Treinta y dos

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Riker Lynch

Pagué el taxi, baje las maletas para dirigirme a la casa, mire que un auto negro estaba estacionado enfrente, negué con la cabeza saque las llaves.

«¿Quien eres?» pense mientras dejaba las maletas en la entrada de la casa, frote mis manos al escuchar unas risas en la cocina «vamos no pienses mal» me dije a mi mismo para colocarme a la par de la puerta que daba hacia la cocina, no se había dado cuenta de mi presencia eso si me dolió.

— No lo creo— escuche su risa «concentrate»— De acuerdo Chad... creo que el ambiente se esta poniendo tenso ¿Podriamos terminar el trabajo mañana?— sugirió— Tengo que llamar a Riker para saludarlo.

— Pero podría esperar... ¿Tu casa esta sola, no?.

¿Que mierda se creía?

— Estaba— sonrei caminando hacia ella y pasando un brazo sobre sus hombros, me miro espantada ¿Que hacia yo ahi? O si marcando territorio.

— ¿Tú quien mierda eres?— bufo el chico dejando su cuaderno en la mesa, reí, tenía que controlarme si no podria matarlo de un golpe, la mire de reojo esta rio disimuladamente, no era el unico en pensar eso— ¡Sueltala! Ahora te pido cordialmente que te retires de la casa si no quieres que llame a la policía.

— Hey Chad... tranquilo— Dijo ella caminando hacia el, la detuve tomandola de la cintura para apegarla a mi, me miro mal— El es Riker Lynch... mi novio.

— ¿Qué?— fue lo unico que dijo— Pero me dijiste que el no regresaba en unos días— dijo mientras apretaba sus puños— Siento tratarte asi— bajo la mirada, reí— Me voy— susurro tomando sus cuadernos.

— Te acompañó.

— ¿Sabes la salida, no?— bufe tomando su barbilla con mi mano y acercándome a su rostro— ¿Me extrañaste?— susurre para juntar mis labios con los de ella.

Chad los miraba sorprendidos, sabia que no tenia una oportunidad con ella pero queria intentar y el no es de las personas que se rinden sonrio para caminar hacia fuera.

Sonreí contra sus labios al sentir unos pasos alejarse luego de eso la puerta cerrar estamos solos.

Sonrei separandome de ella, ella me miro mal como que si hubiera hecho algo malo, suspire ¿Ahora que haría?.

— No me avisaste que vendrías— susurro separandose de mi y recogiendo los vasos que hace unos minutos habían usado «ahora odiaba esos vasos» bien exageraba pero no podia con lo que sentia celos.

Muchos celos.

¡Sorpresa!— grite, negó con la cabeza— O vamos mi amor no fue nada.

— Riker— la mire— ¿No fue nada? Lo echaste de la casa— grito, rode los ojos— Y... sonríes contra mis labios con el descaro de verlo mirarnos mientras nos besamos, no, ademas ¿Tu no regresabas en unos dias? ya veo que no le equivoqué en dudar en tus palabras «no me enojare»— dijo dejando un lapiz a un lado, reí — ¿De que te ries?— dijo mientras caminaba hacia la sala, la seguí.

— Me encanta que te enojes— sonrei, me volteo a ver, sonrei mostrando mis dientes— Se que te dije que no estaba enojado pero lo estaba— reí— Vamos no te enojes, viste me queria pegar, que imbécil.

— Claramente tu lo matarias con un golpe— asenti, ella rio sentandose en el sofa— Ve a arreglar tu ropa— dijo tomando el control remoto, negué quitandoselo de la mano— ¿Qué?.

Me gustas, Ross.  ➸Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora