Capítulo 31

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-Pensé que al final no venías -me acerqué a Caleb que estaba sentado en las gradas, listo para disfrutar del juego.

Era sábado por la tarde y yo había decido ir a ver a Teo jugar  uno de sus últimos partidos de básquet de la temporada. Me senté al lado de Caleb y lo saludé con un beso en la mejilla.

-No tengo que trabajar mañana, así que decidí acompañar a mi sobrino -me ofreció un paquete de galletas que tenía abierto en sus manos- ¿Tu hermano estaba nervioso por el juego de hoy?

Desde donde estábamos sentados podíamos ver a Teo y Fabri haciendo ejercicios de calentamiento junto con el resto del equipo, en sus caras se podía leer la concentración.

-Ansioso más que nervioso. Desde que terminamos de comer empezó a apurarme porque supuestamente se hacía tarde -hice una mueca fingiendo molestia.

-Yo era igual -me regaló su sonrisa más radiante-, siempre llegaba dos horas antes al club.

-¿Y qué hacías mientras esperabas a los demás?

-Me ponía a limpiar la cancha, ¡bah! En realidad, ayudaba al señor que se encargaba de eso. Igual debo confesar  que después de las primeras veces iba temprano para escuchar sus historias

-¿Qué te contaba?

-Uff un montón de cosas, mis historias favoritas eran sobre su carrera como jugador y anécdotas de cómo conoció a muchísimos jugadores de las grandes ligas. No te imaginas la cantidad de estrellas que conoció.

-¡Qué suertudo! Mis hermanos pudieron conocer al Chapu Nocioni(1) en un partido al que fueron con mi abuelo, quedaron fascinados.

- Me imagino, poder conocer a tus ídolos es un momento muy especial.

-¿A quién te hubiera  gustado conocer?

Caleb se tomó unos segundos, mientras masticaba su galleta. Hasta comiendo se veía guapo, no lo podía negar. 

-Creo que a Shaquille O'Neall(2), además de ser uno de mis jugadores favoritos de todos los tiempos, parece una persona muy divertida.

-Ese hombre es muy gracioso, una lástima no haber podido verlo jugar tanto como quería.

-¿Vos entrenaste como tus hermanos?

-Sí, hasta los diecisiete, jugaba como base, era bastante buena.

-Ver para creer -una sonrisa llena de picardía y desafío.

-Cuando quieras te juego un picadito, uno versus uno -dije retándolo con la mirada.

-Ya me gustaría que se pique entre nosotros -agregó en un susurro bajo.

Ay, aguantá corazón mío, resistí. Decidí fingir que no había escuchado eso último, por mi propia seguridad, me levanté con la excusa de ir  a buscar agua y así alejarme de esa mirada coqueta que me desarmaba.

Me tomé mi tiempo buscando el agua y revisando los mensajes que me habían llegado al celular, todavía faltaban diez minutos para que comenzara el partido. Volví a mi asiento con bebida para mí y Caleb, el doctor seguía comiendo sus galletas con aire distraído mientras miraba a los jugadores que hacían sus ejercicios de calentamiento en la cancha.

-Estuve averiguando lugares donde nos podríamos mudar, me gustaría poder irme al Caribe.

Caleb me miró sorprendido: -¿Ya es un hecho que te vas a mudar?

-No un hecho, pero sí un plan más firme. Gina me dijo que era mucho más fácil poder tramitar los papeles si me iba de aquí con una oferta de trabajo, igual estoy pensando que tal vez debería empezar con la búsqueda después del casamiento de mi mejor amiga.

Juntos EternamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora