Volví a concentrarme en las tareas que me ocupaban en la cocina mientras bailaba la música que pasaban por la radio. Los mellizos aparecieron en el living, empezaron a sacudir los almohadones y esconder todas las fotos vergonzosas que había. Yo no sé por qué nunca las llevamos a otro lado, siempre las escondemos cuando vienen amigos a casa, pero ni bien se van volvemos a ponerlas en sus lugares. Supongo que es más que nada por mantener un recuerdo de mamá, ya que ella era la culpable de que nuestros momentos más vergonzosos de la infancia hubiesen quedado inmortalizados en cada uno de esos retratos.
Una alerta se encendió en mi cabeza, Nehemías y Nahúm nunca limpiaban el living a menos que se lo pidiese expresamente. Me quedé un rato observándolos desde la puerta que conectaba la cocina con la sala de estar.
-¿Qué están haciendo? -pregunté casi con temor, probablemente sus respuestas haría que lamentara el haber preguntado en primer lugar.
-Estamos por armar un auto de F1 para competir con Doña Luisa -me contestó Nehemías con seriedad, mientras escondía las últimas fotos, en una de ellas aparecían ellos junto a Alai llorando todos llenos de barro.
-Ah. mirá vos, no sabía que habían aprendido a conducir -me burlé de ellos.
Ambos dejaron de hacer lo que estaban haciendo y me miraron con enojo y reproche, era culpa mía y de mis miedos que ellos no habían aprendido a manejar, a pesar de que me habían insistido miles de veces. Justo en ese momento sonó el timbre de la puerta principal, salvándome de la furia de mis hermanos menores.
-Ya voy yo -dijo Nehemías mientras se pasaba una mano por la cabeza para (des)arreglarlo. Desde mi posición pude ver que en la puerta había un chico junto con dos chicas de la misma edad de los mellizos.
-Eh, bro ¿Cómo estás? -Nehemías saludó al chico con un choque de puños- Hola ¿cómo están? -saludó a cada una de las chicas con un beso y los hizo pasar hacia el living, donde Nahúm y yo estábamos parados.
Me giré hacia donde estaba él para preguntarles quiénes eran, pero la imagen que tenía frente a mi de Nahúm me obligó a cerrar la boca. Mi hermano estaba rojo hasta las orejas y se retorcía las manos detrás de la espalda.
-Che, ¿qué pasa? -le pregunté en un susurro para que los recién llegados no nos escucharan.
-N-nada, vamos a la cocina -me dijo mientras se apresuraba a salir del lugar donde recién estaban entrando sus amigos.
-¿Tenemos todavía galletas de miel? ¿De chocolates? ¿Con chispas de chocolate? ¿De manzana y canela? -perguntó mientras corría frenético de una alacena a otra buscando galletas.
-Calmate un poco, nadie se va a morir si no encontrás galletas en menos de tres segundos -le dije mientras me acercaba hacia la parte del mueble donde tenía almacenada galletas de muchos sabores para convidar a las visitas.
-Perdón, estoy nervioso. Tenemos que hacer un trabajo en grupo para historia, y la profesora nos obligó a hacer grupo con Luciano, Mica y Sara... Sara es muy inteligente y siempre me pone nervioso cuando me habla parece que me analizara hasta la médula.
-Ajá -dije tratando de no reírme de mi hermano menor que se ponía nervioso por una chica- o sea que le tenés miedo.
-No. no es eso...-dijo mientras sacudía la cabeza- es que...
-Ella te gusta -lo corté, haciéndole saber que lo había entendido.
-¡¿Qué!? No, no para nada -me respondió rápidamente asustado. Yo sólo me reí.
-No pasa nada, es normal que te guste una chica y que te asuste al mismo tiempo. Disimulá que te ponés nervioso y animate a hablar, las chicas no mordemos -añadí guiñándole un ojo.
-Vos sí -me miró acusadoramente. Después tomó un respiro profundo y juntando todo su coraje se dirigió hacia la sala junto a sus compañeros con bandejas llenas de galletas.
Yo fui detrás de él llevando una jarra de jugo y cinco vasos, que deposité en una de las mesas, traté de mirar con disimulo a las invitadas que estaban junto con mis hermanos, una de ellas era rubia, los cabellos rizados le llegaban hasta la cintura; la otra chica tenía los cabellos rojos brillantes recogidos en una cola de caballo. No pude mirarles las caras porque estaban concentradas en unos libros que ya habían abierto sobre la mesa más próxima, además Nahúm me hacía señas para que me vaya.
Me encogí de los hombros fingiendo inocencia, pero lo mismo me retiré del lugar. Tampoco tenía planeado quedarme allí como un guardia de seguridad vigilándolos.
Como ya había terminado con lo que estaba haciendo en la cocina, subí a las habitaciones, tal vez Alai y Teo estaban viendo una peli, me uniría a ellos. Eliel dormía tranquilamente en el patio trasero en una hamaca paraguaya que colgaba de las columnas de la galería.
-¿Qué ven? -les pregunté mientras entraba en la habitación Eliel y me acomodaba en el sillón junto a ellos.
-Los jóvenes titanes -dijo Alai, Teo estaba muy concentrado como para responderme, es más creo que ni siquiera me había escuchado-, le tocaba elegir a Teo -suspiró con resignación.
-Gracias -le susurré mientras le daba un beso en la frente.
Me quedé con ellos dispuesta a pasar un rato junto a mis hermanos más pequeños. La verdad no me atraía mucho ver la serie animada, pronto dejé de prestar atención a lo que pasaba en la pantalla y me retraje en mis pensamientos.
Alai me sacó de mis cavilaciones quince minutos después, el tiempo se me había pasado muy rápido, no me di cuenta de que la serie había terminado, hasta que escuché la canción final y vi los créditos.
-Vamos a la cocina, tengo mucha hambre -me dice perezosamente.
-¡¿Hambre!? Te acabás de terminar un paquete de galletas sola, no podés tener hambre -le dije para molestarla.
-Yo siempre tengo hambre, en serio debería darte vergüenza decirte ser mi hermana y no conocerme lo mínimo para saber lo más elemental de mí -dijo fingiendo indignación.
-Quiero licuado de frutilla -saltó Teo , levantándose del sillón y se dirigió hacia la puerta , nosotras dos nos encogimos de hombros y lo seguimos escaleras abajo.
Desde la cocina vimos que Eliel seguía durmiendo plácidamente en la hamaca paraguaya, el sol que le daba de lleno en la cara parecía no molestarle para nada.
Tratamos de ser lo más silenciosos posibles, para no molestar el ambiente de concentración que flotaba desde la sala de estar, donde solo se escuchaban algunos susurros y el movimiento de los papeles y las hojas de los libros. Alaí se había ido a buscar menta en las macetas de la galería para prepararse un té, mientras Teo y yo cortábamos las frutillas para hacer el licuado y decorábamos el cheesecake que íbamos a comer, sí somos muy golosos.
Estábamos concentrados y disfrutando del silencio y la paz hasta que escuchamos voces acaloradas que venía del pasillo que llevaba a la galería y al baño de servicio. Le hice señas a Teo para que se quedase en la cocina mientras yo iba a ver qué estaba pasando.
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I'm back baby!
Me encantaría tener un Joey en mi vida, ustedes no? io sé que zí
Dejen su amor (o su odio) en forma de comentarios y votos, su humilde servidora se los agradecerá dedicándoles un capítulo ;)..les pagaría, pero la mafia aún no me paga... Por favor no le digan eso a mi abuelita.
Nos leemos pronto xD
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Juntos Eternamente
Ficção AdolescenteEsta es una historia de amor. Elaine le prometió a su madre que sus hermanos y ella estarían siempre juntos, pero la vida le va a demostrar que mantener esa promesa es difícil, deberá enfrentar muchas pruebas para mantener su palabra. A medida que s...