Juntos Eternamente

Capítulo 30

—¿Qué decidiste? —preguntó Leo.

Las dos estábamos sentadas en la cocina de mi casa, viendo arreglos florales y manteles. Matt se había librado de esta tediosa tarea alegando que debía acompañar a su novio a su nuevo trabajo.

—Empecé a analizar mercados de trabajo, creo que me iría mejor en una zona turística.

—¿No querés volver a estudiar?

—Sería algo imposible, por lo menos los primeros años...

—Claro tenés razón, ¿qué te dijo Eliel?

—Todavía no hablé con él, no veo que tengas muchas ganas de irse, para él es diferente, tiene estudio, trabajo y novia. Además, él sabe cuidarse solo.

—¿Te gustaría que se vaya con ustedes? —volvió a preguntar mi amiga descartando la quinta revista con muestras de telas.

—Sí, por supuesto que me gustaría que vivamos los seis juntos acá o en la luna, pero tampoco puedo ser tan egoísta. Me tengo que acostumbrar a la idea de que no vamos a estar para siempre juntos. Todos mis hermanos van a crecer y más temprano que tarde van a seguir sus caminos.

—Nena, me dejás sin palabras, a veces se me olvida que solo tenés veintiuno.

—¿Qué? —contesté riéndome.

—Es que a veces decís cosas tan sabias y de adulta —soltó con un suspiro.

Yo solo me empecé a reír:

—Lo dice la que está a punto de casarse.

—Esto es diferente, yo recién estoy empezando, vos hablás como vieja.

—Bue, con amigas como vos quién necesita enemigas.

—Mi tarea como mejor amiga es decirte la verdad a la cara y eso estoy haciendo. Lamento informarte que no hay devoluciones a la fábrica de mejores amigas.

—Pésimo servicio.

Nos empezamos a reír como locas, en ese estado nos encontraron mis hermanos que volvían de entrenar.

—Buenas, holi, ya llegué —mis hermanos saludaron a coro.

—¿Cómo les fue?

—Todo bien —contestó Teo por los cinco.

—¿Qué es eso? —preguntó Nahúm viendo con curiosidad el catálogo de telas.

—Muestras de manteles —respondió con un bufido Leonor— Tengo que buscar la tela de los manteles y ver qué flores voy a poner, ya estoy harta.

—¿De qué color va a ser tu vestido y el traje de tu novio?

—El mío champagne, Javi quiere uno gris humo...

—En ese caso decile que tiene que usar la camisa de color blanca y una corbata del mismo color de tu vestido. Los manteles van en blanco con servilletas grises del mismo tono del traje y las flores amarillo pálido y blancas —dijo sin titubear el mellizo.

—¿Estás seguro? —pregunté yo.

—Confíen en mí, combinar colores y pintar es lo mío —dijo con una sonrisa arrogante.

—Sí, eso nos quedó claro —susurró Alai que estaba sirviéndose un vaso de agua.

Mis hermanos empezaron a reírse, acordándose del gran mural autoría de mi hermano. Yo los miré severamente, eso todavía no me hacía gracia, miré a mi amiga que también se reía junto con mis hermanos, la muy traidora.