9. Cuando la noche cambia.

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Tarareaba una de las canciones del momento moviendo mis dedos sobre el volante al ritmo de la música al momento en que veía salir a Dylan de su casa.

Me había pedido que como la gran amiga que era pasara por él para ir a la escuela, ya que su auto estaría dentro de dos días no queriendo molestar a Alex sabiendo que a estas horas él aun no estaría despierto para llegar a clases, y además de eso ya no quería molestar a su madre para que lo trajera.

Agregándole también que eso le quitaba un poco de atractivo y su faceta de chico macho pecho peludo quedaría un tanto mal con las chicas.

De nuevo, palabras de él, no mías.

Mire a Dylan acercarse, y aunque estuviéramos un tanto alejados, se le notaban las pequeñas marcas que la almohada había dejado en su mejilla.

Reí divertida viendo a Dylan subir al auto.

— ¿Por qué ríes?— preguntó levantando una ceja mientras se ponía el cinturón de seguridad.

Negué aun divertida comenzando a manejar hacia la escuela deseando a que aquellas marcas quedaran aun para cuando ya hubiéramos llegado y todos pudieran verlo.

—Por nada.

Dylan rodó los ojos negando acomodándose su gorra de los Mets—. Chicas, nadie las entiende.

—Yo creí que Dylan O'brien era el único chico que podía entender a las chicas —dije divertida.

—Bueno, entonces a la única que nunca entenderé será a ti, como dije eres un bicho raro —comentó con una sonrisa divertida en su cara a lo cual solo negué mirando al frente.

—Por cierto, buenos días —añadí sonriendo.

—Buenos días para ti también Mer — contestó—. Oh, y aunque quieras, no te daré beso de los buenos días porque tu no quisiste dármelo el día pasado —respondió con un tono de diversión en su voz.

Fingí un puchero para luego mirarlo un poco —. No sabes cuánto me duele el que me hagas eso —respondí divertida.

—Sufre, hay otras chicas que sin duda nunca me los negaran —sonrió divertido causando lo mismo en mí.

—Es broma —dicho eso se acercó dejando un beso en mi mejilla—. Jamás te haría sufrir—comentó; me gire a verlo recibiendo un guiño de su parte con una sonrisa coqueta.

Sonreí divertida negando volviendo la vista al frente—. No sabes cuánto te lo agradezco— dije sarcástica causando una risa por su parte.

Miré a Dylan encogerse de hombros para luego estirar su brazo para comenzar a cambiar de estación tal y como siempre lo hacía; dejándome a un Dylan cantando durante el resto del camino hacia la escuela, algo que sin duda alguna todas las chicas pagarían por ver.

No habíamos tardado mucho en llegar, aun nos quedaban quince minutos de sobra, algo que ayudaba muy bien a Dylan.

Estacioné el auto para luego apagarlo. Tomando mi mochila del asiento trasero abrí la puerta bajando del auto, Dylan haciendo lo mismo.

—Muchas gracias por haberme traído, desde ahora serás mi chofer favorita —miré a Dylan con una ceja levantada a lo cual él alzo sus manos en signo de rendición—. Solo era una broma.

—Eso pensé —comenté con una sonrisa burlona mientras caminábamos hacia la entrada—. Oh, por cierto, tengo una idea para tu cita con Jane.

Dylan asintió mirándome para que prosiguiera.

The Perfect Boy » Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora