Capítulo 12

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Antes de llegar al pasillo me imaginé una decena de posibles situaciones posibles para semejantes ruidos y jaleos, pero ciertamente no estaba lista para la escena que se desarrollaba en frente de mis ojos.

Alai, la misma niña tranquila que se largaba a llorar cuando los mellizos empezaban a pelearse, la misma Alai que salvaba arañas para que nadie las aplastase; estaba luchando por arañarle los ojos a la compañera rubia de los mellizos. Mi hermana estaba roja y tiraba chispas por los ojos. Eliel, que había entrado hacía unos pocos segundos a la casa, la sujetaba de la cintura tratando de poner más distancia entre las dos adolescentes.

Los mellizos que habían llegado junto conmigo reaccionaron rápido y trataban de calmar a la rubia que según entendí era Micaela.

Luego de superar la conmoción logré entender lo que se gritaban, la razón de la pelea era uno de los mellizos y la mejor amiga de Alai, Ornella, y algo sobre un montón de rumores, mentiras y humillaciones. Ninguna de los chicas parecía calmarse, es más a cada segundo que pasaba la tensión y la ira crecían, cuando los gritos dejaron de ser reclamos y pasaron a ser insultos decidí intervenir.

Me paré en medio de ellas dos y de mis hermanos, pero solo me dirigí hacia mi hermana, como quería que solo se concentrase en lo que le decía le hablé en italiano, la lengua en la que mamá nos hablaba para tranquilizarnos y alejar a los monstruos que había debajo de nuestras camas.

Luego de darles unas cuantas palabras, ella dejó de luchar contra Eliel para liberarse de su agarre y dejó que este la acompañara al jardín. Cuando mi hermana menor estuvo afuera, me dirigí hacia la adolescente que estaba junto con los mellizos. Ella ya estaba calmada, aunque aún tenía las orejas y las mejillas rojas fruto del esfuerzo y el enojo.

-Quiero hablar con ella a solas -les avisé a los mellizos, estos captaron que no admitiría quejas y eligieron marcharse sin decir una sola palabra. Luego de asegurarme que ninguno me escuchaba puse mis ojos en la rubia parada enfrente mío.

>Agarrá tus cosas y andate. Puedo entender que son solo niñas que no sepan dialogar para arreglar las cosas, pero no voy a tolerar los insultos ni tampoco las faltas de respeto. De ahora más te pido que por favor evites hablar con cualquiera de mis hermanos ya sea Alai o los mellizos.

-Ella y la estúpida de su mejor amiga se lo buscaron, me quieren robar a Nehemías -comenzó a discutirme con tono caprichoso y engreído.

-Nehemías no te pertenece, ni a vos ni a nadie, por favor sólo salí de la casa y no vuelvas.

En silencio la acompañé hacia la puerta y me quedé allí hasta que se alejó una cuadra, luego de tomarme un respiro me dirigí hacia el jardín trasero donde Eliel y Alai aún conversaban

-...malcriada y presumida, vive haciéndole la vida imposible a Orne sólo porque a las dos le gusta Nehemías, pero a ella casi nunca le habla -Alai caminaba de un lado para el otro como leona enjaulada mientras hablaba de Micaela.

En sus ojos la ira aún burbujeaba como una tormenta inminente, en ese momento me di cuenta que el enojo que había desatado su comportamiento iba mucho más allá que simples celos de hermana, la rubia a quien había corrido de casa, realmente le había hecho daño a mi hermana pequeña o a alguien muy importante para ella.

Al ver que yo me acercaba a ellos, detuvo su andar y me miró fijamente.

-Ya no está aquí -le hice saber antes de que pudiera decir palabra alguna.

-Bien -respondió fríamente-, no la dejen entrar nunca más a casa -demandó mientras nos repartía miradas a mí y a Eliel. Ambos asentim0os, estábamos de cuerdo con ella.

-Decinos ¿qué pasó? ¿por qué mencionaste a Ore? -preguntó mi hermano con voz tranquila, esa voz que usaba para lograr que la gente hiciera lo que él les pidiese  pero sin que ellos se sintieran forzados.

-Está bien, pero es largo de explicar -accedió Alai, mientras se sentaba a un lado de Eliel, y así empezó a relatarnos toda la historia.

Bien podría haber sido una historia más de drama adolescente, en las que parece que su mundo su termina, pero en realidad no es nada malo y ellos solo exageran. No obstante cambié de opinión, cuando las burlas que debían soportar Alai y Ornella se volvieron más humillantes. Para cuando Alai terminó la historía una capa de preocupación cubría nuestros rostros, esa niña había ido demasiado lejos con sus bromas, y lo peor es que ni siquiera habíamos notado lo mal que la pasaba nuestra hermanita en esas situaciones.


Creo que por primera vez en muchos años Eliel y yo no supimos cómo reaccionar, tampoco sabíamos cómo solucionar. No me gustaba sentir que la situación se escapaba de mis manos y no podía hacer nada para controlarla.

Alai parecía mucho más relajada después de haberse desahogado con nosotros, no esperó que le dijésemos nada, sólo se fue de allí mientras tratábamos de digerir tanta información. Estuvimos uno segundos en silencio, hasta que apareció Nehemías, serio y preocupado como jamás lo había visto antes.

-Nunca supe lo mal que las trataba, yo pensé que Alai solo lo hacía para molestarla –empezó a murmurar, lucía culpable-. Si hubiese sabido que ellas dos sufrían tanto, hace rato que habría dejado de hablar con Micaela. Tampoco sabía que Ornella gusta de mí.

Cuando volteé mis ojos para  mirarlo, pude apreciar el color sonrosado que teñía sus mejillas y en sus ojos había poco de tristeza que acompañaban el tinte de culpabilidad con el que sus palabras estaban impregnadas.

-Escuchaste todo ¿no? –le pregunté con un suspiro de pesar, el sólo sacudió su cabeza afirmativamente, sin mirarme.

-¿En serio? –preguntó Eliel mientras fruncía el ceño- Entiendo que no te hayas enterado de lo que pasaba cada vez que se encontraban a Micaela en el baño de mujeres, pero a leguas se le nota a Orne que te quiere y no como un amigo.

-Tampoco es que lo disimulara mucho, aunque ella creyese lo contrario –acoté tratando de respirar y calmarme mientras ponía en orden todos los pensamientos que rondaban en mi cabeza.

-A partir de ahora las voy a cuidar mejor –dijo Nehemías con convicción-. Voy a evitar que se crucen sus caminos, no quiero que las chicas sufran más por culpa de una loca que supuestamente está enamorada de mí.

-Me parece bien para empezar –siguió Eliel-, pero esto sí o sí tenemos que hablarlo con las autoridades del colegio. Tu compañera llevó esto demasiado lejos y hay que evitar que lo siga haciendo, no sólo por tu hermana y Orne sino por todos los estudiantes.

Le di una mirada aprobatoria, la nobleza de preocuparse por los demás y no sólo en los suyos estaba muy arraigada en Eliel. Ciertamente mamá estaría tan orgullosa como yo del hombre en el que se convirtió.




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Buenasss, tardé menos en subir un capítulo nuevo, es todo un logro.

Me costó bastante escribir este capítulo, había cosas que n me convencían, por eso es tan corto.

Espero que en la semana entrante pueda actualizar.

Ya saben comentar y votar es gratis, háganlo.

Nos leemos pronto, mucha pizza para todos ;)

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