Juntos Eternamente

Prólogo

- Señorita Cavani, se la solicita en dirección- la voz de la directora se escuchó en los altos parlantes.

Elaine Cavani se levantó de su banco asustada, ella no había hecho nada para que la llamasen a la dirección, era una buena alumna y no causaba problemas. Se dirigió por el pasillo hasta la dirección con cada paso aumentaban sus nervios, para cuando entró en el despacho, ya le dolía el estómago y las manos le sudaban.

-Buenos días, ¿me llamó señora Guerrero?- se dirigió con respeto, las piernas le temblaban.

-Cavani, por favor tome asiento- dijo la directora mientras señalaba la silla frente a su escritorio, su tono era serio y solemne, su rostro estaba tenso.

Presintiendo que algo iba mal, Elaine se sentó en el borde de la silla con la espalda tensa. Antes de que pudiera preguntar, la directora Guerrero empezó a hablar:

-Recibimos una llamada de urgencia desde el hospital, lamento darle la noticia con tan poco tacto, su madre sufrió un accidente, está muy grave...

Las palabras perdieron el sentido, dejó de prestar atención a lo que decía la directora, <<Mamá tuvo un accidente>>, <<Mamá está mal>>, <<Hoy tenía que hacer compras, iba con los gemelos>>, <<¡Los gemelos>>!

-¿Mis hermanos están bien?-apenas pudo encontrar un hilo de voz para poner en palabras sus miedos en esa pregunta, no le importó interrumpir a la directora.

-Sí, ellos sólo sufrieron un pequeño golpe, no están en riesgo. Si le parece ahora llamaremos a sus hermanos para avisarles y luego necesito que me de un teléfono de algún mayor para avisarles.

***

<<Mamá en el hospital, grave>> 

<<Los gemelos a salvo>>

Esas dos frases se repetían en la mente de Elaine, mientras le avisaban a Eliel y a Alai -sus otros hermanos-, mientras entraban en el hospital acompañados de sus abuelos, mientras se abraza a los gemelos Nahúm y Nehemías. Al entrar al cuarto donde estaba su madre se quebró, porque la realidad le pegó de frente, su mamá no se iba a levantar de esa cama por un largo tiempo, quizás nunca más.