Ella dejó escapar un suspiro.
-A mí no. A pesar de lo que dicen, no quieren contratar a una madre soltera. No lo dicen en voz alta, claro, pero les preocupa que pidas días libres para cuidar de tu hijo... Estoy segura de que ése ha sido el problema.
-Bueno, en tu currículum dice que eres madre soltera, de modo que en Ideas Bárbaras ya lo saben. Y, sin embargo, quieren entrevistarte el lunes. Además, llevas a tu hija a una guardería, ¿no?
-Sí, pero...
-Pero nada. Tus circunstancias no son diferentes de las de una mujer casada. Lo que cuenta para Ideas Bárbaras es tu talento y tu capacidad profesional. Impresiónalos y el trabajo es tuyo.
Amanda tuvo que hacer un esfuerzo para no emocionarse. Había pasado por eso muchas veces y, al final, siempre se llevaba una tremenda desilusión.
-Hablas como si ya estuviera contratada. Pero hay otro candidato, ¿no?
-Pues... sí.
-Y supongo que está tan cualificado como yo.
-Pues... sí y no.
-¿Qué quieres decir?
-Nada. Sería muy poco profesional por mi parte decir algo negativo de una cliente -contestó Nicolas. «Una». De modo que era una mujer-. Pero déjame aconsejarte sobre lo que debes llevar a la entrevista: nada demasiado llamativo ni demasiado moderno. Podrías pensar que para una entrevista en Ideas Bárbaras debes ponerte algo muy moderno... pero te aseguro que tendrás más posibilidades si llevas algo más normal.
-¿Un traje de chaqueta, por ejemplo?
-No, demasiado formal. En estas circunstancias, yo sugiero algo más sencillo.
-¿Unos vaqueros? Tengo unos nuevos. Podría ponérmelos con una camisa blanca y una chaqueta.
-Ah, perfecto.
-Y podría hacerme un moño... ¿me maquillo?
-No mucho.
-Muy bien.
Amanda imaginó que la otra candidata debía ser una chica llamativa, que intentaba vender su atractivo sexual. Nada raro en el mundo de la publicidad. Quizá ahora que Harry Wilde había pasado de playboy a hombre casado quería ir sobre seguro. Y quizá Nicolas le estaba aconsejando que el tipo de mujer fatal no sería buena idea.
-¿Alguna cosa más?
-No. Sé tú misma y seguro que todo saldrá bien.
-Gracias por todo.
-De nada. Lo único que siento es no haber encontrado antes un empleo para ti.
-Pero si aún no me lo han dado.
-Te lo darán.
Ojalá pudiera tener tanta confianza, pensó ella, pero la vida le había enseñado a no hacerse ilusiones.
-Tengo una llamada por la otra línea, Amanda. Buena suerte para el lunes.
Ella se percató entonces de que había dejado sola a Emily en el jardín. Y su corazón dio un vuelco, como el corazón de todas las madres.
Aunque era una niña muy tranquila; no se subía a los árboles, no rompía cosas y le gustaba jugar tranquilamente con sus muñecas. No se parecía nada a su padre. Para empezar, era mucho más lista.
Aun así, Amanda salió corriendo al jardín. Y, como casi siempre, descubrió a Emily jugando bajo la higuera. Era su casita y cada espacio entre las raíces del viejo árbol, las habitaciones. Su hija podía estar horas jugando allí.
ESTÁS LEYENDO
El Regalo Ideal
RomanceNo siempre lo material es el mejor regalo y no hay nada más hermoso que dar sin necesidad de recibir algo.