Del crepúsculo al Amanecer Prt. 2

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Su cuerpo estaba demasiado pesado, la agitada noche llena de placer la habían dejado con cero baterías. Estaba exhausta.

Sin embargo, lo mas delicioso de ese cansancio era el hecho de que, lo había provocado el Lobo.

Con sus manos, de forma suave, comenzó a recorrer cada centímetro de su piel. Tratando de seguir el recorrido del hombreton, cada pulgada de dermis era un placer indescriptiblel  Sus dedos delinearon la forma de sus senos, la forma de sus pezones. Que con la brisa del agua al caer se endurecían. Sus mejillas se volvieron tan rojas que parecían brillar. Dejó de tentarse o podría tener un orgasmo ahí mismo.

Aun desnuda, salio de la cascada, asomando para ver si lobo estaba afuera lavándose. Pero, no. No había señales de su presencia.

Volvió sus pies, y miro su alrededor. Sus cosas no estaban. Ni su espada ni sus ropas.

¿Se había ido? ¿A donde? ¿Sin ella?

Su cabeza dio vueltas.

Se dejó caer sobre las pieles.

¡Alto! ¡No debes sacar conclusiónes!

¿Y si salia a buscarlo? ¿Se habría encontrado con Ágora y Alik o Amelía?

Algo no andaba bien, su corazón se lo decía. Una presión en el pecho la asfixiaba.

Al salir de nuevo pudo ver que la noche estaba cayendo. Pronto se encontraría sola en la oscuridad.

Lavo su cuerpo con la fría agua. Y comenzó a vestirse. Ese molesto vestido, que no hacia mas que estorbarle.

Miro las enaguas, anchas y estorbosas.

Con las manos las arranco hasta dejar sus piernas al descubierto. Amarro la estola de piel de oso alrededor de sus caderas y de su pecho.

Con aquello, parecía como una verdadera loba.

Rió para sus adentros.
¿Ella siendo un lobo?
No le desagradaba la idea, pero, ella era todo lo contrario a lo que era un lobo.

Fuerte, valiente y sin miedo. Cosas que ella no tenía. Era solo una chica encerrada en una torre que por vez primera experimentaba cosas nuevas y excitantes. La primera vez que conocía el amor.

Si, estaba enamorada perdidamente de un hombre mitad lobo.
Tal vez no era algo extraño, pues había tantas historias sobre humanos enlazados con otras criaturas, sin embargo. Siendo quien era, ¿podria amar libremente?

¿Su padre aceptaría tal amor?

No era un hombre malo, pero si severo y intangible.

¡Moriría antes de que Viorel se alejará para siempre de su vida!

De pronto, entre la negrura de la noche pudo escuchar voces lejanas. Asustada salio del agua y volvió a la caverna detrás del agua.

Pudo ver como un puñado de hombres llegaban a la orilla del río, armando una fogata y dejando unos enormes sacos con objetos brillantes. Oro y plata en utensilios. Ladrones. Parías.

Sin poder evitarlo recordó la vez que por poco era violada por una alimaña así. Un ladrón cualquiera. De no haber sido por Viorel, hubiera sido ultrajada de la peor manera.

Cautelosa, busco una salida para poder escuchar lo que decían. Lentamente bajo por una orilla, cuidando no ser vista. Llego hasta los árboles. Logrando sujetarse de una rama, bajo hasta el suelo.

Los contó, eran seis. Bastantes atemorizantes. Llevaban largas espadas y cuchillas en los cintos de la cintura. Eran peligrosos. Y ella siendo solo una chica, ¿que ventaja tenía?

El Reinado Del Fuego: La princesa y el Lobo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora