quiera, por eso el lugar se mantenía verde y con vida.
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El Reinado Del Fuego: La princesa y el Lobo ©
WerewolfViorel es un lobo guerrero y se le ha dado una misión que pondrá en riesgo su vida y la de su única familia. Debe llevar a la princesa de un reino humano hasta los limites mas peligrosos de las tierras Medias. ¿La razón? Formar una alianza , para co...