Con un pañuelo entre los labios y la nariz. Sandor veía toda la escena de lo más repugnante.
Todos y cada uno de los cuerpos de los pobres nobles dados como cena para sus más importantes aliados.
Veía como sus hombres llevaban uno a uno los cuerpos hasta formas pilas y con alquitrán eran quemados hasta volverlos cenizas.
Apunto de vomitar el desayuno a pies del balcón, se retiro de ahí. No soportaba el olor putrefacto.
Llegó hasta donde su trono brillaba como el oro mas puro.
— Excelente forma de ganar adeptos... Joven rey — una voz, masculina y sombría le hablaba desde las sombras.
Sandor, con un gesto de cabeza siguió sus pasos hasta tomar su lugar.
— Sólo una pequeña muestra de mi sincera amabilidad para con tu gente Érgon, algo que claro, no pudiste dejar pasar inadvertido. ¡Sean libres de tomar cada vida de esta mugrienta villa!
La sombra asomó por entre los pilares de la gran cátedra. Sus vestimentas eran del negro mas nítido que hubiera visto. Sus cabellos eran de un rubio muy claro y sus ojos, tan rojos como la misma sangre dejaban ver sus verdadera naturaleza salvaje y asesina.
— Tentadora oferta. Seguro que a mis hermanos les gustará la idea. Sin embargo, mi sed va más allá de la de un cuello humano cualquiera. ¡Me prometiste la hija de Edgardo en mis manos! No esta aquí — su voz se había vuelto irritada.
Sandor clavó sus ojos en los del inusual invitado. Sonrió de lado.
—Pronto, ella esta aquí, en estas tierras, sin embargo, no viene sola. Lleva consigo un perro. Uno peligroso.
Érgon se acerco hasta quedar frente al despiadado monarca.
Lamió sus labios, delegados y apetitosos. Pálidos.
— ¿Un perro dice su majestad? Eso no es problema para nosotros, somos expertos en matar lobos — sus dedos se acercaron a los cabellos sedosos del joven rey. Enroscando la hebra en estos. Llevándolos hasta su nariz puntiaguda y perfecta.
Sandor, evidentemente incomodo, se levantó de su lugar una vez más. La cercanía de ese vampiro lo ponía más nervioso que nada. Parecía acecharlo.
— Me complace. Ve y matalos, dejá viva a la chica, sera tú recompensa. Y a cambio te daré poder sobre las tierras de Edgardo en cuanto lo tenga de rodillas bajo mis pies... Tu y yo, mataremos a ese despreciable viejo y a te ayudaré a matar a ese maldito de Marius, tu eterno enemigo.
Érgon soltó su cabello.
— Da por hecho la muerte de esos perros príncipe, sin embargo, la oferta me parece excelente. Para mis hombres. Claro que la chica será un gran alimento para saciar un poco mi sed. Más hay algo que deseo de usted.
Con fuerza, sujeto sus brazos. Las puertas se cerraron con violencia desde dentro. Los guardias de inmediato intentaron abrirla pero parecía inútil.
La rapidez de esas criaturas era extraordinaria.
Sandor, asustado y con sospecha de aquello que ése ser deseaba, trato inútilmente de zafarse.
— Ni siquiera tus más hermosas doncellas han podido complacer mi mas exigentes gustos y deseos. ¡Son inútiles!
Se acercó peligroso hasta su rostro. Los gritos de los guardias forcejeando con la puerta hacían eco dentro de la cátedra.
Sandor, podía ver a la perfección la sangre inyectada en sus pupilas. Brillaban como ese liquido vital.
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El Reinado Del Fuego: La princesa y el Lobo ©
WerewolfViorel es un lobo guerrero y se le ha dado una misión que pondrá en riesgo su vida y la de su única familia. Debe llevar a la princesa de un reino humano hasta los limites mas peligrosos de las tierras Medias. ¿La razón? Formar una alianza , para co...