▪Capítulo 13

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[Este capítulo es dedicado a una fiel lectora mía: Chuulii. Muchas gracias por todo tu apoyo. Significa mucho para mí. También gracias a todos por ser tan pacientes conmigo.]

Desperté envuelta en un mar de sudor. Las lágrimas brotaban de mis ojos con tanta fuerza que era imposible retenerlas. Mi cuerpo estaba temblando y mi estado de ánimo iba en picado.

¿Aquello de Festus cayendo había sido real? No podía, simplemente, no era así. Ėl esta bien. Me aferre a eso todo lo posible, de lo contrario apuesto a que ya lo sabría. Las malas noticias siempre son más rápidas que las buenas. ¿No es así?

Controle mi respiración y poco a poco fui recuperando la compostura. Decidí que no me quedaría en cama por más tiempo, necesitaba volver a mi rutina. Ser pretora no es tarea fácil y es algo en lo que necesito concentrarme de inmediato.

Salí de mi habitación y me dispuse a hacer cualquier cosa para distraerme de todo lo que ha pasado en mi vida últimamente. Caminaba sin rumbo alguno por el Campamento. Mi mirada no iba dirigida a nada en particular, solo veía el suelo como punto fijo. Llegué a las orillas del río Tiber y me senté ahí.

—¿Por qué tan sola?—Me sobresalté al escuchar una voz detrás de mi. Me gire para encontrarme con Nico Di Angelo. Le sonreí.
—¿Qué haces aquí?
—Will ha pensado que el mejor lugar para ayudar a su padre es aquí.
—¿Por qué sería así?
—Porque aquí están los libros y Ella. Además de que Apolo le ha pedido especialmente que cuide de ti.

No sabía como sentirme, si feliz por la atención de Apolo o enojada por su falta de desconfianza ante no saber cómo cuidarme yo misma.

—Así que Reyna, ¿qué pasa realmente?
—No se ha que te refieres—Nico me dio una sonrisa torcida.
—A ti y a Apolo por supuesto— Suspire exasperada.
—Él y yo estamos bien.
—Claro. Esos ojos rojos y esas ojeras lo demuestran.
—¿Crees que regrese?—Le dije mientras ponía mi mirada en el hermoso cielo azul.
—¿A ti que te dijo?—Me contestó Nico.
—Que si.
—Entonces seguro que lo hará— Asentí, estar con Nico a mi lado me reconfortaba.

Desde que tuvimos la misión de regresar a la Atenea Partenos, se había convertido en un gran amigo en el que podía confiar en toda clase de asuntos. Fue la primera persona a la que le confesé lo de mi padre y él me comprendió y me dio su apoyo. Así que decidí abrirme una vez más con él acerca de mis sentimientos con Apolo, le conté todo.

Cuando finalmente terminé el me abrazó y me dijo que todo estaría bien.  Nos quedamos viendo el cielo por unos instantes antes de que él volviera a hablar:

—¿Confías en Apolo, cierto?
—Por supuesto.
—¿Qué piensas hacer ahora?
—Seguir con mis tareas, supongo.
—¿Por qué no nos ayudas a buscar respuesta Reyna? Así podrías distraerte un poco y ayudar a tu solecito— Me reí.
—Pensé que así le decías a Will— Nico me miró molesto pero luego soltó una carcajada.
—Entonces ¿nos ayudarás?
—Claro que sí.
—Bienvenida a bordo señorita, Arellano.

Después de terminar de hablar con Nico, él se fue a ver a Will y Rachel, le dije que mañana me reuniría con ellos para investigar un poco sobre eso, a pesar de que Nico no parecía conforme con mi respuesta accedió a dejarme libre hoy.

Me quedé sentada escuchando el sonido del agua. Sonreí ante el recuerdo de haberle pedido a Percy Jackson que se quedará en Campamento a mi lado como pretor antes de que el partiera a su misión junto con Frank y Hazel. Quien lo diría, antes daba todo por encontrar a un amor que pudiera corresponderme y ahora que lo tenía, mi mundo parecía estar cayendo en pedazos con tan solo imaginármelo perdiéndolo.

¿Cómo estarás ahora, Apolo? Esa era lo única pregunta que me rodeaba la cabeza  y no podía ignorarla.

Deslice mi espada fuera de la funda y comencé a mandar mandobles a un ser invisible. Estuve así por un tiempo, practiqué todo tipo de movimientos con mi espada hasta que la noche cayó, estaba llena de sudor pero aún no quería ir a dormir, no sabía si Venus tenía planeado otra sorpresa esta noche por lo que me dirigí a los establos, pero no entre, solo me quede en la puerta escuchando mi respiración agitada.

Antes solía tener un pegaso pero  lamentablemente murió. Lo extrañaba, y mucho. Mi corazón estaba hecho un desastre y no sabía como seria capaz de soportar tanto dolor por más tiempo.

Llegue a la conclusión de que tenía que descansar, y enfrentarme a cualquier cosa que a Venus se le ocurriera. Tenía que hacerlo. Nuevamente me dirigí hacía mi dormitorio, decidida de que no me rendiría tan fácilmente.

Waiting For Superman (ReynaxApolo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora