Te amo Te odio

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-Bueno- Dijo mama mientras terminaba de ponerme la venda en la muñeca. -Por lo menos ahora no tendras que ir a hacerme favores al banco- 

Me reí un poco sentada en la cama y negué. Era martes, no podía ir a la escuela aún por los dolores pero quería salir un poco. Me había puesto un vestido corto de color celeste y mi mochila negra cargaba todas mis cosas. 

-¿Segura que puedes manejar?- 

-Si mama- Le respondí algo fastidiada. -Estoy bien, solo tengo mi movilidad algo limitada- 

Ella me sonrió y acarició mi mejilla. 

-Maldito psicopata- Suspiró. -A veces me dan ganas de marcharme de esta maldita ciudad y que alguien lo mate de una vez- 

Sus palabras erizaron mi piel y me levanté de la cama antes de que siguiera hablando. Bajé las escaleras y luego de un rapido saludo me subí al auto. Cuando estaba ya a unas cuantas cuadras busqué en mi teléfono la dirección que J me había dado. No le creía mucho que fuera su departamento... ¿El Joker viviendo en un departamento? No lo creo. Al llegar ví un gran y lujoso edificio muy alto. Estacioné el auto y cuando entré a la recepción pregunte por Alfred Srom como J me dijo y me llevaron al Pent House del último piso, abrieron la puerta y entré. Pude ver un lugar muy moderno, demasiado diría yo, con ventanales gigantes que dejaban ver toda la ciudad, era hermoso. Había una cocina, una sala de estar, un televisor gigante y hasta incluso un jacuzzi. Las puertas se cerraron detrás de mí y caminé con suavidad. Ví algunas puertas pero no quise entrar en ninguna hasta que... vi la que parecía ser de una habitación... la habitación de J. Entré y escuchaba el agua caer en el baño, se estaba bañando. La cama era gigante, de verdad, muy grande y otros ventanales dejaban que la luz del día entrara y se reposara sobre las sabanas blancas de la cama deshecha. Dejé la mochila en un pequeño sofá y me recosté en la cama con delicadeza. Mi cuerpo me dolía mucho aún, en realidad tendría que estar en casa durmiendo, pero en cuanto J me dijo de venir, no lo dudé un segundo, quería verlo. 

Me quedé viendo la gran vista de la ciudad mientras reposaba mis manos sobre mi estomago hasta que el ruido del agua se detuvo. Miré hacia la puerta y luego de unos segundo, salió J. Obviamente no traía ropa puesta y solo tenía una toalla que lo cubría de la cintura para abajo. Lo miré con mi boca algo abierta y me sonrojé al instante. El levantó su ceja derecha. 

-¿Cuando llegaste?- Preguntó mientras se acercaba a mi 

-Hace... ¿5 minutos?- Dije y reí un poco. 

J me miró y sonrió para poner su mano en mi mejilla y acariciarla. Se acercó y beso mis labios con mucha fuerza... dios, eso si que me volvía loca. 

-¿Como te sientes?- Se separó y abrió su guarda ropas. 

-Regular- Respondí mientras me sentaba mejor en la cama. -Mis piernas me duele mucho- 

J se rió y sacó un pantalón el cual se puso de espaldas a mi. Tiró la toalla al piso y se recostó a mi lado en la cama para cargarse sobre sus codos. 

-¿Aquí es donde vives?- 

-No- Dijo con su cabello mojado mientras prendía el televisor. -Este será solamente nuestro punto de encuentro- 

-¿Mataste al dueño, verdad?- Dije seria

-No, lo compre a buena ley, hoy no estoy de humor para matar gente- 

Confirmo algo serio. De verdad estaba extraño... Pero era lógico, Batman lo había vencido otra vez ayer por la noche, fue toda una noticia en el periódico. Lentamente me puse sobre él y comencé a besar sus labios, sentía sus manos en mi cintura mientras yo bajaba los besos hacia su cuello. Me sostenía con fuerza, parecía como si me fuese a escapar de sus brazos, tranquilo J... no voy a hacerlo. 

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