11. ¿Yo, molesta?

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Suspiré mordiendo la pluma mientras pasaba la página del libro. Me encontraba en la biblioteca sacando varios apuntes que podría necesitar para el repaso que haría para estar preparada en los exámenes.

Mis clases ya habían terminado el día de hoy por lo que había decidido venir con Laney quien minutos antes ya se había ido a la ultima clase que tenía.

Dylan y Alex no se habían dejado ver en lo que llevaba el día; ni siquiera se aparecieron durante la hora del almuerzo; Pero aun así, ya sabía un poco el porqué.

No sabía cuanto tiempo había pasado, la mayoría de los que estaban en la biblioteca cuando llegué, ya no se encontraban.

El timbre que finalizaba las clases se hizo escuchar. Tallé mis ojos para luego cerrar los libros que se encontraban en la mesa; guardando las cosas me puse de pie tomando los libros dejándolos en sus estantes.

Fui con la bibliotecaria esperando a que me entregara mi tarjeta cuando por la ventana de la puerta encontré a alguien mirándome.

Fruncí el ceño alzándome un poco para ver mejor. Reí por lo bajo al ver como Dylan se agachaba tratando de ocultarse.

—Gracias, hasta luego —guarde mi tarjeta caminando hacia la puerta, viendo de vuelta otra cabeza asomándose por la ventana de ésta, quien rápidamente se volvió a esconder.

Empujando la puerta, salí. Encontrándome a Dylan y a Alex sentados en el piso, uno frente al otro jugando.

—Marinero que se fue a la mar y mar y mar, para ver lo que podía ver y ver y ver —ambos cantaban mientras chocaban sus manos al ritmo de la canción—. Y lo único que... O Mer, hola, no te habíamos visto —dijo Dylan mirandome al igual que Alex deteniendo aquel juego—. ¿Verdad Alex?

Él asintió poniéndose de pié al igual que Dylan.

—Oh, claro, ya lo creo —comente sarcástica ajustándome la mochila para luego cruzarme de brazos sin dejar de verlos.

Ambos permanecieron frente a mi sin decir nada, parecían nerviosos moviendo el pie de un lado al otro y rascando su nuca constantemente.

Esto parecía, para mí, muy divertido.

—Y... Díganme chicos, donde estuvieron durante todo el día de hoy —pregunté simple—. O mejor dicho, donde estuvieron ayer por la noche.

Ambos se miraron ahora notándose más nerviosos.

Dylan carraspeó—. Pues ya sabes, estuvimos haciendo lo que todo chico guapo hace hoy en día.

Rodeé los ojos—. Oh ¿Enserio?

Alex asintió—. Si, y no, no nos referimos al striptease bailándole a señoras que dejan billetes en los calzoncillos.

—Oh si, definitivamente eso no —concordó Dylan haciendo una mueca.

Asentí—. Entonces estuvieron espiándome mientras estaba con James en el restaurante ¿O me equivoco?

Ambos se miraron y comenzaron a reírse.

Par de falsos.

—Como puedes decir eso —dijo Alex negando.

—Si —Dylan negaba mirándome—. Nosotros no estuvimos ahí, ni que nos hubiéramos vestido de la versión pirata de Mario y Luigi y los hubiéramos espiado.

Levante una ceja. Dylan palideció y Alex nervioso le daba un manotazo en su cabeza.

—Estupido, asi nos vestimos —le murmuró Alex en su oído, aun así logrando escuchar.

The Perfect Boy » Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora