Extra 1.

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Siendo sincera, jamás me había pasado por la mente el que algún día, mi mejor amigo y yo llegáramos a tener una relación más que solo amistad. Tampoco me había imaginado el que me llegase a mudar con él, pero ahora, todo aquello que no me había imaginado en el pasado, lo estaba viendo en el presente.

Días después de la graduación, Dylan y su familia habían llegado a casa ya que mi madre los había invitado a una parrillada, donde Dylan, se había encargado de pedirles su aprobación sobre irnos a vivir juntos donde estaríamos más cerca de la universidad a la que iríamos.

Mentiría si no dijera que mi padre se había quedado sin expresión alguna durante varios segundos, mi madre con una sonrisa burlona mirándolo.

Luego de varios minutos, en los cuales parecía que Dylan había dejado de respirar, mis padres se dieron una mirada para luego sonreír, y asentir, Dylan sonriendo en ese instante.

Como todos los padres, los de Dylan y míos, comenzaron a decirnos los pros y los contras de vivir por si mismo, que debíamos hacer y que no, o al menos nos daban precauciones por si llegábamos a hacer algo o no.

Y ahora, todo eso lo llevaríamos a cabo dentro de unas horas.

—¿Está todo ya? —preguntó Dylan al momento en que subía la última de mis maletas.

—Si, es todo —respondí sonriendo.

Asintió cerrando la cajuela, para luego caminar hacia mí con una sonrisa de lado. Me tomó de la cadera con una de sus manos mientras que la otra la ponía en mi cara, haciendo que lo viera.

—¿Te encuentras bien? — preguntó, frunciendo el ceño mirando mi cara detenidamente.

Suspiré entrecortada, asintiendo al tiempo en que miraba a nuestros pies—. Es solo que, estoy un poco nerviosa —admití.

¿Quién no podría estar nerviosa? Sabiendo que por primera vez dejaría la casa de sus padres y se iría a vivir con su novio, quien además de eso, había sido el mejor amigo de uno, no sabiendo si todo esto había sido una buena decisión ¿Y si algo salía mal? ¿Si peleábamos y todo se arruinaba?

—Tranquila Mer, todo estará bien, será perfecto —dijo alzándome de la barbilla haciendo que lo mirara—. Haré lo que sea por que todo sea perfecto, aunque sinceramente, el simple hecho de estar contigo ya lo hace.

Sonrió, acariciando mi mejilla, sabiendo que ahora estaba enrojecida por lo que había dicho.

Asentí, acercándome a él para besar sus labios, pero eso no pasó ya que escuchamos como mi padre se aclaraba la garganta a lado de nosotros.

Lo miramos cruzado de brazos, tratando de mantener un semblante serio, algo que le estaba siendo imposible ya que una sonrisa burlona se hacía presente en su cara.

—¿Todo listo? —preguntó mi madre, ambos asintiendo—. Bueno, entonces creo que es hora de que se vayan —dijo con voz entrecortada, sin pensarlo me alejé de Dylan para abrazar a mi madre, quien comenzó a sollozar en mi hombro.

—Mamá, no llores, recuerda que seguiremos viniendo, no te vas a deshacer de mi tan pronto —dije acariciando su espalda.

—Yo pensé que por fin lo habíamos hecho —escuché a mi padre decir en tono de burla, a lo que Dylan comenzó a reír junto con él.

Mi madre se alejó dándole un manotazo a mi padre en su pecho—. No seas así, es solo que no puedo creer que hayas crecido tan rápido.

Sonreí enternecida acercándome a mi padre para abrazarlo, Dylan abrazando ahora a mi madre.

—Te vamos a extrañar —murmuró, besando mi frente.

—Y yo —respondí, sonriendo al momento en que me alejaba.

—Recuerden, dormirán en habitaciones separadas, y si no, que él duerma en el piso —dijo divertido pero mirando a Dylan, quien asintió.

—Bueno, es hora de irnos —dijo Dylan, tomando mi mano.

Mis padres asintieron sonrientes—. Nos llaman cuando lleguen —dijo mi madre a lo cual asentí.

Nos volvimos a despedir, para luego subir al auto. Dylan cerró mi puerta, rodeando el auto subió al lado del conductor, encendiendo el auto.

Volvimos a despedirnos al momento en que Dylan comenzaba a arrancar, manejando hacia la dirección que nos llevaría a nuestro nuevo hogar.

Suspiré nerviosa mirando por la ventana, cuando sentí la mano de Dylan tomar la mía entrelazando nuestros dedos. Lo miré, él sonrió mirándome dando un guiño en mi dirección volviendo a ver hacia el frente.

Haríamos dos horas hasta llegar a nuestro destino, el camino que ya llevábamos la habíamos pasado platicando, cantando las canciones que pasaban en la radio, o solamente escuchando las canciones sin decir nada.

Comenzaba a atardecer, mis ojos comenzaban a sentirse un poco pesados cuando sentí que el carro dejaba de andar, haciéndome despertar por completo.

Miré el lugar en que estábamos, un local de comida mexicana se dejaba ver al frente, todo lleno de luces neón con diferentes dibujos y artículos decoraban el lugar, música se escuchaba hasta donde estábamos.

Volteé a ver a Dylan quien se quitaba el cinturón—. Vamos a comer —fue lo único que dijo antes de salir del auto. Desabroche mi cinturón al momento en que Dylan abría la puerta de mi lado, tendiéndome la mano la cual tomé, ayudándome a salir.

Cerró el auto para luego comenzar a caminar hacia la entrada del lugar.

—Jamás había visto este lugar —comenté, mirando ahora el lugar por dentro, todo siendo llamativo y lleno de vibra.

—Es nuevo, fue abierto un día antes de la graduación —dijo sonriéndome.

Caminamos hacia una mesa, nos sentamos uno frente al otro al momento en que un mesero dejaba la carta, agradeciéndole comencé a leer.

—¿Qué vas a pedir? —pregunté, aún mirando la carta.

—Creo que unos tacos, y un mole, y tal vez unas enchiladas —respondió, haciéndome reír—. ¿Qué? Tengo hambre —dijo divertido dejando la carta en la mesa—. Tú qué pedirás —preguntó, recargándose en el asiento cruzándose de brazos, no dejando de mirarme.

Dejé la carta en la mesa—. Creo que unos tacos, y si quiero algo más robaré un poco de lo tuyo —dije sonriendo divertida moviendo mis cejas en un modo seductor, o al menos eso intentaba ya que Dylan comenzó a reír.

El mesero volvió, tomando nuestra orden, se volvió a ir, ahora esperando por nuestra comida.

Me recargue en mis brazos los cuales apoyaba en la mesa, comenzando a ver el lugar. La música se escuchaba, las personas platicando animadamente, las diferentes luces que iluminaban el lugar y los objetos típicos, hacían ver irreal todo el lugar, podías sentir la alegría que emanaba desde el momento en que entrabas.

No sabía cuánto tiempo había permanecido viendo el lugar, hasta que capté a Dylan mirándome detenidamente, no alejando su mirada en ningún momento.

—Que pasa — dije, recargándome en mi asiento.

Sonrió de lado, se pasó una mano por su cabello antes de apoyar sus brazos en la mesa, inclinándose un poco, haciendo que la camisa se apretara un poco más en sus brazos, algo que comenzaba a dejarme sin habla.

—Eres muy hermosa ¿Lo sabías? —fue lo único que dijo, haciendo que comenzara a sentir mi cara calentarse.

Ni siquiera me dejó responder ya que dijo:—. ¿Porqué estás tan callada? —preguntó.

Había creído que no lo había notado, hasta ahora, y hubiera deseado que no lo hubiera notado para así no tener que explicarme. Estaba nerviosa, más que nerviosa podría admitir, desde que habíamos comenzado el camino, mis nerviosa habían aumentado con solo el pensar que desde ahora, viviría con él. No era que no quisiera, sino que el pensar que ahora estaría más tiempo con él, y solos, me ponía nerviosa y a pensar en lo que podría pasar ahora que estaríamos viviendo juntos, y solos.

Iba a responder pero el mesero llegó en ese momento con nuestro pedido, ambos dejando el tema para comenzar a comer, pasando el rato entre pláticas y risas burlonas.

Pasamos todo el rato amenamente, al terminar pagamos y agradecimos por el servicio para luego salir del lugar y volver a tomar el camino hacia el lugar en que viviríamos.

No pasó ni media hora cuando ya habíamos llegado al lugar.

Un lado de la calle era lleno solamente por diferentes árboles, mientras que en el otro, habían edificios que parecían ser antiguos, dando la imagen de tener aspecto rústico pero con un toque de elegancia y modernidad.

Dylan estacionó el auto fuera de uno, quitó las llaves y desabrochó su cinturón volviéndose a mi para verme con una sonrisa—. Llegamos.

Dicho eso ambos bajamos, yendo por las cosas bajando cada una de ellas. Con cosas en nuestros brazos caminamos a la entrada, Dylan sacó las llaves abriendo la puerta, encendió la luz dejándome ver el lugar decorado de una manera tan moderna pero con un toque hogareño, los muebles eran de tonos que hacían contraste con el lugar.

Dejé las maletas en el piso mirando a Dylan—. No sabía que ya estaba decorado.

Sonrió, dejando las cosas al igual que yo, arrojando las llaves en una mesita al lado de la puerta—. Digamos que, este departamento era mío —fruncí el ceño sin entender—. Todo chico hoy en día tiene un departamento para si solo, y bueno, yo no me quedé atrás, no solía venir mucho hasta ahora —respondió, iba a preguntar algo pero él pareció saberlo—. Jamás te lo dije porque, bueno, quería un espacio para mí sólo, sin que nadie supiera, hasta ahora —dijo, sonriendo se acercó a mí, tomando mi cara entre sus manos—. Ahora es de nosotros —dicho eso dejó un beso en mis labios—. Voy por las demás cosas, ve a ver —sonriéndome se alejo saliendo del lugar.

Miré el lugar, cada vez gustándome más. Estaba en la cocina bebiendo un poco de agua cuando Dylan entró, me miró sonriendo.

Dejé el vaso en la mesa sonriéndole de vuelta—. Me gusta el lugar.

—Me alegra que te guste —se acercó, dejando un beso en mi frente.

—Has estado muy amoroso el día de hoy —dije divertida, lavando el vaso para dejarlo en su lugar.

Lo escuché reír para verlo encogerse de hombros—. Es tu culpa —guiñó el ojo—. Iré a tomar una ducha.

Asentí—. Yo llamaré a mamá —sonrió saliendo de la cocina. Tomé el celular marcando el número, comenzando a hablar con mi madre, avisándole que ya habíamos llegado y platicando un poco de otras cosas también. Terminando de hablar, subí al cuarto, viendo que la mochila con mi ropa ya se encontraba ahí. Comencé a sacar la ropa acomodándola en un lugar del clóset, tomando aquella que me pondría para dormir.

La regadera dejó de escucharse, segundos después Dylan salió. Lo miré, usaba solo un pantalón de algodón, sin camisa, ya que aún no se la ponía, su cabello aún húmedo haciendo que varias gotas cayeran en su cuerpo.

En este momento comenzaba a sentirme como todas aquellas chicas que no dejaban de verlo durante las clases.

—Mer —le oí decir, saliendo de mi trance lo vi con una sonrisa burlona—. Traes un poco de baba —dijo divertido.

Lo miré mal —Ugh, cállate, tomaré una ducha —dije entrando al baño rápidamente, no esperando si llegaba a decir uno de sus comentarios o no, su risa era lo único que logré escuchar.

No pasó tanto tiempo cuando terminé, me vestí con mi pijama, cepille mis dientes, terminando me miré al espejo antes de salir, notando mis mejillas sonrojadas, no solo por la ducha, sino por lo nerviosa que estaba, al pensar que por primera vez, dormiría con Dylan.

Solo esperaba que no le molestarán mis patadas o ronquidos al dormir.

Salí de ahí, apagando la luz y cerrando la puerta. Dylan se encontraba acostado, abrió los ojos al escucharme salir, regalándome una de sus sonrisas, a lo cual respondí.
Se enderezó poniéndose de pie, acercándose a mí hasta quedar en frente.

Lo miré sonriendo—. Eres hermosa —dijo.

—Ya lo habías dicho —dije divertida, se encogió de hombros.

—Lo sé, y lo seguiré diciendo.

Se acercó juntando nuestros labios comenzando a besarme, sonreí nerviosa entre él, rodeando su cuello con mis brazos.

Sentí sus brazos acercándome a él, no dejando ningún espacio entre ambos. Lo oí gruñir entre el beso el cual se fue haciendo cada vez más rápido, se alejó rompiendo el beso, solo juntando nuestras frentes.

—Lo siento, me dejé llevar —dijo con voz entrecortada, haciéndome reír bajo.

Lo miré, sus ojos con un brillo que no dejaban de verme, no pudiendo creer que un chico como él estuviera ahora conmigo.

Dejando los nervios atrás me acerqué para dejar un beso en sus labios—. No pasa nada si te dejas llevar —dije mirándolo sincera.

Frunció el ceño mirándome, no pareciendo entender, pero no tardo mucho cuando una sonrisa apareció en su cara.

Me acercó más a él no dejando de verme, con una sonrisa dijo:—. Bienvenida a casa.

Dicho eso volvió a besarme, soltando risas por parte de ambos, esperando la larga noche que se vendría, ahora estando en casa.


N/a: ¡Hello! Aquí está el primer extra, no quería que fuera tan largo pero aquí está, espero les guste y bueno, gracias de nuevo en verdad por haber leído de toda esta pequeña historia, gracias infinitas. Nos leemos luego, chau.

The Perfect Boy » Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora