Trastorno Bipolar.

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Aterrizamos rodeados de una adrenalina inexplicable y una tension que invadía nuestros cuerpos como si fuera algo común.

No tenía idea de donde estábamos, supuse que cerca de metrópolis, la ciudad que se veía a lo lejos definitivamente no era Gotham. Estábamos en un predio enorme,  el verde se podia ver por todos lados, solamente desaparecía cuando el río comenzaba a formar parte de la escena. Una casa enorme era el centro de atención para mis ojos ahora, era casi de en sueño.

-J....- Dije sin apartar mi vista de la enorme casa. -¿Que demonios es este lugar?-

J rió y negó con su cabeza, era un caso perdido.

-Esto, niña...- Se bajó del helicoptero al igual que yo y comenzamos a caminar hacia la casa. -Es lo único en toda mi vida que no robé y me pertenece.-

Fruncí mi ceño y lo mire confundida.

-¿Disculpa..?-

J me sonrío con una de sus sonrisas exageradamente fingidas y luego se puso serio. Muy serio.

-Esta casa pertenecía a mi padre.-

Mi corazón se detuvo por un segundo. Mis oídos casi que se abrieron 3 veces para corroborar que lo que escuche sea correcto.

"Padre".

¿Dijo "Padre"?

Lo miré mientras caminaba con mucha atención y el solo mantenía su vista hacia el frente tomándome con una mano la mía. ¿Por que tanto cariño de repente? ¿Por qué todo parecía tan normal? 

-¿De tu padre?- Pregunté intentando esconder el obvio interés que tenía sobre el tema. 

-Si- Giró sus ojos. -De ese maldito hijo de puta.- 

Se formó un pequeño silencio... tal vez de unos 5 o 10 segundos hasta que de mi boca surgieron las únicas palabras que pudieron liberarse. 

-¿Ahora es tuya?- 

-Lo único que se dignó a dejarme- Puso la clave de seguridad en la puerta. -Lo único ademas de unas hermosas cicatrices- 

Bajé la vista un poco apenada. No sabía si las cosas que me contaba Joker de su pasado eran de verdad, es decir, a veces recordaba las cosas de una manera y luego de otra, pero esta vez lo notaba mas sincero y serio. 

En cuanto la puerta se abrió, entró en mi cuerpo un aroma casi tan delicioso como el que recibía cada vez que entraba a la casa de verano de mi abuela. Un aroma a casa nueva, a aire fresco. Era casi como si pudieras oler el aroma de las fotografías de las publicidades de navidad, esas donde todos están felices y nadie tiene ningún problema en su cabeza. 

Los pisos de madera abundaban en toda la casa y combinaban a la perfección con los muebles de diseñador, las chimeneas encendidas y los techos altísimos. Una escalera gigante te invitaba a pasar a la planta superior de la casa, casi como si te estuviera persuadiendo a subir. 

-Este lugar es hermoso J..- Confesé sin dejar de mirar hacia todos los rincones de la casa.

J cerró la puerta y caminó hasta la cocina como si yo supiera donde se encontraba todo y a donde seguirlo. 

Lo perseguí como pude y cuando entramos a la enorme cocina lo vi sirviendose una copa de vino. Me apoyé en el marco de la puerta y crucé mis brazos. 

-¿Y estamos aquí porque...?- Levanté una ceja. 

-Porque se me dió la gana- Tomó vino y me miró. -No tengo porque darte explicaciones de lo hago o dejo de hacer.- 

Suspiré y gire mis ojos. 

-¿Ya vas a empezar con tu cambio de humor?- Me acerqué a el. -Estabas bien, ¿Que te molestó?- 

-Me molesta que preguntes tantas cosas- Se terminó la copa y se sirvió mas. 

-Te pregunté lo de tu padre por que tu..-

-No hables de mi padre- Me penetró con su mirada llena de fuerza y odio. 

-Tu fuiste el que trajo el tema Jack.- Le respondí enojada. 

-¡No me digas Jack!-

Su tono de voz se elevó demasiado, mas de lo que mis sentidos se esperaban. Vi como alzó su mano y sentí un fuerte golpe en la mejilla, uno tan fuerte que casi me derriba al piso. 

Me sostuve como pude de la mesada y cerré mis ojos con fuerza, intentando volver a mi estabilidad. 

-¿Te crees inteligente eh?- Rió y terminó otra copa de Vino. -"Hablemos del maldito padre del Joker para que este se ponga sensible y se abra conmigo".- Soltó una carcajada y se terminó la botella de un solo trago. 

-No era mi intención y lo sabes...- Dije intentando normalizar mi ritmo cardiaco, mi respiración y mi estabilidad. 

-No era tu intención- Rió. -No era tu intención...- 

Arrojó la botella contra la pared rompiéndola en miles de pedazos y me tomó de los brazos con agresividad.  Comenzó a llevarme hacia arriba muy agresivamente mientras le suplicaba que se detenga. 

-J- Contuve las lagrimas. -Espera, por favor, hablemos de esto, no era mi intención creí que tu...- 

-¿Que quieres saber sobre mi padre eh?- 

Abrió la puerta de una habitación y vi una cama enorme, realmente grande en una habitación del mismo tamaño con unas ventanas grandes y cortinas. 

Me arrojó boca abajo sobre la cama y tomó mi cabeza con fuerza para hablarme en el oído. 

-¿Quieres que te cuente como solía hervir el agua para que metiera mis dedos en ella? Uno por uno... uno por uno..-

-J- Dije desesperada.- Estas lastimándome, por favor detente- 

Sentí como se sacaba su cinturón para atarme las manos con el, con mucha fuerza, demasiada. Me quitó mi ropa rompiéndola, casi arrancándomela y lo mismo hizo el. 

Nuevamente, esa sensación apareció e invadió mi cuerpo, una sensación de... ¿Placer? ¿Miedo? ¿Que es lo que sentía? No temía por mi vida... de hecho ya había dejado de tener miedo, la piel fría de J hacía que el miedo se fuera y la excitación subiera. J hacía que pasaran cosas increíbles. 

-¿Quieres que te cuente como mi padre hacía estas cosas conmigo?- Dijo susurrándome en el oído mientras se preparaba para embestirme con todas sus fuerzas. 

Negué con mis ojos cerrados y de la nada, sin previo aviso, me embistió con tanta fuerza que su mano tuvo que tapar mi grito de... ¿Dolor..? O Placer. 

Si supiera que es lo que estaba sintiendo en este momento, todo sería mas fácil, todo sería mas sencillo... todo sería menos doloroso. 

Como siempre, fue tan fuerte y tan rápido y tan violento. Nadie hablaba, nadie emitía ningún sonido mas que el de la cama chocando contra el piso y mis gemidos. 

Cuando terminó, no hizo mas que salir de arriba mío desatarme las manos, ponerse un pantalón y salir de la habitación cerrando la puerta. 

Me dejó ahí... rendida... confundida y por sobretodas las cosas... triste, porqué sabía que dentro de un rato, iba a dejar que lo haga otra vez. 

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