Me quedé afuera de la casa sentado en el auto mirando con atención cada movimiento de autos o de personas. Solo estaba el auto de Nia en la entrada, el de sus padres no había llegado y no lo hizo durante toda la noche. No fui al club ni al casino ni a ninguno de los lugares a donde solía ir, solo me quedé mirando la casa desde mi auto con mis brazos cruzados mientras las voces se encargaban de quemarme la cabeza poco a poco.
La mataste. No. No la mataste J.
Claro que si, ahora podrás concentrarte en lo que de verdad necesitas.
No. No la mate, no la mate no la mate. Si la mataste te servirá de lección. No quiero una lección, quiero... quiero... yo no lo maté maldito.
¿Yo? ¿Yo soy el maldito? Tu mataste a Nia. NO ESTA MUERTA.
Por favor, basta.
Cerré los ojos y miré la hora, ya eran como las 7 de la mañana y nadie había llegado. 7:23 llegó una ambulancia. La bajaron en una camilla pero no pude ver nada de ella, sus madre bajó detrás de ella y a los 5 minutos el auto de su padre llegó. Estaba viva.
No la maté, no lo matamos. Si, esto solo lo estas imaginando, NO. Se que no estoy imaginándolo, sé que está viva. Maldito, cállate la boca.
Veía en mi telefono muchas llamadas de Frank y del resto del equipo, no sabían en donde estaba y la verdad no me importaba, que me esperen. Supe que durante el día no iba a poder verla, me quedé por el barrio y ví como Megan llego, otros amigos también fueron a verla, fue un a señora que supuse era su abuela o algún familiar de esos, idiotas e inservibles. Michael fue y se quedó un largo rato... contenía mis ganas de agarrar la maldita pistola y volarle la cabeza en mil pedazos.
¿Cuanto tiempo llevas aqui? No lo se, no me interesa.
¿Te sientes culpable? No.... No, lo merecía, lo merece... maldita niña...Basta, cállense todos.
Se hizo de noche, las 12 para ser preciso, hace mas de un día que estaba vigilando la casa, no iba a dejar nadie se metiera a la casa. Me bajé del auto y dí la vuelta por la casa como lo hice la última vez. Tenía que tener cuidado, sus padres estaban en casa y no tenía pensado volver a esa maldita celda... o matarlos. Trepé por el balcón y abrí la puerta con cuidado... todo estaba a oscuras. Cerré la puerta detrás de mí y guardé mi arma dentro de mi pantalón, prendí la luz, la ví. Estaba acostada en la cama y tapada. Tenía su muñeca vendada, muchas lastimaduras en la cara y un parche grande que cubría un costado de su frente. Su labio estaba algo partido y su cara era de cansancio. Abrió sus ojos en cuanto la luz le pegó en la cara y se la notaba algo confundida. Me paré a su lado abriendo mis brazos y sonriéndole como siempre
-Sorpresa- Dije y reí un poco.
Nia se recargó sobre sus codos acostada en la cama y me miró seria, intentó hacer una sonrisa pero fue muy falsa y con su vista baja. Un silencio se formó y giré mis ojos algo fastidiado
-¿Con que enojada?- Me encogí de hombros. -Bueno, no voy a estar rogándote-
Dije y me dí vuelta para caminar hasta la puerta. Sentí como volvía a acostarse quejándose un poco... no pude irme.
Vete. Vete y déjala, que se arregle sola. No... La esperé mucho tiempo como para irme ahora. VETE AHORA.
-No- Dije y me detuve.
Suspiré y giré para verla acostada, casi rendida. Los moretones que tenía en su cara y sus pequeñas cortaduras me generaban algo de... ¿Enojo?. Me senté en la cama a su lado sin mirarla a los ojos, no quería verla, no mas. Ella cerró sus ojos y se acurrucó en la cama.
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Property Of
Fiksi PenggemarA pesar de las razones obvias, Gotham siempre había parecido una ciudad normal en la vida de Nia, una chica de 18 años en su último año de secundaria. Su padre, un oficial importante en las fuerzas armadas de Gotham, trae a casa un nuevo prisionero:...